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06/02/2015 By Monica Deja un comentario

Hablan las madre: Un año ya.


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Hablan las madre: Un año ya

 

 

Hace unos meses Marilyss Saso, alumna y futura Asesora Stillbirth Support nos compartía un artículo en el que desnudaba su alma y su dolor. 

Hoy nos trae de nuevo su corazón en letras. Me siento orgullosa de compartir con esta mujer tan profunda y entera, fruto de un largo camino mágico y personal. 

 

Hablan las madre: Un año ya

Un año ya…no creí que pasara nunca.

He tenido los ojos doloridos de tantas lágrimas que han brotado de ellos que temí que no pudiera volver a ver la vida a colores.

Si echo la mirada atrás y pienso ¿dónde ha ido mi año a parar?, ¿qué he hecho en estos 12 meses que no has estado? creo que se esfumo y que mientras lo hacía iba sellando a fuego su camino, no será posible olvidar nunca…

Pero si miro un poco más allá de la cicatriz, si me siento valiente y busco tu canción en mi cabeza y tarareo, sé que mi año, nuestro año ha sido el aprendizaje más intenso de mi vida y te estaré eternamente agradecida.

He necesitado aprender a colocar todo ese amor que tenía para ti,

que llevaba tu nombre y lo he transformado en baile, en mil macetas llenas de flores, en guiños al cielo.

Me has obligado a dibujar mi camino de nuevo, sabes?

Una sobrevive al naufragio y con esos restos se ha de reconstruir y jamás será la misma mujer, ya no mirará a la vida con la confiada ilusión de que todo saldrá bien, la mujer que ha renacido en mí perdió la ingenuidad hace un año y ahora sabe igual que la mujer esqueleto (algún día te leere el cuento) que la vida tiene dos caras y que una sin la otra no tiene sentido.

Pero por encima de todo me has enseñado el poder mágico de transformar,

de dirigir hacia lo bonito, de convertir el dolor en crecimiento, de entrarle al duelo a corazón abierto y mirarle a la cara.

He tenido un montón de días que no encontraba sentido a lo que hacía, que creía que me volvía loca abrazando árboles por el campo, que no solo te había perdido a ti, que también me había perdido a mí.

Y es cierto, yo me perdí contigo y solo cuando deje de ver la luz encontré el camino.

 

El camino ha sido de lo más variopinto,

he buscado todas las herramientas necesarias para transitarlo y lo he defendido con uñas y dientes para que nadie me cortara el paso ni me metiera prisa.

He conocido a mujeres bellas en un grupo de duelo que no solo me demostraron que no estaba sola sino que me abrieron sus corazones que albergaban el mismo dolor que el mío, mujeres formidables que tienen todo mi respeto.

He corrido por la playa, he gritado al viento, le he bailado a la luna, me he hecho unas gafas de cartulina verdes para que cuando me entre el miedo ponérmelas y ver la vida con esperanza (en este momento tu padre dudó de mi salud mental, pero como siempre me sonrió y me dijo que era una idea estupenda).

Te he cantado, he dejado que todo lo que emergía en mi saliera a borbotones y he dejado de temerle al dolor de una nueva perdida.

Me he permitido ser.

No siempre fue así, pero si miro hacia atrás, lo que veo es la transformación, tremendamente linda y tremendamente dolorosa.

 

He pasado por todas las fases hasta llegar al día de hoy,

he mirado con envidia y con profunda tristeza a las mamás que paseaban a sus bebés por la calle.

He llorado durante días eternos de rabia, me lo he comido todo y he dejado de comer todo, morí de dolor al ver mi primera regla después de tu partida, alargue la visita al ginecólogo porque ver mi útero vacío me provocaba un dolor que desgarraba, me rechacé como mujer, me ignore, me trate con desprecio…

Me aterrorizó pensar en un nuevo embarazo, me volví hipocondriaca, me acostumbre a llevar un paquete de pañuelos encima porque todo me hacía llorar, he descubierto que el dolor no se marchará jamás pero que pasado un tiempo deja de arder…

Y un día, supongo que el más oscuro de todos

me di cuenta que había invertido mi dirección y que había sol.

Que debía honrar a mi cuerpo que te sirvió de refugio y te dio cobijo hasta que marchaste.

Que ser MUJER era lo mejor que jamás me había pasado.

Decidí que a partir de ese día con mi primera regla de cada ciclo regaría mis plantas como símbolo de fecundidad, de vida, de respeto hacia lo que soy.

Sonreí a tu padre y le guiñe sinuosa un ojo, él lo entendió a la primera, un tío listo tu padre…

Y  por fin fui a ver a ese bebé que nació el mismo día que tu marchabas y que hasta ahora me sentía incapaz y cuando su madre nos dejó a solas la explique mi tardanza.
Hice las paces con la vida y comenzó mi transformación, mi gran empoderamiento.
Mi Julieta linda, te debo la mujer que soy ahora, aún estoy en proceso de construcción pero son piezas pequeñitas  lo que queda por  colocar.

Gracias hija.

 

Marilys Saso

Alumna de la 4ª Promoción de la Formación de Duelo Gestacional y Perinatal

Asesora Stillbirth Support en formación

 

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Publicado en: Asesoras Stillbirth Support, Duelo gestacional y perinatal, Formación on line, General, Hablan las madres, Nuestras alumnas Etiquetado como: duelo gestacional y perinatal, Hablan los padres, Testimonio

19/11/2014 By Monica 1 comentario

Hablan las madres: Te amé antes de conocerte


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Hablan las madres: Te amé antes de conocerte

Mis alumnas de mi curso de formación suelen achacarme que soy muy crítica con el sistema médico.

Yo sé que tienen razón, pero es que cada vez que me hago propósito de ser más empática con ellos, conozco a alguna mamá que me cuenta su caso y me reafirma en la fuerte necesidad de reciclaje técnico y humano que necesitan la mayoría de las personas que trabajan en nuestro hospitales.

Sé que esto que digo es muy políticamente incorrecto, pero lo vivo así, a través de las muchas historias que me llegan de las propias madres.

