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27/10/2014 By Julia Bernal Deja un comentario

Video testimonio: Grupo de Coaching para #mamasenduelo


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mamasendueloA

 Un grupo que ya ha cambiado vidas.

Que ha ayudado y sigue ayudando a cambiar el camino para transitar el duelo a las mujeres que participan en él, que da la fuerza que necesitas para avanzar y seguir transitando el duelo con el apoyo de un Coach y del grupo, un camino que transforma, que empodera…

 

 

Hoy queremos traerte parte de lo que hemos compartido estos meses, rescuerdos, fotografías, testimonios…

Nuestras almas sintetizadas en un video de poco más de 5 minutos:

Si tu al igual que ellas también acabas de sufrir una pérdida durante tu embarazo o tras el parto, si no sabes como afrontar tu dolor, si a pesar del tiempo sigues sin ver la luz al final del túnel, este es tu grupo.

 

Únete a nuestro Programa de Coaching Grupal on line Mamás en duelo.

Iniciamos grupo todos los meses el día 1.

Descubre toda la información aquí.

 

Dentro de nuestra oferta formativa tenemos un curso gratuito para ti:

“¿Cómo afrontar estratégicamente un diagnóstico de malformación incompatible con la vida?”

Un video curso de 2 horas de duración que recibirás inmediatamente tras suscribirte a nuestra lista de correo en esta dirección

 

 

Formación en Duelo Gestacional y Perinatal

¿Te gustaría ser una experta en Duelo Gestacional y Perinatal?

¿Trabajas con embarazadas y te encuentras con temas relacionados con el duelo que no sabes cómo abordar?

¿Buscas una formación de calidad y totalmente on line?

Te invito a informarte sobre nuestra Formación on line en Duelo Gestacional y Perinatal.

Descubre todo lo que te podemos ofrecer.

El curso comenzó el 1 de octubre, pero aún hay plazas y hay una interesante propuesta de pagos para ti.

El plazo para apuntarse a esta edición finaliza el 31 de octubre.

 

 

Un abrazo

Julia Bernal

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Publicado en: Duelo gestacional y perinatal, Testimonios Etiquetado como: #mamásenduelo, duelo gestacional y perinatal, Nuestras alumnas, Post invitado, Testimonio

05/10/2014 By Monica 1 comentario

Sanación a través del duelo


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Sanación a través del duelo

Hoy quiero presentarte a Virginia de la Iglesia.

Hace poquito que nos conocemos pero me ha impresionado de forma muy positiva por sus conocimientos y su profesionalidad.

Le comenté si quería colaborar con un post en esta web y estoy realmente contenta con el resultado.

El resultado es el artículo que vas a leer a continuación y tú misma vas a descubrir por qué lo digo.

Virginia de la Iglesia es psicóloga, educadora infantil y es autora del blog PsicologiayConsciencia.com donde comparte herramientas para mejorar la calidad de las relaciones con uno mismo y con los demás. 

Te dejo con su artículo:

Tu mundo en pedazos

 

La pérdida de un bebe le hayamos conocido o no es sin duda la situación más desgarradora a la que una mujer puede enfrentarse porque literatamente le rompe interiormente.

Este suceso produce una gran escisión interna,

la vida te ha golpeado fuertemente y te encuentras

noqueada,

desorientada,

aturdida,

con las expectativas rotas y

con mucho dolor porque alguien quedo atrás y tú acompañada de tu inmenso dolor tienes que seguir adelante.

La pérdida golpea como un rayo que te atraviesa haciéndote replantear todos tus valores y quien eres realmente.

El duelo ante la pérdida es un proceso de recomposición, de unir todas las piezas internas y formar con ellas un tú que no había existido hasta el momento y eso es un abismo, da vértigo y produce una soledad aterradora.

Está claro que en un proceso de duelo una no se siente objetiva ni con muchas fuerzas para buscar recursos ante el dolor pero existen algunas actitudes sanadoras que podrán ayudarte en este proceso.

Actitudes Sanadoras

  1. El camino de las lágrimas

El duelo inicial ante todo es ÍNTIMO y a veces solitario, las personas más próximas pueden entender y empatizar con tu dolor pero eso es un consuelo a medias porque eres tú quien lo estás sintiendo, eres tú la que estás en agonía, eres tú la que te despiertas llorando por las noches, eres tú la que estás rota.

Tu pena es algo tan íntimo y profundo que solo puedes comprenderla tú y en la soledad de tu intimidad las lágrimas liberan al exterior esa pena, cada una de esas lágrimas es el bálsamo amortiguador que te devuelve poco a poco a la vida liberando parte de tu sufrimiento. Las lágrimas son tus primeras aliadas, te alientan y ayudan a mitigar  el dolor, la rabia y todo tipo de emociones encontradas.

Las lágrimas son el primer paso hacia la recomposición y hacia tu nueva integridad, y sólo tú sabes todo lo que necesitas llorar, no reprimas tu pena. A veces las lágrimas se desbordarán con facilidad y podrás pasarte días enteros llorando, a veces pasarán meses hasta que puedas derramar una sola lágrima pero cuando estas lleguen atreve a soltar, no retengas, no te escondas de tu pena.

Tu pena necesita ser vivida.

Mira a tu pena de frente, acógela.

Solo así, podrás liberarla.

  1. Acallar las palabras que duelen

El duelo es un proceso donde no te reconoces, te sientes vulnerable y especialmente sensible, deseas encerrarte en tu cueva para llorar tu pena, temes que cualquier gesto o palabra del exterior pueda ahondar aun más en tu herida.

Los familiares (independientemente de que sean más o menos cercanos) y amigos ante una situación de perdida pueden sentir dolor pero su grado de dolor no es el mismo que el tuyo, en muchas ocasiones querrán ayudarte con la mejor de sus intenciones y a través de sus palabras harán justo lo contario, si alguien te dice tonterías que te hacen sufrir ante una situación como esta tienes que aprender a protegerte.

duelo-apoyo

A veces el silencio acompaña más que la mejor de las palabras

 

Muchas veces estas palabras dolorosas vienen de personas que consciente o inconscientemente  rechazan el dolor y eso las puede volver insensibles ante este tipo de situaciones.

Quizá no quieran lastimarte pero con su actitud acabarán haciéndolo tarde o temprano.

Si hace poco que has tenido una pérdida te sentirás vulnerable, como de cristal y quizás no necesitas palabras de consuelo o aliento, al menos no ahora, la mayor parte no te van a servir y en el peor de los casos pueden lastimarte y enfurecerte, más bien necesitas estar sola en tu intimidad o al lado de alguien que sienta un profundo respeto por el dolor y sobre todo que no se asuste ante él.

El dolor es incómodo, todos los sabemos, pero quien puede acompañarte en esta etapa con su presencia más que con sus palabras se convertirá en tu  VERDADERO APOYO.

En estos momentos es vital expresar el dolor solos o en compañía, porque ahora dolor es lo que somos.

  1. Respeta como te sientes y date el tiempo que necesites

Los demás querrán que estés bien cuanto antes, incluso pueden llegar a presionarte, no comprenden que este es un proceso que no se puede forzar, sentirse mejor es un proceso paulatino y diferente en cada persona, querer estar bien de forma inmediata es ir contracorriente y eso solo alarga el duelo.

Si el exterior se hace muy duro, si las palabras no te consuelan, si te cargan de culpa o si se vuelven estacas que se clavan en tu herida tienes que protegerte poniendo distancia emocional y si es necesario distancia física con quien consideres, recuerda que el rechazo al dolor puede volver insensibles a determinadas personas y eso ahora a ti no te ayuda en absoluto.

En estos momentos puedes permitirte ser egoísta y no actuar por hipocresía, elige con quien realmente quieres compartir este proceso.

Quien en tu proceso prefiera ahogarse en tus lágrimas de dolor antes que en las risas de alegría de los demás, será la única compañía beneficiosa a tu lado.

  1. La red de apoyo

Con el paso del tiempo y superada la agonía y pena inicial una comienza poco a poco a abrirse, parece que empieza a existir vida ahí fuera y el mundo ya no se percibe tan hostil.

Aquí se puede hablar con más naturalidad de lo ocurrido y esta es una excelente forma de seguir integrando el dolor, ya puedes expresar y compartir verbalmente tu dolor con los demás de una forma más serena y sosegada.

Poner nombre y hablar del hijo fallecido es una forma de hacerle hueco en el sistema familiar para que ocupe el lugar que merece y le corresponde aunque no esté físicamente.

Buscar una red de apoyo de personas que hayan pasado por un proceso similar al tuyo hace que el duelo sea mucho más llevadero. Hablar de tu proceso en un ambiente seguro y protegido te abre ampliamente a un camino de aceptación.

Compartir experiencias comunes te ayudará a sentirte más comprendida, protegida y establecer lazos desde esa comprensión.

Esta red vinculante es verdaderamente sanadora.

  1. La importancia del ritual

Una pérdida es un hecho ineludible que nos acompañará siempre pero para sentirte en paz es importante poner un cierre metafórico.

Los actos simbólicos ayudan a concentrar la energía y reforzar la intención debido a su gran capacidad para movilizarnos pues hablan en términos que solo entiende el inconsciente y no nuestro pensamiento lógico, lineal y racional.

Esto se hace a través de los rituales.

Un ritual es un acto ceremonial e integrador con un enorme potencial sanador

Un ritual es un acto ceremonial e integrador con un enorme potencial sanador

 

Un ritual es un acto ceremonial e integrador con un enorme potencial sanador

Si nos has podido enterrar al ser que ha fallecido, siempre tienes la oportunidad de hacerlo de forma metafórica y para ello puedes utilizar herramientas u objetos que para ti tengan una vinculación con el bebe.

No hay una forma rígida de hacerlos, si es importante realizarlos desde el respeto y el sentimiento.

Quizás te apetezca escribirle una carta expresando todo tu sentimiento, luego puedes quemarla como símbolo de transformación.

