Ésta es la presentación que de mi se suele hacer:
Beatriz Fernández es Madre de una niña que sigue en sus brazos y de otros cuatro que decidieron no llegar a ellos, Doula en todas las etapas de la maternidad y especializada en Duelo, Asesora de Porteo Respetuoso, Miembro de la Junta Directiva de la Asociación Ser Doulas, la Asociación Galega de Doulas y la Asociación Española de Doulas y socia de la La Asociación Nacional Red Circular de Doulas y Técnico en Educación Infantil.
Lleva ya varios años investigando y trabajando sobre el duelo por las pérdidas prenatales y neonatales en España. Para que estas pérdidas dejen de ser invisibles y las mujeres y familias tengan derecho y herramientas realmente para vivir su duelo por esas vidas que han sido mucho más cortas de lo que ellos esperaban.
En los últimos meses Beatriz ha estado inmersa en investigación, charlas, talleres y artículos sobre la pérdida prenatal y neonatal. Realiza consultas y acompañamientos en A Coruña a través de la Asociación Ser Doulas, en Santiago a través de A Gaia dos Nenos y en Madrid a través de Khardaia.
Leche sin bebé
Lactancia tras una pérdida
Hace unos meses, en el transcurso de una ponencia que ofrecía sobre Duelo por pérdidas prenatales y neonatales, una fantástica madre y mujer que asistía aprovechó el espacio final para preguntarme algo que muchas mamás que han pasado por la pérdida de un bebé se han preguntado: “¿qué pasa con los pechos llenos de las mamás que cuyos bebés nunca mamarán de ellos?”.
Es una cuestión muy repetida, muy pensada pero pocas veces consultada o expresada en voz alta.
Primer paso, afrontar la pérdida
Cuando una mamá (una familia) pierde a un bebé que lleva ya varios meses dentro de su vientre creciendo o a un pequeño que ha finalizado su etapa gestacional , la mayor parte de las personas que la rodean piensan en lo duro que será llegar a casa y ver todo lo que estaba ya preparado para la llegada del bebé. Su cunita, sus mantas, sus baberos, la ropita, la habitación preparada con todo el mimo del mundo, sus cositas de baño…
Incluso hay familias en las que alguien se ofrece a ir al domicilio a retirar todo lo que pueda recordar que ese bebé estaba a punto de llegar, intentando así borrar toda huella de la ilusión y el amor que había preparado para él o ella motivados por la protección a los padres.
Contado así, reconozco que puede parecer algo frío: borrar a alguien de nuestra vida, hacer como si no existiera ni hubiera existido. Alguien que iba a ser el centro de nuestra vida y que ya lo era desde que supimos que iba a llegar a ella. Pero cada ser humano defiende su bienestar emocional como puede. Y esta es una situación tan emocional, que no podemos valorar en términos de “bueno” o “malo” los comportamientos de los padres durante ella. También porque es un tema del que no se habla (la pérdida de un bebé) las mujeres y familias no saben demasiado bien de qué modo puede afectar lo que hagan al posterior proceso de duelo.
Cosas imborrables
Pero, dentro de todo ese manto de olvido que intentamos poner sobre nuestra vida para seguir adelante ignorando que aquello que no arreglemos nos perseguirá donde vayamos para surgir un día cualquiera de nuestra existencia, hay algo que obviamos:
Podemos meter todas las pertenencias de nuestro bebé en un trastero cerrado con llave, podemos guardar todas las ecografías y documentos médicos en una caja con candado, podemos cambiar la pintura de su habitación de nuevo y quitar esa preciosa cenefa o esas pegatinas que habíamos puesto para alegrar las paredes, podemos no hablar de él o ella, hacer como si no hubiera existido… Pero, ¿qué hacemos con el maná que nutriría su crecimiento y que brota de nuestros pechos recordándonos que no es real que no haya existido nuestro bebé?
¿Qué hacemos con la subida de leche que nuestro cuerpo genera al sentir culminada la madurez del embarazo y entender que es el momento de alimentar a nuestro pequeño?
El cuerpo reacciona
En algunos casos, el cuerpo corta esa subida de leche al tratarse de pérdidas de bebés de menos semanas de gestación. Pero la mayor parte de las mujeres que pasan de la semana 25 o 30 de embarazo, aunque pierdan a su bebé antes de su fecha de parto, tienen la famosa “subida de leche” porque su cuerpo entiende como finalizado el embarazo, como maduros sus pechos. Y los convierte en fuente de alimento para su bebé.