Porque se me hace incomprensible que personas que tienen una profesión de servicio y dedicación hacia otras personas, hacia otros seres humanos, puedan ser tan insensibles y maleducados.

Porque no se trata de ir donde la mujer que está perdiendo a su hijo y ponerse a darle besos y abrazos. No.

Se trataría simplemente de ponerse a su lado, mirarle a los ojos y escuchar.

Pero no escuchar con las orejas, sino con el corazón.

Con eso se ahorrarían muchas prácticas innecesarias, desactualizadas y peligrosas, porque se trabajaría por el bien mayor de la paciente, y no por la pauta que marca el reloj o los objetivos que se marca la empresa que es el hospital.

Por esto yo trabajo y me estoy partiendo el alma para crear este nuevo curso de formación, para que el conocimiento acerca de las madres y del duelo y la necesidad de empatía y de prácticas médicas actualizadas y emocionalmente sanas puedan ser un día implantadas en todos los hospitales.

Porque esto no es cosa de unos pocos.

Necesitamos mujeres fuertes, que hayan transitado sus duelos, que quieran aprender todo lo posible acerca de ello, que sean empáticas y sueñen con trabajar ayudando a otras mujeres en sus procesos de duelo. 

Hoy vas a leer el testimonio de Estefanía, que nos cede su historia que publicó primeramente en el foro Superando un aborto, pero mañana podrías ser tú, o tu hija o tu hermana…

Esto es cosa de todos. Y de todas.

 

 

Te amé antes de conocerte

Es la primera vez que entro en esta pagina, mi nombre es Estefanía, y lo primero quería agradecer a todas las personas que están detras de estas paginas y te ayudan a llevar un poco mejor el dolor, yo tengo muchas personas a mi lado que me quieren y me cuidan pero es verdad que a veces no te sientes entendida y sientes que no saben como actuar contigo.

Acabo de perder a mi hijo PABLO, estaba de 21 semanas, era mi tercer embarazo, tengo dos hijas de 10 y 7 años y este niño era deseadísimo, estabamos los cuatro como locos.

En la semana 18 aproximadamente ya empecé a notar sus movimientos casi a diario, todos los días dedicaba un rato para tumbarme en mi cama, ponerle música y sentirle, estando de 20 semanas parece que empecé a notarle menos y ya me puse nerviosa, fui a mi matrona y me escucho el latido me quede un poco mas tranquila pero no del todo, algo me decía que no iba bien, a los pocos días muy agobiada nos fuimos al hospital, siempre con la esperanza de que me dijeran que todo estaba bien y de ver a mi niño moviéndose.

No había donde aparcar y mi marido me dejo en la puerta de urgencias, di mis datos y me pasaron a ginecología, no había gente y me pasaron enseguida. Cuando empezaron con la ecografía ya vi que entre ellos se miraron y pusieron mala cara, se me puso el corazón en un puño, empezaron a hablar entre ellos y ya les oí decir que no había latido.

Me preguntaban cosas pero yo no podía contestarles, solo lloraba y les dije que buscaran a mi marido pero ni caso, me dijeron que estaba muerto y que me iban a provocar el parto y ahí mismo en urgencias me pusieron una pastilla por vía vaginal para que comenzara el parto.
Yo no sabía ni donde estaba, no me dieron tiempo a asimilar que lo había perdido y ya me estaban hablando de un parto.

Me mandaron salir hasta que me subieran a planta para ingresar y alli fuera preguntando por mi estaba mi marido, le abrace y no podia parar de llorar, esto fue sobre las 12:30 del mediodia, a las 6 me volvieron a poner otra pastilla y empece a notar las contracciones, fue un dia que todavía no se si existió o no.

A las 12 de la noche me pusieron la ultima pastilla, a las 3:30 de la madrugada empece con dolores muy fuertes y mi marido las llamó, vinieron, me pusieron un pañal enorme y me dijeron que había dicho la ginecóloga que hasta que no empezara a sangrar ella no venia.

A los 15 minutos volvimos a llamar, las contracciones eran muy seguidas, pero no vinieron, y a los 5 minutos solos en la habitación nació Pablo.

Entonces hay si vinieron, pero hasta que llegaron yo tuve que sentir el cuerpecito muerto de mi hijo entre mis piernas y dentro de aquel enorme pañal…..fueron los peores momentos de mi vida.

Vinieron me sacaron la placenta.

Impidiendo que yo viera nada lo metieron todo en un caldero con formol y se lo llevaron.

Me dijeron que ahora intentara dormir y nada más, como si no acabara de perder a un hijo, con tan poca humanidad que se me revuelven las tripas de recordarlo.

Di a luz sobre las 4 de la mañana a las 10:30 de la mañana vino la ginecologa y me dijo que ya me podía ir para casa, me dieron dos pastillas para cortar la subida de la leche y ya está, todo esto sin pararse a pensar un momento por todo lo que yo había tenido que pasar en menos de 24horas.

Tal vez me he extendido demasiado pero es muy dificil resumir más algo tan duro.

Seguramente poria seguir escribiendo mucho más sobre como pase los siguientes días, cómo le dimos la noticia a nuestras hijas etc,

Cuando cierro los ojos siempre veo la misma imagen, a mi hijo en el huevin(maxi coxi) saliendo de el hospital, la ropa con la que me lo imagino siempre y una mantina azul.

Lo he lavado, lo he echado colonia y lo tengo guardado en mi cajón, y cada vez que lo abro huele a bebé y eso me recuerda que Pablo ha existido, que yo lo he parido y que siempre estará hay como un hijo mas.

Por eso hijo mio solo puedo decirte que TE AME ANTES DE CONOCERTE, y que siempre estarás en mis pensamientos y en mi corazón, que ahora tengo una estrella mas en mi cielo.

Estefanía, mamá de Pablo.

 

 

Muchísimas gracias a Norma Grau por cedernos amablemente para nuestro slide las preciosas fotografías de su reportaje Stillbirth. A ella y a los papás y mamás que quisieron retratarse con sus pequeños.