El ritual es un tiempo y espacio sagrado donde puedes permitirte expresar a ese ser todo lo que deseas contarle y  no te has permitido hasta el momento, también puedes despedirte de él deseándole lo mejor y haciéndole saber que siempre tendrá un hueco en tu corazón.

 

Algo no volverá a ser igual

Está claro que cuando se produce una pérdida algo cambia en tu interior, no volverás a ser jamás quien eras.

Algo de ti se ha ido con ese ser y algo nuevo dentro de ti emergerá con fuerza, acógelo.

Ese es el regalo que te ofrece el ser que se fue y que ahora vive en ti.

 

Virginia de la Iglesia
PsicologiayConsciencia.com

 

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Publicado en: Duelo gestacional y perinatal, General Etiquetado como: duelo gestacional y perinatal, emociones, Post invitado, sanación

11/06/2014 By Monica 1 comentario

Mamis, bebés en camino y seguridad vial


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Mamis, bebés en camino y seguridad vialHoy os traigo un tema especial que pocas veces se tiene en cuenta: la seguridad al volante para mamás, especialmente para mamás embarazadas. Algo de lo que no se habla pero que puede ser crucial para la vida del bebé y de la madre en caso de accidente.

Aporta el artículo Evica, que quiere hacer con él un pequeño homenaje a su pequeño. Un artículo repleto de información y enlaces por si quieres ampliar el tema. 

 

No soy muy dada a escribir y en general no se me da bien. Por eso este mensaje no será ni bonito ni emocionante, pero es mi pequeña colaboración a todas las que hemos pasado por esto. Una aportación bastante atípica porque voy a hablar de algo que se obvia mucho y para lo que, cuando tienes dudas, cuesta encontrar respuestas.

Quiero dar las gracias a todos los que me han dado el empujón o material para escribir este artículo: el foro SUA y Circula Seguro, mi página de referencia sobre temas viales y a los que voy a hacer bastante referencia. Gracias a los participantes de estos dos sitios este artículo es posible: moderación y foreros de SUA y editores y comentaristas de Circula Seguro.

http://superandounaborto.foroactivo.com/ ***** http://www.circulaseguro.com/

Hoy habría sido mi FPP. Me despedí de mi bebé hace justo ocho meses y gran parte del tiempo lo he pasado buscando respuestas, explicaciones… que no convencen. Todas nos sabemos el sermón de memoria. Buscando la explicación por mi cuenta pensé que el desencadenante podía haber sido la conducción porque me toca conducir bastante habitualmente. Como no podía soportar la idea de que volviera a pasarme, decidí investigar y preguntar.

 

Todas nos encontramos lo mismo

Tanto si has pasado por este trago amarguísimo como si no, un día se te ocurre buscar información sobre conducción y embarazo, o mismamente sobre viajar y embarazo, y los consejos que te encuentras son pocos y bastante evidentes. Se centran en la comodidad y dan a entender que no hay riesgo. Te lo pintan de color de rosa y te quedas igual. Pero si has perdido algún hijo te das cuenta de que esos artículos están cojos porque no dicen qué pasa si hay riesgo, no encaran la realidad. Ya lo sabemos, la realidad es muy triste y casi nadie sabe cómo hablar del tema. Mejor no, pensamos, y así se perpetúa el tabú. Hay que empezar a llamar a las cosas por su nombre.

Fue una sorpresa encontrar precisamente en la página que tanto visito un artículo en el que sí que se ponía nombre a eso que nadie quería decir. Es un artículo muy somero pero no se limita a decir que no pongamos las cosas al fondo del maletero porque no las podremos sacar (como si en ese caso llegáramos para ponerlas).

http://www.circulaseguro.com/consejos-de-proteccion-para-mujeres-embarazadas/

Seguridad activa y seguridad pasiva

Son dos conceptos muy sencillos pero conviene diferenciarlos. Lo voy a hacer con dos máximas muy valiosas de dos editores de Circula Seguro.

Seguridad activa es todo lo que evita que se produzca un siniestro. Puede sonar raro… ¿cómo lo vamos a evitar? Lo hacemos pero no pensamos en eso. No sales a la calle pensando que te va a pasar algo, las estadísticas dicen que es difícil que te toque pero cuando ocurre te ha tocado al 100%… ¿Os suena? Sí, eso es: no queremos pensar en la parte negativa del tema.

Hablando con Jaume del tema, me dijo: “conduce como si estuvieras embarazada de mil niños siempre”. Fue una forma de decirme que tenía que conducir con todo el cuidado, atención y suavidad del mundo… pero por mí y por la gente que me pudiera encontrar por el camino. Que lo que fuera bueno para nosotras lo sería para nuestros hijos.

Sabemos hacerlo. Sabemos prestar atención, sabemos maniobrar sin brusquedad, sabemos tomárnoslo con calma… y, si conducimos, es mejor así porque tenemos que llegar vivas de A a B. Si no lo hacemos, mal van a hacerlo los hijos que llevamos dentro. Lo mismo si nos llevan, si puede ser que sean conductores responsables. Que hay cada uno y cada una…

Esto enlaza con la seguridad pasiva, que es todo lo que evita males mayores si el siniestro es inevitable. Atención a este comentario de Capreolus: “Siempre he pensado que la seguridad vial empieza en el embarazo y no en la educación infantil por el tema de la protección y seguridad pasiva”. Vaya… ¿es que no lo piensa todo el mundo?

Pues parece que no. Os sonará que el cinturón de seguridad no es obligatorio para embarazadas, o que sí, o qué sé yo… No lo era hasta el 2003, cuando se aprobó una nueva normativa y uno de los puntos que recogía era éste:

RGC RD 1428/2003: título III, capítulo II, artículo 119 (exenciones): “Las mujeres encintas, cuando dispongan de un certificado médico en el que conste su situación o estado de embarazo y la fecha aproximada de su finalización.”

Este artículo es bastante más largo que el anterior y habla en general sobre el cinturón y por qué es importante ponérselo bien. Hace referencia al final a este mismo punto.

http://www.circulaseguro.com/que-es-el-cinturon-de-seguridad/

Entonces… ¿qué hacemos? Porque hay un problema, y no es sólo ya luchar contra la costumbre o la falta de educación vial (pensarán algunas: “estoy embarazada… pues ya no tengo que llevar cinturón, qué guay”). Es cierto que las bandas del cinturón se pueden mover hacia donde suponen un peligro para el bebé. Por eso antes no era obligatorio. Pero hay sistemas que recolocan el cinturón para que esto no ocurra y siempre es mucho mejor un cinturón en su sitio que no llevar nada y salir volando. En España no existe ninguna homologación específica para estos sistemas de seguridad pasiva, así que lo que se pide es que no interfieran con el funcionamiento del cinturón de seguridad y eso lo acredita la normativa ECE R16. Os dejo con éstos, pero seguro que hay más.

El Besafe Pregnant es un cojín que va enganchado al asiento y recoloca la banda inferior .

http://www.circulaseguro.com/besafe-pregnant-el-cojin-de-ajuste-de-cinturon-para-embarazadas/

El Clippasafe es otro cojín con la misma función que permite utilizarlo con falda o vestido.

http://productos.parabebes.com/cinturon-seguridad-para-embarazadas-clippasafe-otras_cp422ac.html

El Emobikids es un chaleco que también permite guiar la banda superior para que no vaya demasiado cerca del cuello. Es el más completo de los tres pero no se engancha al asiento, por lo que tienes que ponértelo y quitártelo.

http://www.circulaseguro.com/emobikids-un-chaleco-de-seguridad-para-embarazadas/

La decisión de cuál utilizar depende de lo que necesitéis (analizad por dónde os pasa el cinturón) y de lo que consideréis una ventaja o un inconveniente. En cualquier caso lo aconsejable es empezar a usar el sistema que sea desde el principio del embarazo o si tenemos problemas para que las bandas se mantengan en su sitio, como es mi caso, porque en caso de choque o frenazo la fuerza con la que el cinturón nos retiene es gigantesca.

Y el riesgo…

Aquí ya es cuando nos tememos que algo va mal, cuando nos dicen que nuestro embarazo es de riesgo… Y de esto cuesta creerlo, o no… pero no se habla. Ahí está el tabú, para variar. Para esclarecer mi caso me puse a buscar y no encontré mucho. Así que escribí a un editor de Circula Seguro y él, que sabía a quién preguntar, escribió dos artículos sobre el tema. Para mí fueron una sorpresa, ya que hablaban con mucha más empatía que los médicos que habían tratado mi caso y mucha gente de mi entorno. La pérdida pasa a ser desgraciada, involuntaria…

En éste se habla de lo que se sabe al respecto.

http://www.circulaseguro.com/la-conduccion-durante-el-embarazo-de-riesgo-1/

No hay evidencias que indiquen que pasa algo o que no pasa nada. Según qué médico te toque, el consejo puede ser uno o ser otro. Un estudio como el que se describe en el artículo no sería ético y en el caso de comparar a posteriori las causas de la pérdida han podido ser tantas que tampoco creo que las tengan como muy fiables.

Y aquí se dan consejos de conducción para las de riesgo y las que tienen más suerte.

http://www.circulaseguro.com/la-conduccion-durante-el-embarazo-de-riesgo-y-2/

Estos consejos no sólo sirven para las embarazadas. Todo el mundo tiene que descansar, hidratarse… y conducir con suavidad es mejor para todos. Hasta para el medio ambiente.

De si las kilometradas son peligrosas ya no se dijo nada. Imagino que dependerá de la costumbre que tengamos y tal vez más de nuestro estilo de conducción. Una persona con una conducción agresiva o con miedo gastará más energía porque la mayor parte del esfuerzo en la conducción es mental. Y a alguien que no tenga costumbre de conducir le puede sentar peor también. Yo aquí ya valoraría cada caso en particular.

Evica

 

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Publicado en: General, Seguridad vial en embarazo Etiquetado como: Post invitado

09/09/2013 By Monica Deja un comentario

Conceptos increíbles: Microquimerismo


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MicroquimerismoDurante el embarazo el intercambio químico, celular y genético, (así como psicológico, espiritual y metafísico) es  bidireccional entre una madre y su bebé. Esto es interesante ya que si internalizamos que no somos una entidad genética individual, es mas fácil comprendernos como un ecosistema.