Intentemos imaginar por un momento, por duro que sea intentarlo, una madre que ha tenido que despedirse antes de lo que esperaba de su bebé porque el ciclo vital del pequeño así lo ha exigido, que quizás ni ha podido verle la cara o tenerle en brazos, y que, sin embargo, tiene el mismo proceso físico que las madres que sí disfrutan del contacto de sus bebés y de la ilusión de recibirles en sus brazos y verles crecer.
Como cada mujer es distinta, no podemos saber cual sería la reacción y las necesidades de todas las mujeres. Pero sí podemos entender que resulta un proceso y una vivencia muy intensa para ellas.
Cómo actuar: medicamentos
¿Qué hacer si esto ocurre? Evidentemente no todas las mujeres tienen las mismas necesidades. Pero parece lógico pensar que el apoyo es fundamental en estos momentos. Y no sólo el apoyo de la familia, sino el apoyo de profesionales que entiendan este proceso, ya que se trata de un doble duelo: por la pérdida de nuestro bebé y por la incapacidad de cumplir esa función biológica de crianza que nos está “pidiendo” nuestro cuerpo. Así que el apoyo emocional e incluso psicológico en estos momentos es fundamental no sólo para la mujer, sino para la pareja y la familia.
Frente a estas situaciones lo habitual en nuestro sistema sanitario es facilitar la ya famosa pastilla para cortar la producción o la subida de leche en la mujer.
Aunque no entraremos a valorar en términos médicos (no me corresponde como Doula hacer tal cosa) , baste decir que la pastilla no siempre resulta ser efectiva (de hecho es muy abundante el número de mujeres a quienes no hace efecto) y sí provoca alteraciones en el proceso hormonal de la mujer evite o no la producción de leche que pueden modificar el curso del posparto inmediato.
Cómo actuar: seguir al cuerpo
Hay muchas mujeres que no se sienten bien con esa opción, pues supone pasar por alto un proceso que de algún modo sienten que han de vivir.
Otra opción es seguir el proceso del cuerpo. Dejar que la leche brote y vivir nuestra lactancia sin bebé del modo en que nos sintamos más cómodas.
Podemos sacar la leche imprescindible para no tener obstrucciones y que la producción vaya bajando poco a poco debido a la ausencia de demanda para alimentar a nuestro bebé. O bien decidirnos por donar nuestra leche para la alimentación de otro pequeño que lo necesite.
Seguir la propia convicción
Pero todas las decisiones que tomemos moverán algo no solo en nuestra parte física, sino en la psicológica y la emocional. Podemos sentirnos aliviadas al ayudar en la crianza de otro bebé o convertir esa donación en una suerte de crianza diferida que busque cubrir el hueco de ese pequeño que no mamará de nuestros pechos nunca. Un pequeño al que jamás podremos sustituir porque a las personas que amamos no se las puede sustituir. Y a nuestros hijos los amamos más que a nadie en el mundo.
Podemos sentirnos bien porque el proceso acabe pronto y decidirnos por tomar la pastilla porque sentimos que la vivencia del duelo se nos hace mucho más intensa con una lactancia que no alimenta a ningún bebé y que nos recuerda cada segundo que ese bebé no estará. O bien preferir vivir esa lactancia y nuestra despedida de ella como una parte más de nuestro duelo por el bebé que se ha ido mucho antes de lo que esperábamos pero nos ha regalado esa lactancia.
Todo lo que decidamos en esos momentos debe ser lo que nos haga sentir bien. Lo que nos permita vivir nuestra propia realidad y no la que otros esperan que vivamos. Decidir con la cabeza en momentos así es difícil, pero tener información es tan importante como tener apoyo (una asesora de lactancia y un profesional especializado en apoyo en duelo podrían ser de gran ayuda), pues son decisiones con las que viviremos para siempre y que colaborarán a la integración de nuestro duelo, a nuestro recuerdo de esa experiencia y posiblemente a la vivencia de posibles embarazos y lactancias posteriores.
Así que preguntemos, informemos, dejemos de temer hablar de ello y ayudemos a que las mujeres y familias tengan capacidad de decisión plena y vivencias plenas.
Beatriz Fernández
Doula en todas las etapas de la maternidad, especializada en duelo.
A Coruña y Madrid.
Correo electrónico: serdoula@gmail.com
Telf: 600218964
Otros artículos sobre el tema en nuestro blog:
Lactancia y Duelo. Congreso de Fedalma. Casteldefels 2011
Desde el blog de SINA: “Pecho lleno, brazos vacíos: manejo de la lactogénesis II en la pérdida perinatal”
También en el libro:
Nuevo libro: Las voces olvidadas. Pérdidas gestacionales tempranas.
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