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15/10/2014 By Monica Deja un comentario

Mujeres arco iris descubriendo sus dones: Eliana Martínez


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Mujeres arco iris descubriendo sus dones

 

Hoy comenzamos una serie de artículos en los que quiero ir presentándote a mis mamás en duelo, hoy convertidas en  mujeres arco iris descubriendo sus dones.

Hoy te presento a Eliana, una mujer sensible, aguerrida, que recorre cada día con paso firme su camino del duelo. Te dejo con ella.

 

Me llamo Eliana, tengo 30 años y soy madre de cuatro preciosos hijos. Adrián, de 7 años, Erika, de 5, Alba 3 añitos y medio en su estrella y René, mi pequeño arcoiris de 22 meses.

 

Alba, nació por una cesárea urgente a las 32 semanas de embarazo y, justo una semana más tarde, dejaba este mundo, para partir de nuevo hacia su luz.

 

Ahí mi vida cambió por completo.

Ese acontecimiento hizo que viese la vida desde una perspectiva completamente diferente.

Hace algo más de un año, decidí leer un libro que se convirtió en un compañero de viaje, La Cuna Vacía. 

Eliana Martinez2

 

Y digo que se convirtió en un compañero para mí porque, en él, encontré mucho más que palabras, mucho más que relatos.

Encontré apoyo, me vi reflejada en todo absolutamente.

Me abrió los ojos para hacerme ver que mi caso no era algo aislado, que mis sentimientos eran completamente normales y, por primera vez desde que murió Alba, descubrí que no estaba ‘loca’ por pensar y sentir como lo hacía.

Este libro, marcó un antes y un después en mi vida.

 

Una noche, decidí ponerme en contacto con una de sus autoras, Mónica Álvarez, para contarle lo mucho que me había gustado el libro y lo que leerlo había supuesto para mí.

Desde entonces, nos une una gran amistad y un enorme cariño.

 

En Julio, salió la primera Edición del Programa Coaching para mamás en duelo,

 

organizado por ella y no dudé un segundo apuntarme.

No sabía muy bien lo que me iba a encontrar en él, pero desde luego, no tenía nada que perder.

Y…desde entonces sigo mes tras mes,  compartiendo experiencias, sentimientos y vivencias con mis compañeras de camino. Este duro camino que nos ha tocado vivir.

 

Juntas, en estos casi 4 meses, hemos evolucionado tanto en nuestros duelos, obviamente con subidas y bajadas, que no parecemos las mismas mujeres.

Este programa, me ha hecho evolucionar en mi duelo, pero también como persona.

 

He podido decir todo lo que sentía, sacar absolutamente todo lo que llevaba dentro, sin ser juzgada ni desvalorada.

Al contrario, he encontrado un hombro sobre el que llorar, un regazo que me sostuvo cuando lo necesité y unos brazos que me rodearon en infinitas ocasiones.

He encontrado una palabra de aliento, de cariño, de ánimo.

Cada vez que me caí, hubo muchas manos que me sujetaban para ayudarme a levantarme de lo más hondo del barro.

Nos hemos convertido en una familia, mi vida sin mis compañeras…es que ya no la veo, no me la puedo imaginar.

 

Ahora SÉ, que mi hija está conmigo en cada momento, en cada lugar y a cualquier hora del día.

 

No en la forma que hubiese deseado, pero… está.

Ahora comprendo que no pudo ser, que da igual lo mucho que patalee, que llore, que me enfade, que sienta ira o dolor.

Alba tenía una misión que cumplir y, lo hizo.

Su trayectoria en el mundo terrenal fue muy corta, pero suficiente para dejarnos una huella imborrable.

Pero una huella…sin dolor, una huella llena de amor y cariño incondicional e indestructible.

 

Obviamente, todo esto, TODO, no hubiese sido posible sin Mónica Álvarez,

una de las personas más maravillosas, volcadas e incondicionales que conozco.

Su trabajo no tiene precio. Siempre a nuestro lado, pendiente de nuestras evoluciones, de cómo nos sentimos.

Dándonos las herramientas necesarias para que seamos nosotras quienes podamos curar nuestras heridas.

Mónica, nunca podré agradecerte todo el bien que me hace estar en tu camino.
Compañeras….qué deciros ya que no sepáis… formáis parte de mi vida, de mi día a día. Os quiero.

 

Eliana Martínez

Mamá de Adrián, Erika, Alba y René

Alumna de Asesoras  Stillbirth Support, Programa de Formación en el Abordaje del Duelo Gestacional y Perinatal

Mamá Arcoiris

 

 

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13/10/2014 By Rocío Cuellar 8 comentarios

Que Mis Pasos Me Lleven a Ti


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Que Mis Pasos Me Lleven a Ti

 

 

Soy madre mariposa, para los que están familiarizados con el término es fácil saber que es.

Una mamá mariposa es una madre que ha perdido a su bebé, que ha tenido que aprender a ejercer la maternidad sin la presencia física de su hijo.

 

Es un camino muy duro y lleno de incomprensión.

Es muy difícil seguir siendo su madre cuando no hay un cuerpo que abrazar, tantos besos que quedaron por dar, tanto amor por compartir.

En mayo de 2010 yo estaba a punto de participar en una carrera de montaña.

Soy trail runner, y había estado mucho tiempo preparándome para correr una prueba maravillosa: La Transvulcania Isla de La Palma de 28 km y 2000m de desnivel positivo.

Allí estaba yo en la salida, con uno de mis ídolos a mi lado, Marco Olmo, un señor de 70 años cuya filosofía y capacidad en la montaña es un ejemplo para todos.

Esa carrera la terminé muy bien, nada podía decirme que justo un año después del 4 al 11 de mayo de 2011, estaría en el hospital diciéndole adiós a mi querida hija Isabel y convirtiéndome en la madre mariposa que ahora soy.

Después de que mi hija se fuera, pasaron tres largos años de verdadero sufrimiento y dolor. Un camino de incomprensión, tabú y rechazo.