Este estudio publicado en septiembre de 2012, encontró evidencia de cromosomas Y en el cerebro de mujeres que gestaron varones, la madre adquirió este ADN foráneo durante la gestación (utilizaron madres que gestaron varones, ya que como las mujeres solo tienen cromosomas X el cromosoma Y resultaba un indicador evidente de traspaso de células del feto a su madre.

Aun no se tiene la suficiente evidencia como para tener certeza absoluta del efecto que tiene el microquimerismo sobre la salud de la madre, Se cree por un lado que podría ser el causante de enfermedades auto inmunes (que son más frecuentes en mujeres) aunque también que estás células madres provenientes del feto pudieran tener la capacidad de reparar daños celulares en órganos de la madre.

De una forma u otra este concepto explica como parte de un bebé vive por siempre dentro de su madre. Hágase notar que el microquimerismo ocurre culmine o no el embarazo con el nacimiento de un bebé. Pudiera, en ese sentido, ser un punto de consuelo para una madre que pierde a su bebé, tener la garantía de la existencia del otro así sea en niveles celulares, pero que llevas dentro y puedes honrar con tu propia vida.

Tu Bebé Vive en Tí.

 

Gracias por traernos este post Placentera

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Publicado en: Aborto espontáneo, General, Muerte perinatal Etiquetado como: Estudios científicos, Microquimerismo, Post invitado

14/05/2012 By Monica Deja un comentario

Aborto espontáneo


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Esta semana quiero presentaros a una persona muy especial, la doctora Miriam Al-adib Mendiri, especialista en Ginecología y Obstetricia.

aborto espontáneoEs una mujer joven, guapa, con cuatro niñas preciosas que trabaja en el hospital de Mérida y en su consulta privada, siempre en aras del respeto a la mujer y a sus procesos.

Justo estos días me avisó de que publicó en su blog un artículo sobre los diferentes tipos de intervención en el aborto espontáneo y quiero compartirlo aquí y dejaros el link, para que le echéis un vistazo al resto del blog también porque tiene artículos muy buenos.

Os dejo sin más con ella:

DEFINICIÓN DE ABORTO

Se considera aborto la expulsión o extracción de su madre de un embrión o de un feto de menos de 500 gramos de peso (aproximadamente 22 semanas de embarazo) o de otro producto de gestación de cualquier peso o edad gestacional absolutamente no viable (por ejemplo, huevo no embrionado, mola hidatidiforme, etc), independientemente de si hay o no evidencia de vida.

 

CLASIFICACIÓN

Aborto precoz, es el que ocurre antes de las 12 semanas. En muchas ocasiones estos abortos ocurren antes de la llegada del periodo menstrual, por lo que el diagnóstico solo se puede realizar por la positividad en la determinación de la ?-hCG.

Aborto tardío, es el que tiene lugar con 12 ó más semanas de gestación.

 

EPIDEMIOLOGÍA

El aborto espontáneo clínico se produce entre el 10-20% de los embarazos. La mayoría de los abortos acontecen antes de la duodécima semana de embarazo.

 

TERMINOLOGÍA

–Amenaza de aborto: sangrado vaginal casi siempre indoloro o acompañado de un leve dolor hipogástrico. La actividad cardiaca fetal es detectable por ecografía si la gestación es lo suficientemente avanzada.
El 90-96% de las gestaciones con actividad cardiaca fetal y sangrado vaginal entre las 7-11 semanas van a ser evolutivas y cuanto mayor es la edad gestacional, mayor es la tasa de éxitos.

-Sangrado por implantación. Se trata de una hemorragia escasa, en cantidad menor a una menstruación, que ocurre en casi la mitad de las embarazadas entre las semanas 4ª y 6ª. A veces se puede confundir con una menstruación, lo que alteraría el cálculo de la edad gestacional. No se asocia a peor pronóstico de la gestación, por lo que no se trata de una amenaza de aborto.

-Aborto en curso, inevitable o inminente. Cuando el aborto es inminente, el sangrado y el dolor aumentan y el cérvix se dilata. Pueden visualizarse restos a través del orificio cervical.

-Aborto incompleto. El cuadro clínico se caracteriza por la expulsión parcial de los productos de la concepción por lo que el orificio cervical aparece abierto, pudiéndose visualizar tejido gestacional en vagina o asomando por el cérvix.

-Aborto completo. Éste sucede cuando se produce la expulsión completa del tejido embrionario. Ocurre en aproximadamente un tercio de los casos.

-Aborto retenido. Se refiere a la muerte “in útero” del embrión o feto antes de las 22 semanas de gestación, con retención de la gestación por un periodo prolongado de tiempo. Según la imagen ecográfica se distinguen dos tipos: el aborto diferido, en el que se observa un embrión sin latido y la gestación anembrionada (“huevo huero”), en el que se observa un saco ?20 mm sin identificarse embrión.
Generalmente el cérvix está cerrado y no existe sangrado activo.

-Aborto séptico. Los datos clínicos habituales del aborto séptico incluyen fiebre, escalofríos, mal estado general, dolor abdominal y sangrado vaginal, con frecuencia de aspecto purulento.

-Aborto de repetición. Se refiere a aquella situación en la que se han producido al menos dos abortos consecutivos o más de dos alternos, (excluyendo la gestación extrauterina, el embarazo molar y las gestaciones bioquímicas. Sin embargo algunos autores utilizan variaciones de esta definición.

 

TRATAMIENTO DEL ABORTO ESPONTÁNEO

El tratamiento tradicional posterior al aborto espontáneo ha sido la realización de una cirugía (legrado) para extraer del útero cualquier tejido restante del embarazo. Sin embargo, se ha indicado que los tratamientos médicos farmacológicos o el tratamiento expectante (ningún tratamiento) también pueden ser efectivos, seguros y aceptables.

    1. TRATAMIENTO QUIRÚRGICO (legrado)

El tratamiento quirúrgico debe ser indicado ante circunstancias específicas que incluyen: hemorragia intensa y persistente, evidencia de tejidos retenidos infectados, contraindicación para el tratamiento médico o sospecha de enfermedad trofoblástica gestacional.

2. TRATAMIENTO MÉDICO (Prostaglandinas)

El aborto médico o farmacológico se define como aquél en el que se produce la completa expulsión del producto de la concepción utilizando fármacos (generalmente el Misoprostol).

El tratamiento farmacológico puede ser el método de elección en los siguientes casos: si la mujer desea evitar una intervención quirúrgica, cuando el índice de masa corporal de la paciente es >30 (en estos casos el tratamiento quirúrgico puede presentar mayores complicaciones) o ante la presencia de malformaciones, miomas uterinos o intervenciones a nivel del cérvix uterino que dificulten el tratamiento quirúrgico. En las primeras semanas del embarazo se considera que el aborto farmacológico es más eficaz que el quirúrgico.

Tras la administración de prostaglandinas se observa una clínica parecida a la producida por la expulsión espontánea del aborto, que incluye dolor abdominal tipo cólico y sangrado similar a una menstruación pero más prolongada en el tiempo. Este sangrado ocurre durante un promedio de 9 días, aunque en casos infrecuentes puede llegar a los 45 días. Si la mujer se encuentra clínicamente bien, ni la hemorragia prolongada ni la presencia excesiva de tejido en el útero (detectado por ecografía), son una indicación para una intervención quirúrgica.
El fracaso del tratamiento médico requerirá un legrado uterino.

3. MANEJO EXPECTANTE

Consiste en no hacer nada, esperar a la evacuación espontánea del útero sin utilizar fármacos ni procedimientos quirúrgicos.
La bibliografía disponible indica que la eficacia del manejo expectante oscila entre el 25-80%, porcentajes que dependen de la edad gestacional, tipo de aborto o tiempo que tarda en ser eficaz el tratamiento expectante. En casos de abortos incompletos el porcentaje de éxito alcanza el 80-94%.

Una revisión de la Cochrane identificó 15 estudios que incluyeron 2 750 mujeres con una gestación menor de 13 semanas. En general la revisión no encontró diferencias en el éxito entre el misoprostol y el tratamiento expectante para el aborto espontáneo, ni entre el misoprostol y la cirugía. La tasa general de éxito fue del 80% y en ocasiones alcanzó el 99%, y un estudio no identificó diferencias en la fertilidad posterior entre los tratamientos, en general las mujeres parecieron satisfechas con su atención independientemente del tratamiento administrado. La revisión indica que el misoprostol o la espera para la expulsión espontánea de los fragmentos son alternativas importantes a la cirugía.
Se necesitan estudios sobre mujeres con abortos espontáneos cuando la gestación es mayor de 13 semanas.

Fuente: SEGO, Cochrane, Dra. Miriam Al Adib Mendiri

http://www.miriamginecologia.com/blog/?p=668

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20/04/2012 By Monica 2 comentarios

Duelo por un parto perdido


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Duelo por un parto perdidoHe querido hoy publicar un texto sobre un duelo distinto a los que solemos ver por aquí. El duelo por un parto perdido no deja de ser un duelo perinatal. Está escrito por Candy, socia y compañera de El parto es nuestro. He querido recogerlo porque… Clau (otra socia y compañera de EPEN) lo expresa perfectamente:

Hay un duelo detrás de cada pérdida. Independientemente de qué perdamos: hay que rehacer todo nuestro esquema y volver a empezar. A veces es perder un hijo, otras veces a nuestra madre… o un trabajo que nos gustaba. Nada es comparable, pero las fases del duelo son las mismas. Por eso hay gente que se suicida después de ser despedido, o cuando se mueren sus padres… o cuando se muere un hijo. Porque la fase de aceptación, no ha llegado nunca.