Me despidieron de mi trabajo.

Tuve que soportar que gente muy cercana se alegrase de la muerte de mi hija, ya que sufría una discapacidad y claro, según estas personas, fue una suerte que se muriera.

También tuve que soportar, como todas las mamás mariposa a mucho imbécil, diciendo frases hechas, e incluso aprovechando la debilidad del momento para atacarme a conciencia.

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Al poco tiempo de irse Isabel me embarque en una FIV que maravillosamente salió bien, y así vino al mundo mi bebé arcoíris, mi querida hija Paloma.

Después de todo eso, dos embarazos, una muerte perinatal una FIV, depresión y tres años haciendo poco deporte, supusieron una devastación tal, que el recuperar mi cuerpo y mi mente se convirtió en una ingente tarea.

Me toca recuperar mi peso, mi forma física, mis músculos, mi capacidad pulmonar y cardiaca.

Ahora quiero que la recuperación de mi cuerpo, sea una representación física de mi regreso como persona.

Como un nuevo yo: “Cuando la oruga pensó que era su final, se convirtió en mariposa”.

El próximo 10 de mayo de 2015, coincidiendo con el cuarto aniversario del parto de mi hija muerta, voy a volver a ese camino.

Voy a salir de noche,

con mi frontal en la cabeza desde el faro de Fuencaliente,

voy a volver a subir esos 2000m de desnivel,

veré amanecer subiendo la pendiente,

pasare por los dos avituallamientos, Los Canarios y Las Deseadas,

y cuando la gente mire mi dorsal para darme ánimos, gritarán su nombre,

porque voy a correr con su nombre en el dorsal.

Cuando llegue al punto más alto, el Pico de Las Deseadas, dejaré una tarjeta con todas las palabras que nunca pude decirle y una bolsita con todos los besos que nunca pude darle, con la esperanza que esa altura,  2000m, sea paso obligado de los ángeles, lo vea y lo recoja.

Porque yo no se que hacer con todo eso, ni puedo dárselo a otra persona, ni siquiera a su hermana, porque era para ella y no he encontrado una forma mejor de dárselo, que subir hasta allí por mi propio pie y con mi propio esfuerzo.

pico de las deseadas

 

Cuando cruce la meta en el Refugio del Pilar, sabré que lo he conseguido y sabré que por unas horas he estado mas cerca de ella y de su amor.

Que mis pasos me lleven uno a uno hasta ella, que cada esfuerzo en la subida me acerque más, que mis pasos me lleven a ti hija mía.

También quiero con el esfuerzo físico rememorar ese terrible parto en el que se fue definitivamente de mi lado, diciéndole esta vez un hasta luego a su alma, porque volveremos a encontrarnos, de eso estoy convencida.

En esta tarea tengo dos magníficos ayudantes, mis entrenadores Juan Martin en carrera y Pablo Álvarez en entreno funcional.  Ellos no lo saben pero los he elegido muy minuciosamente, porque cualquiera no puede participar en la tarea de prepararme para llevarle a mi hija las palabras y los besos. Ellos son los mejores para lo que yo busco y por eso están ahí conmigo.

Aunque ellos creen que solo me están ayudando a correr una prueba, no son conscientes que eso es una tapadera, que el verdadero cometido es el de entregarle los besos y las palabras de amor a ella.

 

Que mis pasos me lleven a ti,

que mi corazón nunca se separe del tuyo,

que en mi vida no me permita ni un solo momento de no vivir en y por tu recuerdo,

que nunca me olvide que tu me hiciste madre,

que no pase un solo día en el que no lamente que no estés a mi lado,

que todo esto me sirva para ayudar a otras mujeres que les ha tocado pasar por la propia muerte sin morir,

que ojalá que cuando muera lo primero que sienta sea tu presencia y el amor incondicional que una tenemos por la otra.

Te querré siempre,

que mis pasos me lleven a ti princesa mía.

Y recuerda que tenemos una cita el próximo 10 de mayo de 2015, no faltes, mama estará allí.

Rocío Cuellar

Mamá de Isabel y Paloma

 

 

 

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20/08/2014 By Monica 18 comentarios

No nos preparan para esto. Hablan las madres.


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No nos preparan para esto

Estoy preparando este texto que me ha enviado una amiga, compañera, hermana, alumna…

Tengo la piel de gallina y una sonrisa en los labios. 

Es el texto de una Madre rota por el dolor de la pérdida, pero también el de una Mujer empoderada y salvaje después de una experiencia extrema. 

Una experiencia de vida y de muerte.

Espero que disfrutes del texto tanto como yo.

Mónica Álvarez

 

No nos preparan para esto, no para saber que de la misma manera que somos portadoras de la vida esa misma vida puede no llegar al camino que esperamos.

Por el contrario nos explican la importancia del ácido fólico, de las vitaminas y toxoplasmosis, pero dejan de  lado toda una parte emocional y espiritual, toda esa parte a la que la mujer también está expuesta y que cuando se ve inmersa en algo así no es capaz de gestionar porque nunca nadie le habló de eso.

De cómo el piso se te tambalea y no sabes a qué agarrarte.

De esa sensación de pena que te va inundando y del duelo que viene después.

De cómo has de volver a lo más primitivo y ancestral del ser mujer y de encontrar un lugar donde colocar esa ilusión que se ha visto truncada.

Estaba en la sala de urgencias, la ginecóloga buscaba el latido de su corazón.

Yo en cambio estaba lejos, desnuda sobre la tierra, con los pies y las manos escarbando y sintiendo y arañando la tierra, que olía a campo mojado, a bosque, a musgo, a fértil, a mujer ancestral, a sabiduría guardada desde hace siglos, desde que el mundo es mundo, sentía la tierra en mis uñas y olía a una planta que no he sabido hasta hace poco lo que era.

Mientras yo pasaba mi dolor, mi inmensa pena a esa tierra, ella me acogía con un manto, me mecía, me calmaba y me hacía entender que todo estaba bien, que aunque yo no entendiera el por qué, todo estaba bien.