Y aquí tenéis el artículo, que lo disfrutéis:

Estoy leyendo “Las Voces Olvidadas”, estupendo libro, escrito con una sensibilidad exquisita y que todos deberíamos leer en algún momento -hayamos o no perdido un bebé durante la gestación-  y me está sorprendiendo sentirme tan identificada con todo lo que se cuenta, sobre todo porque yo no he pasado por ese trance de perder a un bebé de poquito tiempo. Yo lo que perdí fue mi primer parto, porque me lo robaron.

No pude dar a luz a mi hijo, si no que lo extrajeron de mi cuerpo, y la sensación de pérdida, salvando todas las distancias, es bastante similar. Y atravesé un duelo o eso es lo que creo. En el libro se dice que las fases del duelo son éstas: shock, negación, ira, negociación, tristeza y aceptación. Pueden no darse todas, o darse con mayor intensidad unas que otras, durar mas o menos tiempo, pero todas son fases normales y es necesario recorrerlas para superar de alguna manera esa experiencia, y seguir adelante con nuestras vidas de una manera sana y feliz. En mi caso, la Asociación El Parto es Nuestro y todas las personas que la forman, me ayudaron enormemente a transitar este camino.

Echando la vista atrás puedo recordar haber estado en estado de shock, pero no durante unos minutos u horas, sino durante mucho tiempo. Un shock sordo, ciego y mudo. Yo estaba, pero era como si no estuviera. Me ocupaba de mi bebé mecánicamente pero no mostraba ningún tipo de satisfacción por hacerlo, ni por tenerle junto a mí. Supongo que esto se debía en parte a que “no sabía que me había pasado”. Nadie, ni siquiera yo misma, sabía nombrar qué era lo que me pasaba, y no se puede reaccionar cuando no se sabe ante qué hay que reaccionar.

Cuando por fin, supe porqué me sentía así, sentí mucha ira. Ira hacia el sistema sanitario que no funciona como debería, hacia mí misma por no haberme informado lo suficiente y haberlo evitado, y sobre todo ante mi entorno, que no validaba mis sentimientos y no me apoyaba en mi dolor. Creo que sufrí más por la incomprensión que encontré entre mis “seres queridos”, que supuestamente debían apoyarme, que por el hecho en sí de haber tenido un parto desastroso y haberle dado un nacimiento pésimo a mi primer hijo. En el libro pone: “Puede ocurrir que al duelo del hijo perdido se una el duelo por aquellas personas cercanas que no han sido capaces de conectar con los dolientes, inmersos en su propia incapacidad de vivir el dolor y en la negación del mismo.” “A veces, además de a un hijo se pierde a un padre”. Esto es justo lo que me pasó a mí.

A la pena que te invade ser consciente de lo que perdiste, de lo que no fue y nunca podrá ser, porque a cada hijo solo se le pare una vez,  se une además un sentimiento de culpa. Culpa por sentirte mal: “¿De qué te quejas?, ¡si estás viva y tienes un bebé precioso!”, y culpa por incomodar a los demás con tu sufrimiento, que quieren verte feliz y radiante como lo estabas antes de parir. Pero es que una ya no es la de antes, ni volverá a serlo nunca; lo que pasó te marca y en mi caso me ayudó a crecer, a madurar, y en ese proceso de maduración eliminé cosas de mi vida, que “mi despertar” me ayudó a ver que no eran buenas para mí.

También sentí tristeza. Tras el nacimiento de mi segundo hijo, en un parto respetado y muy diferente al de su hermano mayor, me vi a mi misma llorando constantemente. Había una idea que no conseguía quitarme de la cabeza: “ese bebé que tenía en brazos no era  mi Ángel, ni nunca lo sería”. Me daba cuenta de con que ternura cogía y acariciaba a ese segundo bebé y no podía recordar haber hecho lo mismo con el primero. ¡Era tan injusto para todos! La herida emocional de mi primer parto, a pesar de haber vivido un segundo maravilloso, o precisamente por eso, porque tenía con que comparar, todavía existía en ese momento, aunque quiero creer que ahora escuece un poquito menos y ya lo he aceptado.

Recuerdo el primer cumpleaños de mi hijo. Era también mi “cumple-parto” y era lógico sentir esa ambivalencia: por un lado la alegría de ver crecer a tu hijo y por otro recordar la desagradable experiencia que viví durante su nacimiento. Con el paso del tiempo, mi dolor ha cedido su espacio a la celebración y ahora mi niño, su tarta y sus velas son las únicas protagonistas de ese día especial.

Sin ser consciente de ello, yo he realizado mis propios rituales para encauzar mi dolor y transitar el duelo. He guardado los calcetines rojo pasión que llevaba en el paritorio ese día y que creo que sería bueno quemar en algún momento para ayudar a cicatrizar definitivamente las heridas. En la misma caja está la pulserita que llevó mi hijo en la UCI, los diez días que estuvo allí ingresado, sus primeros diez días de vida… Un patito de peluche que le regalaron unas amigas mías y que presidió su cuna durante ese tiempo, que le acompañaba cuando a mí no se me permitía el acceso a la UCI para estar con él, y que curiosamente tenía una cicatriz, algo que a mí siempre me resultó muy simbólico… Cuando guardé esas cosas, no sabía porqué lo hacía; sólo sentía que tenía que guardarlas. Quizá cuando mi hijo sea un poco mayor, le invite a abrir esa caja y a compartir conmigo todo lo que esos objetos significan para mí y para él.

Con la pérdida de un parto, nos perdemos a nosotras mismas, se pierde la inocencia, se pierde la confianza en el sistema, se pierden relaciones, y en mi caso siento que también perdí al bebé con el que había compartido nueve meses de íntima convivencia. A un mal parto, siguió una larga separación y tras la odisea hospitalaria, creo que nunca llegué a identificar a ese bebé que tenía conmigo con el mismo que había llevado en mi vientre. Tuve que aprender a querer a un bebé nuevo, un bebé distinto, pero esa es otra historia…

Candy Tejera

Artículo original: Blog el parto es nuestro

 

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12/03/2012 By Monica 2 comentarios

Sobre el Aborto (Provocado)


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Del blog de Ileana Medina Tenemos Tetas traemos esta interesante reflexión. La fotografía es de Laurent Ladever

Aborto (Provocado

“Cuando está muy hambrienta, una mujer aceptará cualquier substituto que se le ofrezca, 
incluyendo aquéllos que, como placebos, no hacen nada por ella,
 así como los destructivos y los que ponen en riesgo su vida, 
que la hacen perder horriblemente su tiempo y sus talentos, o exponen su vida a peligros físicos. 
Es el hambre del alma lo que hace que una mujer 
elija cosas que la harán bailar alocadamente fuera de control 
—y demasiado cerca de la puerta del verdugo”
Clarissa Pinkola Estés

El aborto es uno de esos temas peliagudos que nunca sabemos por dónde cogerlo. Está de nuevo de actualidad, dado que el PP pretende anular la ley del aborto que aprobó el gobierno anterior. Leo un artículo de Elisa R. Court en el blog de Marisol Ayala, que me ha inspirado este.

Es necesario hablar de ello, aún a riesgo de equivocarnos o de no tener claras todas las ideas, porque creo que el debate público sigue estando lejos del meollo del asunto.

Hagamos un diálogo imaginario:

¿Debe ser legal el aborto? 

Parto diciendo que estoy a favor de la legalidad del aborto. La ilegalización del aborto sólo trae como consecuencia insalubridad, violencia, mafias y aumento de la mortalidad de las mujeres. En los países donde el aborto es ilegal, las mujeres ricas pagan por abortar en otros países o clandestinamente en clínicas privadas, y las mujeres pobres caen en manos de personas sin escrúpulos o se violentan ellas mismas, con grave peligro para su salud y para sus vidas.
La criminalización del aborto (como por otra parte, la de la prostitución o las drogas por ejemplo, con sus matices diferentes) es hipócrita, no impide la práctica del mismo, y sí genera marginalidad, insalubridad, delincuencia.
¿Y el derecho a la vida? ¿Hay vida en un embrión recién concebido? 
Desde mi punto de vista, sí. Claro que hay vida. Pero las mujeres somos las guardianas y las tejedoras de la vida. (Si te parece muy poético, podemos decir “gestoras” de la vida, en sus dos acepciones, que gesta, y por tanto, gestiona). Somos las mujeres las que tenemos soberanía sobre nuestros cuerpos, y somos las mujeres las que tenemos el poder sobre la vida que engendramos, gestamos y traemos al mundo (con el apoyo y el sostén de nuestras parejas y de la sociedad en su conjunto, en el mejor de los casos).
En un mundo ¿utópico? donde mujeres conscientes retomarámos el control sobre la vida (¿nuestras vidas?) el aborto sería mínimo. Ninguna mujer sana física y emocionalmente, madura, y sostenida por una sociedad igualmente sana, desearía pasar por la auto-agresión que es al fin y al cabo un aborto.
¿Por qué decide una mujer entonces abortar? 

Hay dos factores milenarios que nos llevan a la desagradable situación de un embarazo no deseado: la falta de información, y la falta de autoestima que padecemos las mujeres. Ambas son consecuencia del patriarcado, y no se curan con más patriarcado (más control) sino con más conciencia y más empoderamiento femenino.