Sentía las voces de mujeres, chamanas, primitivas, salvajes, ancestrales que me decían que no estaba sola.

Cuando la ginecóloga me dijo que no se oía el latido del bebe toda la habitación olía a azaleas y yo buscaba la tierra en mis uñas convencida que la encontraría.

Una semana después tuve que ir al hospital porque a pesar de sangrar aún estaba conmigo.

Mi cuerpo no reacciona bien con la química, siempre lo ha hecho a base de cariño, mimos y plantas, con remedios caseros de abuelas sabias y esta vez no fue distinto.

Por más que me provocaron las contracciones para que saliera no lo consiguieron, un aborto es duro, pero el proceso médico lo endurece aún más si cabe.

Después de 48 horas el médico me dijo que habría que pasar por quirófano, la pedí un rato más porque sabía que saldría solo, que no iba hacer falta el legrado.

Le hablé, de alma a alma, le agradecí, le permití marchar.

Me lo imaginé desanudando raíces, aflojando los nudos que no le permitían marchar, le acompañé en el camino, le tendí mi mano para que entre los dos no nos pudiera el miedo ni la pena.

Y salió, sin quirófano, sin dolor.

Pude despedirme de él, pude ver su cuerpo canijillo y agradecerle, nos pudimos presentar formalmente y sentí una gratitud tan inmensa que todo pareció girar a nuestro alrededor, sin espacios ni tiempos, solo desde el amor profundo.

 

A pesar de que la experiencia ha sido inmensa, del crecimiento que ha supuesto para mí, el amor y agradecimiento total y eterno por esas semanas de felicidad conjunta es lo más doloroso por lo que nunca he pasado.

En realidad estás tan rabiosa y enfadada con el mundo que tienes que sacarlo y te sorprendes a ti misma golpeando la cama con rabia, con fuerza, volcando toda esa ilusión que se ha convertido en rabia y en un enfado con el mundo que supera cualquier otro tipo de enfado, porque está vez eres tú quien llevaba la vida dentro y has ido sintiendo como a poquitos  se iba apagando y no había nada que pudieras hacer, qué impotencia¡¡¡.

Yo sólo pude agradecerle los momentos de ese amor infinito que me dio,la ilusión renovada y esa sonrisa perenne que llevaba conmigo gracias a él.

Agradecerle que me ofreciera la oportunidad de sentir tanta tanta felicidad y que existiera la posibilidad de amar, cuando no podíamos ni ponernos cara.

Y solo desde el amor profundo, desde lo más hondo de una mujer dejas partir, te despides y guardas en el corazón a ese ser que no pudo,  no supo o no…al fin y al cabo venir.

La vida se sigue abriendo camino. 

A cada paso que damos, en cada bosque, en cada tierra fértil que se abona con amor, con el cariño paciente con el que se hacen las cosas a poquitos, volcando generosidad y esperanza.

Y así vamos vaciando el dolor, vamos limpiando, vamos reconstruyendo…

Los duelos no son fáciles, pero son necesarios, es toda una transformación.

Se necesita volver a pintar la vida, se necesita reconstruirse, reencontrarse, reconectarse, volver a poner a cero el marcador de la esperanza y la ilusión.

Permitirnos sentir dolor es la única manera de dejar paso a lo nuevo, permitirnos llorar tanto como necesitemos es la única manera de vaciar para poder volver a llenar después.

Nunca sentí como ahora la maravilla de ser mujer.

MUJER, con letras grandes, de lo que somos desde que el mundo es mundo, desde el comienzo de la madre tierra, ahora entiendo porque la tierra es madre y lo que yo soy.

Escapa del razonamiento lógico que empleamos en nuestro día a día, está en el plano de la espiritualidad, de la transmisión, de las energías, de lo ancestral, de buscar a la mujer salvaje y autentica que llevamos dentro, lo primitivo se mezcla con lo actual, se cruzan vidas, vivencias, emociones y me siento unida a algo que no se ponerle palabras.

A algo que supera lo terrenal, que me abre las puertas para pertenecer a las raíces de la vida.

Han pasado apenas  días y cuando me ducho me paso el jabón por la tripa y rompo a llorar…

Qué complicado aceptar que no todo está en nuestras manos, que la vida es como el oleaje del mar, que va, viene y vuelve a ir…

Qué injustos somos a veces con nosotros mismos, qué egocentrismo nos empuja a creer que también teníamos poder y culpa sobre algo que no nos pertenecía, que solo somos portadoras y acompañantes.

Que difícil a veces no cargar contra nosotros mismos.

Qué de sentimientos encontrados los que redirigir para poder encauzar, tal vez no sea ni necesario encauzarles, tal vez sólo hay que permitirles estar cuanto necesiten para que ellos solos encuentren el camino de salida.

 

Nadie nos avisa de esto, de esta necesidad de gritarle al viento.

Tampoco nos advierten que ya no seremos aceptadas ni incluidas en el grupo de mujeres “mamás”, porque no abrazamos, educamos,  ni pasamos noches en vela.

Pero nadie se para a pensar que ese amor y ese dolor en la pérdida ya nos valida y nos respalda como madres, yo me siento madre, soy madre.

Pero lo digo bajito porque siento que las miradas se pueden convertir en escepticismo, las caras en gestos de compasión y no quiero compasión, quiero poder situarme en algún lugar de este inmenso catálogo de clasificaciones en los que no encuentro mi sitio.

Pienso en el corazón de tantas mujeres que pueden llevar esta pena.

Que también quisieron gritarle al viento y que tal vez nunca se lo permitieron.

Aquí está mi herida, la estoy curando, mimando, sanando, meciendo y permitiendo que se vea para que no se ponga fea y se enquiste.

Tengo una azalea en casa que no para de florecer y que no deja que me olvide ni por un momento que donde hay amor hay vida.