La incultura, el desconocimiento sobre nuestros ciclos, el escaso control y conocimiento sobre nuestro cuerpo, las leyendas urbanas, los tabúes sobre el sexo, la nula educación sexual y emocional, las prohibiciones milenarias de la Iglesia… lleva a que muchas mujeres, sobre todo adolescentes y jóvenes, tengamos prácticas sexuales de riesgo que aumentan tanto los embarazos no deseados como las enfermedades de transmisión sexual.
Algunos médicos y mujeres conectadas con su femineidad, afirman, por ejemplo, que si las mujeres tuviéramos mayor conciencia de nuestro cuerpo, seríamos capaces de saber siempre en qué momento estamos ovulando. Ni siquiera harían falta píldoras anticonceptivas, que tienen tantos efectos secundarios y que silencian los signos de nuestro cuerpo. Las prácticas represivas (invisibles de tan “normales”) de las sociedades patriarcales nos separan del cuerpo (y de las emociones que es lo mismo, del sentir) desde que nacemos, y esto es especialmente perjudicial en las mujeres.Hemos perdido todos los ritos y prácticas que nos conectaban con nuestros úteros, con nuestra vida cíclica, nuestras fases menstruales. Hay que leer, por ejemplo, el libro Luna Roja, de Miranda Grey, para saber lo lejos que estamos muchas mujeres de conocer -y por tanto de poder disfrutar y no padecer- nuestra femineidad en toda su plenitud. Menstruar, embarazarse, parir, lactar, tener la menopausia… todo es una enfermedad dolorosa o imposible en una sociedad donde el cuerpo femenino es negado.
Porque no es sólo una cuestión de información técnica y de acceso a los preservativos u otros medios de control de la fecundidad: hay también detrás un grave problema emocional y de autoestima, tanto de hombres como de mujeres.
Somos, ellos y nosotras, analfabetos emocionales y sexuales. La “liberación sexual” aparente del siglo XX nos ha llevado quizás a más coito (lo que nunca está mal) pero no nos ha llevado a recuperar el control sobre nuestras vidas. Las niñas, adolescentes, jóvenes y mujeres nos seguimos entregando muchas veces infantilmente a parejas que no nos respetan ni nos merecen, en condiciones inseguras. Seguimos usando el sexo como “prueba de amor”, o lo que es peor, como reclamo de amor. Nos plegamos si ellos no quieren usar preservativos, “perdemos la cabeza”, somos irresponsables… Nos autoengañamos creyendo que estamos haciendo sexo “por placer”, desdeñando los mecanismos inconscientes y las necesidades afectivas no satisfechas que hay detrás.
Encima, cuando llega el embarazo no deseado, nos encontramos en la mayor soledad y desamparo, y con un bebé que será un “obstáculo” para todas las posibilidades de realización personal. El aborto está asegurado.
¿Pero en una sociedad con una natalidad tan baja como la española, no es conveniente evitar los abortos?

En los países industrializados, aumentan los abortos, aumenta la infertilidad, aumenta el uso de métodos anticonceptivos, y disminuye la natalidad. La procreación, la maternidad y los niños se convierten en general en “obstáculos” para el trabajo, el “éxito”, la vida propia, la libertad individual…

Ha dicho Gallardón que, a diferencia del PSOE, «el PP ofrecerá a esas mujeres inmigrantes, con discapacidad o menores, alternativas frente a la interrupción del embarazo, mientras que los socialistas sólo ofrecían el aborto, “nosotros les vamos a decir que tienen derecho a la maternidad”.»

Truco retórico falaz, en primer lugar, porque no son solo las mujeres inmigrantes (paren más que las nativas), discapacitadas o menores, las que abortan. Una gran cantidad de mujeres adultas, perfectamente capacitadas, renuncian o postergan la maternidad, o nos limitamos a tener un solo hijo. El derecho a la maternidad -y a una infancia feliz de los bebés y niños, a una (con)vivencia feliz de los adultos con nuestras crías- no se consigue ilegalizando el aborto, sino con políticas positivasde apoyo a la maternidad.Tanto el derecho a no reproducirnos, como el derecho a reproducirnos en las mejores condiciones, debe ser respetado, uno no niega al otro. El aborto se minimiza cuando las condiciones sociales son óptimas para la maternidad, ampliando y no restringiendo derechos.La natalidad baja de los países prósperos indica que la sociedad en su conjunto se vuelve adversa a la maternidad, a la reproducción y a los niños pequeños. Es el precio que hemos pagado por la incorporación de la mujer al trabajo, por el aumento de la productividad y por un modelo social donde prima única y exclusivamente la producción de bienes materiales. El prestigio de la maternidad y la crianza baja, y sube el prestigio del triunfo laboral y personal (lo cual conviene a los mercados, principal fuerza socializadora). Pasan a reproducirse sólo los extremos sociales: las clases altas -que delegan la crianza en criadas-, y las clases muy bajas, sin acceso a la planificación familiar, con embarazos no deseados. Las familias trabajadoras de clases medias lo tenemos muy crudo para reproducirnos, criar y trabajar a la vez.

La Iglesia y la derecha resultan hipócritas porque pretenden resolver el problema con prohibiciones (que luego ellos mismos no cumplen), y no con políticas de cambio social que vayan al origen del asunto. La izquierda, los sindicatos, las feministas, los homosexuales… ¿sin saberlo? también se han sumado a la voz coral que dice que lo más importante es el trabajo (la otra cara del mercado). Así, es normal que embarazos, partos, lactancias y crianzas felices no sean prioridad para nadie.  ¡Pero se trata de la continuidad y de la calidad de nuestras vidas!

¿Y qué condiciones sociales serían óptimas para la maternidad? 

Los países nórdicos, que se enfrentaron hace décadas a índices bajos de natalidad, lo solucionaron bastante bien. Noruega se considera el mejor país del mundo para ser madre, y también para vivir, por cierto. En Noruega el aborto es legal, la maternidad es apoyada, y las mujeres tienen una alta participación en los asuntos públicos. Valdría la pena estudiar con interés el modelo noruego.

Bajas maternales (y paternales) más largas, políticas de conciliación reales, prestigio de las labores de crianza y cuidado, mayor implicación de los hombres en las labores de cuidado y domésticas, flexibilización de las condiciones laborales para los progenitores (teletrabajo, trabajos por objetivos y no presencialistas, guarderías en los centros de trabajo, incluso trabajos a los que se pueda acudir con niños…), convertir las ciudades en espacios acogedores para los niños; embarazos, partos y lactancias respetados, placenteros y felices… el desplazamiento, en fin, hacia una ética del cuidado. Mujeres y hombres que queremos retomar el poder sobre nuestras vidas, que valoramos nuestro tiempo privado y familiar, que intentamos sanar nuestros vínculos emocionales,  y dejamos de ser seres unidimensionales, meras fuerzas de producción.

Pero ahí es donde entramos en contradicción. Todo el mundo considera que más permisos y menos horarios laborales es un “lujo” que no nos podemos permitir. Ahí llegamos a la verdadera dimensión política del fenómeno, ese modelo de desgaste productivo-industrial que está en crisis. Empezamos hablando de aborto, y tenemos que terminar hablando del trabajo, de la producción, del sistema económico y político. Una sociedad más justa, más igualitaria, más ecológica, más sostenible, y más amorosa, más cuidadosa con todos… tiene que ir hacia nuevas formas de concepción y organización del trabajo… un mejor reparto de la riqueza que lleve inevitablemente a ¿menos trabajo?, porque es en realidad el trabajo y la dedicación absoluta a la lógica mercantil-industrial lo que está entrando en conflicto con la forma en que queremos nacer, criarnos, vivir… y ya no es posible llegar a ella desde el discurso tradicional de la izquierda ni de la derecha.

 

 

 

 

 

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08/02/2012 By Monica Deja un comentario

Leche sin bebé. Lactancia tras una pérdida | duelogestacionalyperinatal.com


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Lactancia tras una pérdida

Ya hemos publicado algún artículo de Beatriz Fernández. Esta vez nos presta uno en el que habla de un tema tan controvertido como necesario: la lactancia tras una pérdida.
Podéis ver el original en este enlace. Os dejo con ella.

Ésta es la presentación que de mi se suele hacer:

Beatriz Fernández es Madre de una niña que sigue en sus brazos y de otros cuatro que decidieron no llegar a ellos, Doula en todas las etapas de la maternidad y especializada en Duelo, Asesora de Porteo Respetuoso, Miembro de la Junta Directiva de la Asociación Ser Doulas, la Asociación Galega de Doulas y la Asociación Española de Doulas y socia de la La Asociación Nacional Red Circular de Doulas y Técnico en Educación Infantil.
Lleva ya varios años investigando y trabajando sobre el duelo por las pérdidas prenatales y neonatales en España. Para que estas pérdidas dejen de ser invisibles y las mujeres y familias tengan derecho y herramientas realmente para vivir su duelo por esas vidas que han sido mucho más cortas de lo que ellos esperaban.

En los últimos meses Beatriz ha estado inmersa en investigación, charlas, talleres y artículos sobre la pérdida prenatal y neonatal. Realiza consultas y acompañamientos en A Coruña a través de la Asociación Ser Doulas, en Santiago a través de A Gaia dos Nenos y en Madrid a través de Khardaia.

 

Leche sin bebé

Lactancia tras una pérdida

Hace unos meses, en el transcurso de una ponencia que ofrecía sobre Duelo por pérdidas prenatales y neonatales, una fantástica madre y mujer que asistía aprovechó el espacio final para preguntarme algo que muchas mamás que han pasado por la pérdida de un bebé se han preguntado: “¿qué pasa con los pechos llenos de las mamás que cuyos bebés nunca mamarán de ellos?”.

Es una cuestión muy repetida, muy pensada pero pocas veces consultada o expresada en voz alta.

Primer paso, afrontar la pérdida

Cuando una mamá (una familia) pierde a un bebé que lleva ya varios meses dentro de su vientre creciendo o a un pequeño que ha finalizado su etapa gestacional , la mayor parte de las personas que la rodean piensan en lo duro que será llegar a casa y ver todo lo que estaba ya preparado para la llegada del bebé. Su cunita, sus mantas, sus baberos, la ropita, la habitación preparada con todo el mimo del mundo, sus cositas de baño…

 

Incluso hay familias en las que alguien se ofrece a ir al domicilio a retirar todo lo que pueda recordar que ese bebé estaba a punto de llegar, intentando así borrar toda huella de la ilusión y el amor que había preparado para él o ella motivados por la protección a los padres.
Contado así, reconozco que puede parecer algo frío: borrar a alguien de nuestra vida, hacer como si no existiera ni hubiera existido. Alguien que iba a ser el centro de nuestra vida y que ya lo era desde que supimos que iba a llegar a ella. Pero cada ser humano defiende su bienestar emocional como puede. Y esta es una situación tan emocional, que no podemos valorar en términos de “bueno” o “malo” los comportamientos de los padres durante ella. También porque es un tema del que no se habla (la pérdida de un bebé) las mujeres y familias no saben demasiado bien de qué modo puede afectar lo que hagan al posterior proceso de duelo.