Marilys Saso

 

 

 

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02/06/2014 By Monica 7 comentarios

Una historia verdadera sobre una bebé estrella y sus hermanos


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Una historia verdadera sobre una bebé estrella y sus hermanosMe siento conmovida hasta lo más hondo y muy agradecida a Louis Hemmings que me ha enviado desde Irlanda este precioso video sobre sus hijos: Laurence, Holly y Luck. Es el regalo de cumpleaños que le ha hecho a Holly, fallecida en 1993.

 

Él ha querido contar esta historia preciosa y conmovedora desde el punto de vista de su hijo Laurence que tenía 3 años y 3/4 cuando Holy murió en la barriga de su madre.

Justo esta tarde explicaba a mis alumnas del curso de formación de duelo que los padres pierden un hijo, pero los hijos pierden un hermano. Su vida cambia drástica y totalmente, ya no vivirán tantas y tantas aventuras al lado de esa persona que se ha ido a un lugar hermoso.

Nos preguntamos muchas veces cómo explicar la muerte a un niño. Pues muchas veces serán necesarias no más que palabras sencillas y nacidas en el corazón. Cada uno le hablará de la muerte desde su experiencia y desde sus creencias profundas y espirituales. Pero lo importante estar ahí cuando el niño pregunta, darle una respuesta desde el corazón y acompañarle en su elaboración.

El video está subtitulado en inglés. Yo tengo un nivel de inglés muy bajo y lo he podido comprender. Espero que tú también puedas hacerlo, porque la historia es preciosa y transformadora.

También puedes escuchar aquí un audio con una carta dedicada.

Te invito a verlo y disfrutarlo. Hay muchas maneras de contar una historia. Todas son maravillosas si se hacen desde el corazón. Muchas gracias Louis Hemmings.

Mónica Álvarez

Goodbye, Au Revoir, Slán from louis hemmings on Vimeo.

 

 

 

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Publicado en: Duelo gestacional y perinatal, El arte en el duelo, General, Hablan los padres, Muerte perinatal, Rituales Etiquetado como: Hablan los hermanos, Hablan los padres, Rituales, Testimonio, videos

07/04/2014 By Monica Deja un comentario

El entorno en el proceso de duelo


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Diario de un Viaje El entorno en el proceso de dueloMi amiga Norma Grau compartía en facebook este texto de Anji Carmelo. No puedo estar más de acuerdo. Nunca volvemos a ser las mismas, aunque todas las personas que se mueven a nuestro alrededor como las fichas de un tablero de ajedrez, quisieran. Pero no, nunca más seremos las mismas, porque para nosotras, la partida ya ha cambiado.

Mónica Álvarez

 

 

 

De la página www.dueloanjicarmelo.com
“EL ENTORNO EN EL PROCESO DE DUELO según mi experiencia vivida”

Cuando en mayo del 2003, tres meses después de haber perdido a mi único hijo Asier aparecí en AVES, escuché varias veces, que en el proceso de duelo desaparecían muchas amistades y no lo entendí. ¿Cómo podía ser que tus mejores amigos, compañeros ó familiares, desaparecieran ó se alejaran de tu lado ante una tragedia para ti de tal magnitud? Si siempre habían estado a mi lado, ¿cómo no iban a hacerlo ahora?. Pues bien, hablando desde mi experiencia todo tu entorno se mueve ante una situación tan desgarradora, en unos casos por desconocimiento de cómo ayudar, y en otros por miedo. La cuestión es que el entorno se aleja y así como tu vida, ya no vuelve a ser como antes. No es que ellos se aparten voluntariamente, porque ya intentan y quieren distraerte, pero esperan que te recuperes pronto confiando que con el tiempo, volverás a llevar la misma vida que antes. La cuestión es que tú ya no puedes, ni quieres llevar la misma vida que antes porque “tu mundo” ha cambiado y tus necesidades también. Necesitas hablar de tu ser querido y sobre todo recordarlo, pero pocos son los que se sienten cómodos cuando tú lo haces, incluso si hablan de los suyos, y tú quieres hablar de alguna experiencia vivida del tuyo, la conversación se vuelve algo tensa. También necesitas hablar de emociones, de crecimiento personal, ó de tu progreso gracias a cursos y otras herramientas que tienes que utilizar para seguir, pero a tu antiguo entorno como decía antes, no le interesa demasiado porque no puede entenderlo. Si tú les hablas, te escuchan, pero ya ves que no les interesa todo aquello que no están viviendo, decidiendo por tanto no hablarles de tu vida.

Sin juzgar a nadie, puedo decir que les entiendo perfectamente, porque somos nosotros los que hemos cambiado, por eso ellos no saben hacerlo de otra forma y tú tienes que seguir tu camino con estas nuevas necesidades. La cuestión es que les sigues queriendo como antes, pero a ellos les cuesta verte aparentemente igual sin pensar que te vas recuperando. Así te dan a entender que tu dolor ya forma parte del pasado, cuando en realidad tu transformación ha hecho que ese ser querido siga formando parte de tu eterno presente tanto ó más que antes, aunque sea de forma sutil.

A través de este proceso de cambio he podido sentir que la muerte no es un fin y por ello he aprendido a ubicar a mi hijo en un lugar de mi corazón de forma que, con la energía del Amor, la luz de una vela, la belleza del horizonte, de las flores, el vuelo de un ave ó el de una mariposa, puedo escuchar el suyo abierto como si fuese el cofre de los recuerdos que vuelve a mí para recordarme que le amé, le amo y le amaré. Es como sentir desde su corazón una voz que dice: NO MUERAS CONMIGO, VIVE POR MI Y POR TI y recuerda que estoy a tu lado tomándote de la mano, besándote y acariciándote. Esto sólo se siente desde el Amor, y a tu entorno no se lo puedes explicar porque al no entenderte pierde su verdadero contenido. Estamos en diferente frecuencia, pero no obstante, y afortunadamente en esta nueva etapa de tu vida, nacen otras nuevas amistades que sí te entenderán y caminarán junto a ti.