Cosas imborrables

Pero, dentro de todo ese manto de olvido que intentamos poner sobre nuestra vida para seguir adelante ignorando que aquello que no arreglemos nos perseguirá donde vayamos para surgir un día cualquiera de nuestra existencia, hay algo que obviamos:
Podemos meter todas las pertenencias de nuestro bebé en un trastero cerrado con llave, podemos guardar todas las ecografías y documentos médicos en una caja con candado, podemos cambiar la pintura de su habitación de nuevo y quitar esa preciosa cenefa o esas pegatinas que habíamos puesto para alegrar las paredes, podemos no hablar de él o ella, hacer como si no hubiera existido… Pero, ¿qué hacemos con el maná que nutriría su crecimiento y que brota de nuestros pechos recordándonos que no es real que no haya existido nuestro bebé?
¿Qué hacemos con la subida de leche que nuestro cuerpo genera al sentir culminada la madurez del embarazo y entender que es el momento de alimentar a nuestro pequeño?

El cuerpo reacciona

En algunos casos, el cuerpo corta esa subida de leche al tratarse de pérdidas de bebés de menos semanas de gestación. Pero la mayor parte de las mujeres que pasan de la semana 25 o  30 de embarazo, aunque pierdan a su bebé antes de su fecha de parto, tienen la famosa “subida de leche” porque su cuerpo entiende como finalizado el embarazo, como maduros sus pechos. Y los convierte en fuente de alimento para su bebé.
Intentemos imaginar por un momento, por duro que sea intentarlo, una madre que ha tenido que despedirse antes de lo que esperaba de su bebé porque el ciclo vital del pequeño así lo ha exigido, que quizás ni ha podido verle la cara o tenerle en brazos, y que, sin embargo, tiene el mismo proceso físico que las madres que sí disfrutan del contacto de sus bebés y de la ilusión de recibirles en sus brazos y verles crecer.
Como cada mujer es distinta, no podemos saber cual sería la reacción y las necesidades  de todas las mujeres. Pero sí podemos entender que resulta un proceso y una vivencia muy intensa para ellas.

Cómo actuar: medicamentos

¿Qué hacer si esto ocurre? Evidentemente no todas las mujeres tienen las mismas necesidades. Pero parece lógico pensar que el apoyo es fundamental en estos momentos. Y no sólo el apoyo de la familia, sino el apoyo de profesionales que entiendan este proceso, ya que se trata de un doble duelo: por la pérdida de nuestro bebé y por la incapacidad de cumplir esa función biológica de crianza que nos está “pidiendo” nuestro cuerpo. Así que el apoyo emocional e incluso psicológico en estos momentos es fundamental no sólo para la mujer, sino para la pareja y la familia.
Frente a estas situaciones lo habitual en nuestro sistema sanitario es facilitar la ya famosa pastilla para cortar la producción o la subida de leche en la mujer.
Aunque no entraremos a valorar en términos médicos (no me corresponde como Doula hacer tal cosa) , baste decir que la pastilla no siempre resulta ser efectiva (de hecho es muy abundante el número de mujeres a quienes no hace efecto) y sí provoca alteraciones en el proceso hormonal de la mujer evite o no la producción de leche que pueden modificar el curso del posparto inmediato.

Cómo actuar: seguir al cuerpo

Hay muchas mujeres que no se sienten bien con esa opción, pues supone pasar por alto un proceso que de algún modo sienten que han de vivir.
Otra opción es seguir el proceso del cuerpo. Dejar que la leche brote y vivir nuestra lactancia sin bebé del modo en que nos sintamos más cómodas.
Podemos sacar la leche imprescindible para no tener obstrucciones y que la producción vaya bajando poco a poco debido a la ausencia de demanda para alimentar a nuestro bebé. O bien decidirnos por donar nuestra leche para la alimentación de otro pequeño que lo necesite.

Seguir la propia convicción

Pero todas las decisiones que tomemos moverán algo no solo en nuestra parte física, sino en la psicológica y la emocional. Podemos sentirnos aliviadas al ayudar en la crianza de otro bebé o convertir esa donación en una suerte de crianza diferida que busque cubrir el hueco de ese pequeño que no mamará de nuestros pechos nunca. Un pequeño al que jamás podremos sustituir porque a las personas que amamos no se las puede sustituir. Y a nuestros hijos los amamos más que a nadie en el mundo.
Podemos sentirnos bien porque el proceso acabe pronto y decidirnos por tomar la pastilla porque sentimos que la vivencia del duelo se nos hace mucho más intensa con una lactancia que no alimenta a ningún bebé y que nos recuerda cada segundo que ese bebé no estará. O bien preferir vivir esa lactancia y nuestra despedida de ella como una parte más de nuestro duelo por el bebé que se ha ido mucho antes de lo que esperábamos pero nos ha regalado esa lactancia.
Todo lo que decidamos en esos momentos debe ser lo que nos haga sentir bien. Lo que nos permita vivir nuestra propia realidad y no la que otros esperan que vivamos. Decidir con la cabeza en momentos así es difícil, pero tener información es tan importante como tener apoyo (una asesora de lactancia y un profesional especializado en apoyo en duelo podrían ser de gran ayuda), pues son decisiones con las que viviremos para siempre y que colaborarán a la integración de nuestro duelo, a nuestro recuerdo de esa experiencia y posiblemente a la vivencia de posibles embarazos y lactancias posteriores.
Así que preguntemos, informemos, dejemos de temer hablar de ello y ayudemos a que las mujeres y familias tengan capacidad de decisión plena y vivencias plenas.

Beatriz Fernández
Doula en todas las etapas de la maternidad, especializada en duelo.
A Coruña y Madrid.
Correo electrónico: serdoula@gmail.com
Telf: 600218964

http://serdoulas.blogspot.com/

 

Otros artículos sobre el tema en nuestro blog:

Lactancia y Duelo. Congreso de Fedalma. Casteldefels 2011

Desde el blog de SINA: “Pecho lleno, brazos vacíos: manejo de la lactogénesis II en la pérdida perinatal”

También en el libro:

Nuevo libro: Las voces olvidadas. Pérdidas gestacionales tempranas.

 

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30/09/2011 By Monica 2 comentarios

Desde el blog de SINA: “Pecho lleno, brazos vacíos: manejo de la lactogénesis II en la pérdida perinatal”

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Comunicación libre presentada por Àngels Claramunt y Susana Cenalmor en el VIII Congreso Fedalma (Castelldefels, julio 2011).

Artista: Marijn Smissaert

Las pérdidas perinatales son un tema tabú en la sociedad actual que comienza a destaparse: un tema que durante años ha sido escondido y con él, calladas las voces de millones de mujeres que han pasado por tal situación.

Cuando hablamos de subida de la leche nos viene a la cabeza una imagen de una mujer sosteniendo en brazos a su bebé con horas de vida, una imagen tranquila, sosegada, una imagen de amor.

Esta imagen dista bastante de la que nos podemos encontrar cuando esa mujer no tiene ningún recién nacido al que sostener.

La pérdida perinatal sigue siendo en el siglo XXI, un tema tabú. Cuando una mujer pierde a su hijo la sociedad la silencia. No se habla de bebés, se guarda el ajuar preparado y se venda el pecho, un pecho lleno, de amor que desgarra, de dolor… y de leche.

La subida de leche tras una muerte perinatal es un hecho posible a partir del segundo trimestre de embarazo.

Dado el número de pérdidas que suceden (en el año 2009, el INE registró una tasa de 4,55 casos por cada mil nacidos vivos de pérdidas perinatales sumando un total de 2621 casos y 49889 casos de embarazo con resultado abortivo registrados), podemos afirmar, por tanto, que esta vivencia afecta a un número importante de mujeres.

Tras varios años de trabajo en acompañamientos a madres que han perdido a sus bebés hemos podido observar la clara falta de información o información errónea que reciben las mujeres acerca del manejo de la lactogénesis II cuando han perdido a su hijo.

Hemos realizado una encuesta-seguimiento de 20 (25?) casos en los que las madres nos relatan su experiencia con el fin de valorar el impacto psicosocial que ha representado para ellas.

Hemos observado que no existe ningún tipo de protocolo ni estudio que valore el impacto que puede suponer este manejo para futuras lactancias o lactancias establecidas de otros hijos. Con tales encuestas, hemos registrado cuatro casos de subida de leche en pérdidas de menos de 20 semanas de gestación: una en la semana 13, dos en la semana 14 y una en la semana 18.

Artista: Marijn Smissaert

Pretendemos abrir una línea de trabajo basada en la revisión de protocolos actuales y/o creación de nuevas guías de actuación con el objetivo de que se tenga en cuenta las necesidades y el correcto acompañamiento de las mujeres con los pechos llenos y los brazos vacíos.

Por lo general, la lactogénesis II se inhibe en estos casos de manera farmacológica sin informar previamente a las madres en la mayoría de las ocasiones.

En los casos que hemos estudiado, sólo en uno se le preguntó por la posible existencia de otros hijos mayores lactando, con la posible pérdida de lactancia de ese hijo mayor.

En sólo tres casos las madres fueron informadas de la medicación que se les ofrecía y en dos se pidíó su consentimiento. Tras estudiar las encuestas realizadas, se relata cómo a la gran mayoría no se les informó, o bien les impusieron el fármaco por prescripción médica o bien no se trató ese punto: no se les dio medicación ni se les informó de lo que podía ocurrir en caso de subida de leche, encontrándose las mujeres en sus casas, solas, con una ingurgitación mamaria, padeciendo dolor físico y sin ningún tipo de apoyo.

manejo de la lactogénesis en la pérdida perinatalProponemos que la mujer tome esta decisión de manera consciente, que se le haga partícipe de su tratamiento.

Proponemos que se informe de otras posibilidades como la inhibición fisiológica de la lactancia o bien la donación en bancos de leche. Siempre en función de lo que la madre desee.

Y que, en la medida de lo posible, no pase sola por esta situación, porque si en una situación normal el apoyo, la red social, los grupos de apoyo son muy importantes, es fundamental en casi de pérdida no pasarlo sola y en silencio, sin que nadie repare en esta dolorosa vivencia.

Nos hemos encontrado casos en los que se relata la sensación de puerperio robado y el hecho de “cortar la leche” de manera brusca ha supuesto un duelo añadido.

Hemos acompañado a madres a las que se les ha ordenado el vendado de pechos y no se les ha hablado de la posibilidad de control del dolor por medio de analgesia. Con todo ello, nuestra propuesta en este campo es:

  • Que hay necesidad de normalizar un tema tabú en la sociedad, ofreciendo información clara y concisa.
  • Formación básica a profesionales y asesoras en duelos perinatales.

Invitamos a una reflexión sobre las prácticas protocolarias habituales o falta de protocolo en estos casos.

Proponemos abrir posibilidades de actuación relacionadas con la facultad de dotar a las madres para que puedan escoger el tipo de manejo frente al inicio de la lactogénesis II: inhibición farmacológica o fisiológica de la lactancia, así como diferentes posibilidades de uso de la leche extraída (donación, uso para otros hijos…).

Alertamos de la necesidad de dar información (consentimiento informado), dejar elegir y dar apoyo emocional a la mujer durante este proceso.

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ENCUESTAS PLBV

De las 21 mujeres entrevistadas, 13 han vivido una pérdida perinatal mientras que las 8 restantes han pasado por más de una.

Las entrevistadas pertenecen al foro “Superando un aborto” (SUA) dedicado a pérdidas gestacionales-perinatales y a la asociación “Petits amb llum” (PL) donde tratan la muerte al final del embarazo, parto/posparto.

Las encuestadas de SUA referencian pérdidas especialmente entre las semanas iniciales de gestación hasta la 28 y hay tres casos de muerte perinatal.

Las encuestadas de PL se concentran las pérdidas a partor de la semana 31 en adelante, hay dos casos de pérdida anterior de menso tiempo (semana 12 y 28). En 12 casos responden SI, a que hubiera subida de leche tras la pérdida. En 8 NO.

Sobre si estuvieron informadas, 5 responden que sí, el resto NO. Quién les informó: resulta curioso constatar que la inmensa mayoría de casos de muertes gestacionales alrededor del final del embarazo , los informantes fueron el
personal sanitario: médicos, enfermeras, comadronas… (PL). En cambio, en muertes en tiempo gestacional anterior, contestan que NO LES INFORMÓ nadie.

Algunas mamás explican que no recuerdan bien lo que les dijeron estos días porque estaban en shock. ESPECIALMENTE RELEVANTE, el caso de una mamá que explica que estaba amamantando a su hija de 5 años y que preguntó si algún medicamento podía afectar a la pequeña y le aseguraron que no. Más tarde, en el informe, leyó que le habían administrado “Cabergolina” por deseo expreso del paciente.

En un caso, donde en el hospital se “olvidaron” de hablarle de la subida de la leche, fue la madre quien puso en alerta a la hija, la informó y buscaron a un ginecólogo de guardia después del alta. Éste les recetó pastillas para cortar la leche, ya había empezado la subida.

En 19 casos el manejo de la subida de la leche se hizo de manera farmacológica, por prescripción médica, en dos de estos casos, fueron las mamás quienes lo solicitaron. El resto se les dijo que “debían tomar la pastilla” por protocolo. En un par de encuestas se comenta que también se extrajo leche y se utilizó el vendado de pechos, compresión.

Ante la pregunta de si se les informó de la posibilidad de manejar la subida de otro modo, la respuesta unánime es NO.

Ante la pregunta de si se pidió el consentimiento informado para tomar las pastillas, 18 dicen que NO, tres que Sí. Entre las que no, dos comentan que fueron ellas quienes las pidieron, y bastantes remarcan que las pastillas les fueron administradas con frases imperativas, como que era un deber, una obligación (“debes tomarlas”)…

El verbo DEBES sale en varias encuestas, y lo escriben entre comillas, frase literal. En la pregunta de si se les preguntó si había un hermano mamando, la respuesta masiva es NO; muchas deducen que el personal sabía que era el primer hijo, pero luego se observa que cuando hay hijos tampoco se pregunta. Y en el único caso encontrado donde sí se amantaba y la madre dio el alerta se le administró el fármaco igualmente sin información ni consentimiento.

En la pregunta de si se le informó de la posibilidad de necesidad de extracción de leche aún habiendo realizado la inhibición farmacológica, 18 dicen que NO y 3 que sí. Bastantes madres comentan que les sucedió, que aún tomando la pastilla para cortarla, la leche subió, “la leche salía sola”.

En la pregunta de si consideran que la inhibición farmacológica fue efectiva, 14 dicen que sí, 7 que no. Entre las que dicen que fue efectiva, una comenta que hubiera preferido un modo más natural de inhibición de la leche. Y en cuatro casos les quedó la duda de si la no subida fue por la pastilla o sin tomarla no hubiera habido subida, igualmente.

Sobre la cuestión de si percibieron dolor durante el proceso, 10 comentan que sí y 11 que no. Entre las que dicen que sí, un dolor muy fuerte, horroroso, como si sus pechos fueran a explotar, hasta unas pocas molestias, hinchazón… Todas remarcan que lo insoportable era el dolor emocional, el dolor psíquico, que este dolor pasaba a segundo plano, “me dolía el alma más que el pecho”.

Sorprende que en la siguiente pregunta, ante 9 mujeres que sufrieron dolor en el pecho de distintas intensidades sólo dos tomaron analgesia y otra hizo un vendaje compresivo que la alivió, el resto no realizaron ningún tipo de manejo del dolor.

Dos mujeres tenían un hijo mayor lactando en el período en el que sucedieron las pérdidas. Una de ellas relata que pese a que inicialmente la lactancia alivió la ingurgitación poco después, el dolor emocional al ver mamar al hijo mayor era muy intenso y no soportó continuar con la lactancia. La otra mujer relata que notó incremento en la cantidad de leche pero que se normalizó pasadas unas semanas.

Cinco de las 21 mujeres han tenido descendencia después de la pérdida (son pérdidas recientes, la inmensa mayoría, del último año). Tres de las restantes están embarazadas. Ante la pregunta de si han lactado tras la pérdida, constatamos que las cinco que han sido madres de nuevo, han amamantado a sus hijos, y una que sigue amamantando al mayor, al de antes de la pérdida.

Sobre si ha cambiado en algo esta vivencia su percepción de la lactancia, 8 dicen que sí y 12 que no.

Sobre el cambio de percepción:

  • Algunas comentan que les hubiera gustado que les informaran, que les hubieran explicado más opciones, que tenían sentimientos ambiguos, querían cortar la leche y no querían.
  • Una mamá explica que se tomó la pastilla, le subió igual, le recomendaron otra dosis, y no quiso tomársela. Le hería “cortar” la leche, pero le dolía el alma que hubiera la leche ahí sin su bebé.
  • Algunas comentan que ahora tienen la duda de si tienen leche o no, ya que no tuvieron / notaron la subida.
  • Otras explican que les sorprendió (especialmente en SUA) que estando de pocas semanas, su cuerpo estuviera tan preparado para amamantar, ni habían pensado en esa posibilidad, ni ellas ni quienes les atendieron, una pérdida en la semana13, dos en la 14,en la 15, en la 22 y otra en la 24.
  • A una le pareció muy triste tomar las pastillas para cortar.
  • Una madre tenía la percepción de que su cuerpo “fallaba” puesto que nunca había llegado a ver esa leche ya que la inhibición fue dada en el momento correcto pero sin información: en el momento de realizar la encuesta nos relataba como tenía dudas sobre su capacidad de amamantar a un futuro bebé.
  • Algunas comentan que ahora dan un valor especial a la lactancia, que la valoran más. Porque les ha ayudado a sanar la herida y a vincularse con el nuevo bebé, porque les ha ayudado a crear una unión especial con el nuevo hijo. (*)

(*) Esto es especialmente relevante si tenemos en cuenta que una de las características del duelo perinatal es la dificultad de vincularse con el nuevo bebé, por lealtad al que se fue; por sentir que el nuevo vínculo traiciona al hermano muerto. Con los comentarios del último punto, podemos observar un camino sano de unión y vínculo con el nuevo bebé, a través de la LM, que vemos como un valor añadido fundamental, especialmente importante en estos casos.

Entre las que dicen que no, muchas comentan que lo deseaban, (dar el pecho) y que lo desean de igual modo.

De los puntos que consideramos más interesantes de esta encuesta, porque actualmente no se plantea, es lo que dicen las madres respecto a la pregunta:

¿Qué te parecería dar opción a la madre de donar esta leche?

Agrupamos tres tipos de respuestas:

POSITIVAMENTE

  • Me hubiera ayudado a sentirme útil, en un momento que sentía que no servía para nada.
  • GENIAL, sobretodo si el bebé nace vivo y la mamá se ha estimulado mucho para producir leche. Fue mi caso, me quedó el stock. Tuve que abrir el congelador y tirar la leche a la basura, fue especialmente duro, me hubiera encantado poder donarla.
  • Me parecería estupendo, ayudaría a la madre a sentir que no está todo perdido. Esa leche puede ayudar a otros niños. Es un gesto muy grande dar esa leche. Yo daría la sobrante, no me estimularía… sólo para inhibir la leche naturalmente, gradualmente…
  • Con mi pérdida de 15 semanas ¡me subió la leche! Para mí, fue una lección de la naturaleza. No me gustó que me “obligaran” a cortar con fármacos, quería una forma natural. Creo que me hubiera gustado donarla.

RELATIVO

  • No lo había pensado, pero sería una opción que contemplaría (varias respuestas similares)
  • Opción válida, pero yo emocionalmente no habría podido. Sería para beneficiar a otros niños.
  • Si una madre se viera con fuerzas sería maravilloso. Yo no hubiera tenido ni fuerzas, ni ganas ni ánimos.