Esta es la opinión desde mi experiencia, y aprovecho para decirte a ti ANJI, a este Centro, y a los que habéis compartido conmigo este camino de lágrimas que ha sido mi duelo ¡GRACIAS! por todo lo que me habéis aportado para alcanzar el camino de mi transformación interior

 

 

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02/04/2014 By Monica Deja un comentario

Hablan las madres: Respeto


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RespetoPara quienes piensan que las personas que pierden un hijo antes de nacer no están en duelo…

Dejame decirte que me alegro de que vivas en esa bendita ignoracia.

Yo también estuve ahí. Pero quiero pedirte que respetes mi duelo, porque una vida, aunque no haya nacido, lo merece, créeme esto es así.

Si tienes hijos, comprenderás que no se quieren a partir de su nacimiento, empiezas a quererlos antes de nacer.

Estarás de acuerdo conmigo en que la ilusión que comienza en el mismo instante en que ves ese maravilloso positivo. Sientes la vida crecer en tu interior. Si no tienes hijos te aseguro que esos momentos son mágicos, atesoras cada segundo. Con toda esa felicidad vas imaginando como será… ¿Hasta aquí me entiendes verdad???

Ahora te voy a enseñar cómo cambia la historia de muchas mujeres que como yo perdimos un sueño, una vida, una ilusión…

¿Sabes lo maravilloso que es salir del hospital con un bebe en brazos???? ¿Lo has vivido??? Si es así, lo sabes.

 

Yo salí del hospital, vacía de su ser, llena de dolor y con los brazos vacíos. En ese momento el alma se te rompe para siempre, has pasado de ser la mujer mas feliz de la tierra a la más desdichada del planeta, has perdido lo que más quería.

 

Te aseguro que en esos momentos no eres casi consciente de lo que está pasando, ves pasar las escena como en una película, no te das cuenta que la protagonista, por desgracia, eres tú. Quizás sea mejor así, no darte cuenta de todo lo que te queda por sufrir.

Pero despiertas… y entonces ves de frente la cara mas dura y cruel de la vida: la muerte.

Ella se llevo tanto… los sueños, las ilusiones pero sobretodo TU HIJO.

A todo esto hay que sumarle los múltiples comentarios de personas que como tú, no lo comprende.

Yo no perdí un embarazo, yo perdí un hijo.

Un hijo que no tuvo la oportunidad de ver y sentir todo el amor que yo le tenia, un hijo que no pasearás, ni amamantarás a pesar de que mis pechos están llenos de leche.

Dime una cosa, ¿le dirías a una mujer que acaba de perder un hijo de 7,8,9 años que no se preocupe porque es joven y puede tener otros??? ¿Crees que eso consolara a esa madre? No verdad, pues a mi tampoco, porque puede ser que tenga “otro bebé” pero sera otro y no éste.

Ahora sólo me queda llorar, porque llorar no me devolverá a mi hijo, pero evitará que se ahogue mi alma en tanto sufrimiento.

Te lo juro, he creído que moría de pena.

A veces lo he deseado con toda mi alma. Porque no quería vivir así. Porque imagina por un momento lo que es estar muerta en vida.

Hoy, puedo escribir esto, sé que seguirás sin comprenderme. Yo sólo te pido respeto. Respeto por el alma de un maravilloso ser que se fue antes de ver la luz del día, antes de escuchar el canto de los pájaros, antes de que su madre le diera su primer beso.

 

Respeto, porque es mi hijo.

 

Soy su madre, y aunque mi libro de familia lo niegue, SOY SU MADRE, en mayúsculas.

Comparte esto si estas de acuerdo conmigo. Sino, simplemente ignóralo y sigue feliz en la inocencia que da no sufrir en primera persona la muerte de un hijo.

 

Marga, mamá de Isi.

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16/08/2013 By Monica Deja un comentario

Cuerpo-mente en el embarazo. V. Habla con tus células. Conecta con tu bebé

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Conecta con tu bebéEva López Boluda es una mamá que ha querido compartir su historia con todas nosotras. Nos ha acompañado a lo largo de su historia y hoy se despide de nosotras. Si tú también quieres compartir la tuya puedes enviármela a esta dirección:

monica.alvarez@duelogestacionalyperinatal.com

 

 

En momentos de temor llegué a pensar que tal vez la vida me protegía no siendo madre porque mi hijo no naciera sano, tal vez me empeñaba en algo que no era correcto para mí pero tras estas dudas medité y me dije:” soy libre para elegir, mis ataduras son mentales, yo he elegido luchar, deseo ser madre de un hijo sano y fuerte y confío en ello y sobretodo confío en el ser que llevo dentro, él me ha demostrado su vitalidad y ganas de vivir, compartir la vida terrenal con nosotros, no debo con mis pensamientos generar otro resultado”. Por ello también hablo con mi cuerpo para que cada célula vibre en energía de salud y alegría, recorro cada parte de mi cuerpo con esta premisa para que así sea.

 

La comunicación con tu hijo se produce desde el momento que conoces o intuyes que forma parte de tu ser, por eso no dudes en hablarle, transmitirle pensamientos positivos, si desde el vientre materno nos están transmitiendo: amor, fuerza para salvar las dificultades y confianza en si mismo. ¿Qué clase de carácter estás generando en su ADN, qué predisposición tendrá ese ser cuando nazca y se enfrente a la vida? ¿Por qué esperar que nos entienda con palabras, que sepa razonar? podemos educar a nuestros hijos desde su formación, desde que son embriones, esos pensamientos son energía que les llega, cuantas veces en terapia nos han preguntado: ”¿ te ha contado tu madre como fue tu embarazo o nacimiento? Esta pregunta no es gratuita, la influencia de los padres es más allá de cuando tenemos un año, diría incluso que desde el momento que esa pareja decide tener hijos, cómo fue concebido.

 

Aunque dudemos de que estos pensamientos sean verdad o correctos, no hubiésemos preferido todos que desde pequeños nuestros padres nos hubiesen dicho: te amo, eres fuerte y confía en ti… ¿nuestra autoestima, capacidad de superación no hubiese sido bien distinta?. ¿Por qué no intentarlo?

 

Confiemos en nuestra intuición, con este embarazo, se ha multiplicado y ello me genera más confianza en mí misma, esa energía interna que emana desde dentro y sabes que va a pasar, a pesar del dolor y sufrimiento que padecí en ese viaje, creo que mi intuición conocía que lo iba a pasar mal pero el resultado ha sido tan maravilloso, he conseguido una excelente comunicación con el bebé que llevo dentro y una confianza que en que todo será como elijamos que sea, un mundo infinito de posibilidades se abre ante nosotros, disfrutemos del vuelo.

Eva López Boluda

 

Lee en este blog los otros artículos de Cuerpo-mente en el embarazo:

I. ¿Qué actitud eliges?

II. Vive el presente.

III. Guiar tu parto.

IV. Preparación de embarazo tras una pérdida

V. Habla con tus células. Conecta con tu bebé

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Publicado en: Aborto espontáneo, Duelo gestacional y perinatal, General, Hablan las madres, Muerte perinatal Etiquetado como: Cuerpo-mente en el embarazo, Hablan los padres, sanación, Testimonio

07/08/2013 By Monica 7 comentarios

Cuerpo-mente en el embarazo. IV. Preparación de embarazo tras una pérdida.

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Algunos abortos de repetición se producen por superfertilidad

Eva López Boluda es una mamá que ha querido compartir su historia con todas nosotras. Si tú también quieres compartir la tuya puedes enviármela a esta dirección:

monica.alvarez@duelogestacionalyperinatal.com

 

El día 01/03/2012 supe que estaba embarazada de nuevo, una mezcla de emociones nos invadió , alegría pero también miedo por lo que pudiera ocurrir.

Teníamos un viaje concertado a New York, como habíamos implicado a una amiga para hacerlo juntos, decidimos realizarlo, aunque desde que se planteó este viaje yo tenía una sensación de rechazo por el mismo, no podía sentir ilusión, incluso antes de conocer mi estado, en este viaje intuía que algo no iba a ir bien, pero no tenía razones lógicas para tener esas sensaciones, tampoco queríamos vivir en el miedo y recuerdo del pasado.

 

La noche anterior a nuestro  regreso  de NY, tuve un sueño que me hizo alarmarme, al levantarme vi que mi tripa no estaba igual, parecía que había mermado. Lo comenté con mi marido y amigos pero ellos me dijeron que estaba obsesionada y que olvidase esas sensaciones, a las 18:30h sentí como algo resbalaba de mi interior, no quise asustarme pero sabía que algo no iba bien, nos encaminamos al musical que íbamos a ver “ Ghost” y al ir al baño, vi la sangre, empecé a llorar y aunque todos seguían diciéndome que no me asustase que era todo normal, continué sangrando cada vez más, así que decidí que era hora de ir a un hospital, sentada en la entrada del hall, llorando desesperadamente, una trabajadora del musical intentaba tranquilizarme pero yo sabía que no estaba bien.

 

Llegó una ambulancia y al subirme a la camilla pude ver la cantidad de sangre que había perdido, observé a los enfermeros hablando con mi marido, meses más tarde me contó que le dijeron que pensaban que había perdido al niño y que fuese fuerte conmigo.

Estando tumbada en la camilla y notando la sangre resbalar, de repente pensé: “ ¿Qué estamos haciendo? Tienes que sobrevivir, cuerpo deja de sangrar porque sino él no podrá vivir” sentí tan fuertes estas afirmaciones que supe que mi cuerpo iba a reaccionar correctamente, al cabo de unos segundos la sangre paró y no dejé de repetir a mi bebé: “ Tienes que sobrevivir”.

Fui ingresada y solicité que en el box me dejarán sola, en ese silencio hablé con mi hijo: “Vamos hacer un pacto, yo voy a luchar por ti pero necesito que tú también luches por vivir, desde este momento rompemos la cadena kármica o lo que exista que impida el no ser madre, nos lo merecemos tú y yo, lucharemos juntos”. En ese momento supe que esperaba un hijo varón, como intuía desde mucho antes y que su nombre sería David y que en ese momento todo estaba bien.

 

Entró mi marido en el box, nos abrazamos y le dije: “ Todo esta bien, el bebé está bien” yo sabía que nadie apostaba por ello, pero mi hijo y yo habíamos elegido: yo luchar y él vivir. Cuando el médico nos reconoció afirmó mi intuición, todos lloramos de alegría, hasta los enfermeros de la ambulancia se quedaron, aun habiendo pasado su turno de trabajo, para conocer el desenlace, nos fundimos en un afectuoso abrazo de alegría y agradecimiento, a ellos les regalamos las entradas del musical, la elección por mi parte de Ghost no creo que fuese fortuita.

Cuando regresamos a Madrid, por un estornudo, tres días después de lo ocurrido volví a sangrar en abundancia, de nuevo saqué fuerzas para recordar nuestro pacto y en urgencias mientras esperaba para ser atendida, volví a hablar con mi pequeño, no debíamos tirar la toalla y aunque siempre te queda algo de duda, en mi interior sabía que todo estaba bien.

 

Todo esto aconteció estando de 8 semanas, los médicos consideraron que era necesaria una baja médica, la cual he vivido  como unos momentos de unión y comunicación con mi bebé como nunca antes había tenido. Realizo meditación cada mañana donde me comunico con mi hijo, transmitiéndole: “amor, fuerza y confianza”. Creo que son unos valores muy importantes, si desde tu misma gestación te los están inculcando, ello se quedará grabado en tu ser, es una educación y transmisión que no tiene por qué realizarse cuando hayan pasado meses o años desde su nacimiento, somos lo que somos desde el mismo momento de la gestación.

Eva López Boluda

 

Lee en este blog los otros artículos de Cuerpo-mente en el embarazo:

I. ¿Qué actitud eliges?

II. Vive el presente.

III. Guiar tu parto.

IV. Preparación de embarazo tras una pérdida

V. Habla con tus células. Conecta con tu bebé.

 

 

 

 

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