NEGATIVAMENTE

  • Demasiado duro, no quería sacarla. Prefiero cortarla, pero si no funciona y sube igual, quizás la donaría. Cuando fallece el tuyo, los demás te dan igual,sinceramente…
  • Y UNA INDICACIÓN CLAVE PARA PROFESIONALES; ACOMPAÑANTES, ASESORAS LACTANCIA: “Quizás hubiera accedido con un buen acompañamiento, un discurso trabajado y con mucho cariño, haciéndome ver la utilidad real de esa acción”.

.

Y UNOS COMENTARIOS FINALES PARA REFLEXIONAR:

Me parece muy bien, incluso lo pensé, pero me dio vergüenza proponerlo al personal médico. Cuando me vino la idea, ya me habían dado la Cabergolina (sin consentimiento informado, por protocolo).

Es ambiguo. Cortar me alivió al momento… Pero a la larga, quedó un vacío. Mi cuerpo buscó lo que los medicamentos le habían cortado de repente y la leche subió igualmente al cabo de varios días. No me explicaron los efectos de la inhibición farmacológica ni posibles alternativas. Después del cansancio del parto de mi bebé muerto dije SÍ a todo.

Cuando pierdes un hijo la sociedad tapa lo que no quiere ver…

Y si en confianza comentas que necesitas sacarte leche con la misma confianza se te responde que ¿hasta cuándo continuar con ese sufrimiento que te estás creando? Ese no era precisamente mi sufrimiento, sino la vía de escape a mi dolor. Recuerdo levantarme de madrugada, con dolor de pecho, levantarme a extraer leche y llorar… Esas lágrimas
que brotaban por mi cara y por mi pecho, ese pecho lleno y mis brazos vacíos.

Pasó un tiempo y poco a poco y sin quererlo, necesité extraer menos veces, menos cantidad… Poco a poco como todo, me fui destetanto. Los momentos en los que me cuidaba el pecho, mimaba con esmero la cicatriz de mi cesárea… Eran esos pocos momentos comunes que tenían las mamás “de verdad” y yo… No hubiese sido justo quitármelos también, necesitaba palpar mi puerperio robado.

Traté de donar la leche por vía hospitalaria pero al ser inviable, hice donaciones personales… Me sentí útil por primera vez en bastante tiempo, mi cuerpo, que tanto me había fallado servía para algo.

Es de resaltar que hay pocos comentarios negativos y los que hay, dejan abierta una posibilidad, más o menos remota, a la donación. De hecho, durante muchos siglos, las mamás de bebés muertos amamantaban a otros bebés para evitar mastitis, obstrucciones… Era una solución práctica y común.

Hemos entrevistado a dos abuelas a quienes les sucedió. Ambas han dicho lo mismo: fue muy duro tener un bebé al pecho cuando el tuyo acababa de morir… Pero ambas tuvieron más hijos, y guardan en la actualidad una relación muy especial con esos bebés (ahora adultos) que amamantaron, valoran muy positivamente el hecho de haberlo hecho, remarcando sentirse satisfechas de la buena acción y hablando de estas personas como hermanos de leche de sus hijos.

Susana Cenalmor

M. Àngels Claramunt

Fuente: http://asociacionsina.org/2011/08/01/pecho-lleno-brazos-vacios-manejo-de-la-lactogenesis-ii-en-la-perdida-perinatal-por-angels-claramunt-y-susana-cenalmor/

 

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Publicado en: En otros blogs, Lactancia y duelo, Red de mujeres Etiquetado como: Estudios científicos, Lactancia y duelo, Post invitado

23/08/2011 By Monica 2 comentarios

Pequeña gran sabiduría

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Hace poco una niña de 3 años le decía esto a una de sus amigas: “las mamás tienen bebés dentro, y algunos crecen y otros no”.

Leído parece tierno, inocente, y posiblemente arranca una sonrisa a quien imagina a una pequeña de 3 años, con su lengua de trapo, expresando cosas que parecen más propias de los adultos.
Pero si repasamos lo que dice la pequeña, vemos que expresa una confianza profunda y firme en la capacidad de dar vida del género femenino. La sabiduría de conocer el hecho de que las mujeres somos, en potencia, madres. De que en nuestro interior la vida puede darse, que de hecho se da, está dentro de nosotras esperando a que una chispa la despierte, a que se desencadene la reacción que haga que gestemos una nueva vida en nuestro interior. En ocasiones esa “chispa” llega y en otras no es así o algo ocurre.

 

 

Capacidad de dar vida

Esta esperanza, esta confianza, este conocimiento de la naturaleza femenina, es algo que todas las mujeres hemos tenido seguramente en algún momento de nuestras vidas pero que, cada una por diferentes motivos, tal vez hemos ido perdiendo. Porque puede darse o no el momento en el que una madre sostenga en brazos a su bebé, pero el inicio de todo lo que puede llegar a ocurrir está dentro de ella. Tanto si sucederá como si no, el origen de la vida está en esa mujer de algún modo incluso desde antes de su nacimiento. El resto, serán circunstancias que se irán cruzando en la existencia de esta mujer.

 

 

Complicar lo sencillo

Esto, que a priori parece tan sencillo de entender, los adultos tendemos a complicarlo cuando las cosas no ocurren como nos gustaría. Solemos llegar a conclusiones que son más bien enrevesados caminos que nos conducen a la culpa, el sentimiento de no estar capacitadas física o emocionalmente para ser madres o la autocompasión entre otros muchos. Y todo ello en ocasiones hace que nos quedemos inmóviles, que no podamos avanzar, reflexionar con calma o pensar con claridad… que no escuchemos nuestras emociones y no podamos buscar ayuda si la necesitamos.
Este proceso  ocurre a menudo cuando una mujer pierde uno o más bebés en cualquier etapa de su embarazo o cuando una mujer no consigue un embarazo que desea y que busca incansablemente a través de todas las opciones que están a su alcance.

Rendirse

Con frecuencia una mujer que tiene dificultades de fertilidad o pasa por una o varias pérdidas de embarazos o bebés ya nacidos puede llegar a una de esas conclusiones. Puede llegar con aparente facilidad a creer que no es válida para tener hijos, que no está hecha para ser madre porque no consigue quedarse embarazada o gestar un bebé sano que criar con todo ese amor que tiene para él.

Cuando una mujer llega a ese punto parece que se ha rendido. Que se ha entregado al hecho de no llegar a ser madre nunca. De no tener capacidad para ello. Pero no siempre es únicamente por las dificultades de su camino. A veces se ha rendido no sólo por esas dificultades que ha vivido y que le han marcado, sino por la falta de apoyos externos que la ayuden a seguir su camino hacia la maternidad.
Porque la maternidad no tiene un único camino. Tiene tantos como bebés nacen cada día, tantos como mujeres deciden convertirse en madres en cada uno de los puntos de nuestro planeta. Tantos como pechos llenos de amor maternal hay en nuestro mundo. Y cada mujer tiene el suyo.
Pero no siempre es fácil. No siempre es decidirlo, quedarse embarazada, dar a luz y llevarse a casa a su bebé sano y fuerte para ser siempre felices juntos. Esto no es realista. Porque, como cada cosa que nos ocurre en la vida, la maternidad tiene sus altos y sus bajos. Sus luces y sus sombras. Aunque sea un proceso inundado del más profundo amor, de ese tipo amor que no espera nada y entrega sin pretenderlo siquiera. De ese amor que se desborda sin más y es generoso en su más profunda esencia.

Falta de apoyo

Entonces, si la maternidad es el acto de amor por excelencia, ¿por qué la sociedad no la apoya?¿Sabemos apoyar algo tan intenso y que rompe todas las reglas sociales existentes porque sólo sigue las “no reglas” del amor? Es muy posible que no. Que no es que no queramos, sino que no sabemos. Tal vez no lo entendemos, simplemente. Pero un buen punto de partida es respetarlo.
Escuchar a la mujer que vive con dificultades su búsqueda de ese bebé, no tratar de entenderla siquiera, sino sólo escucharla. Estar atentos a lo que nos quiere transmitir. Ese es el primer paso para respetarla y comprenderla. Y, si la respetamos, si no tratamos de modificar su camino o decidir por ella, ya estamos ayudándola. Ya la estamos valorando como mujer, como madre que tomará en ese momento y en todos los demás que viva sus propias decisiones. Ya le estamos dando el poder sobre su propia vida y sobre su maternidad.
En lugar de eso, solemos tender a iniciar el camino de la escucha que adoctrina, de la falsa escucha que dirige a la otra persona hacia lo que nosotros pensamos, creemos, hacia nuestros miedos… diciendo cosas como: “no pasa nada, ya lo conseguirás”, “mujer, si tú estás muy bien sin niños”, “¿qué necesidad tienes tú de complicarte así la vida con tratamientos y pruebas?”, “¿no será mejor que adoptes, que es más fácil?”, “uy, vaya lío esto de la adopción! ¿Has pensado bien si te compensa?”. Y, a través de frases así, menospreciamos la vivencia que esa mujer está percibiendo con dolor, cuestionamos su decisión de ser madre, le informamos de que se está “complicando la vida sin necesidad”, minusvaloramos el proceso emocional y psicológico que implica una adopción o convertimos el deseo de ser madre en algo que precisa de compensación de algún modo…
Desconocemos el motivo por el que una mujer desea ser madre. Pero… ¿podremos al menos respetarlo algún día?¿Conseguiremos entenderlo?
Quizás escuchando a los niños, a estos pequeños que parecen no saber nada, aprendamos mucho. Muchísimo.

 

 Beatriz Fernández
Doula en todas las etapas de la maternidad, especializada en duelo.Fuente: http://www.netmoms.es/magazin/maternidad/infertilidad/pequena-gran-sabiduria/

 

 

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Publicado en: Beatriz Fernández, En la prensa, Saliendo del armario Etiquetado como: Hablan los padres, Post invitado

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