Hoy quiero presentarte a una mamá que me ha compartido su valiente historia de muerte y renacimiento. Me ha dado permiso también para compartirla contigo, porque creo que puede ser una pequeña luz para muchas mamás y muchos papás que aún están en el camino.
Todos los miércoles publicaré un trocito de su historia, de su alma, que con mucho gusto desnuda para todas nosotras. Te dejo con ella.
I. ¿Qué actitud eliges?
Siempre se ha hablado de la unión cuerpo – mente, había leído artículos, libros donde razonaban, explicaban que esta relación existía pero a veces es necesario tener la experiencia, la vivencia para poder decir: “es cierto, existe relación entre tu cuerpo y tus pensamientos , van juntos de la mano”.
Lo que he vivido y ahora expreso con palabras, espero que sirva para que mucha gente tome conciencia de este hecho y dé más importancia a sus pensamientos, no valoramos la gran influencia que ejercen sobre el comportamiento de nuestro cuerpo.
El motivo de escribir mis experiencias ha sido el querer compartir lo aprendido en este tiempo, el lanzar un suspiro de esperanza, que aún en los peores momentos de nuestra vida podemos obtener lecciones de vida muy importantes e incluso mejorar como personas, todo es cuestión de actitud y cómo nos enfrentamos a los acontecimientos que la vida nos pone por delante, son acontecimientos que se escapan de nuestra elección pero sí podemos elegir que actitud adoptamos frente a ellos, derrotados o somos ese guerrero que expone lo mejor de sí mismo, esa es la elección.
Todo este conocimiento lo he recibido ante mi deseo de ser madre, no ha sido un camino fácil y la certeza interna de la unión cuerpo- mente ha venido por momentos emocionales muy duros, llenos de tristeza pero también de gran valentía.
La primera vez que estuve embarazada fue en el año 2009, el acontecimiento nos llenó de alegría, viví ese corto período con gran euforia, estaba en una nube de felicidad, a las doce semanas se produjo un triste desenlance, el aborto fue imprevisto, cuando me dijeron que no había latido, lancé un grito desgarrador al universo porque fue muy intenso el dolor de su pérdida.
La asimilación de este hecho fue muy costosa y pasé por las distintas etapas de duelo: sorpresa, angustia, rechazo y finalmente aceptación. Tardé un año en aceptar lo ocurrido, durante ese tiempo era un alma -zombie, tenía espíritu pero no estaba dentro de mi cuerpo, fue mi gran amiga Carmencita que ante su contundente frase: ” Quiero recuperar a mi amiga” tomé conciencia y reaccioné.
Cuando se sufre un aborto de un hijo deseado, sea cual sea el tiempo de embarazo, es una pérdida, no se debe trivializar lanzando frases como: ” suele pasar, estabas de poco tiempo, mejor ahora que no después…” esa madre y padre han sufrido una pérdida y nada es válido para reconfortarles, solo lo que se haga con ese tiempo y vivencia es importante y para ello es normal pasar por todas las etapas de duelo, vivirlas como tal, sin pararnos en una etapa como si fuera la definitiva, hasta que no lleguemos a aceptar lo ocurrido, de cuerpo-mente, no estaremos preparados para cerrar esa puerta y abrir otra. Cuando haya llegado ese momento lo sabremos, algo en nuestro interior nos transmitirá que todo es correcto, todo está bien y seguiremos andando, con una experiencia más pero deberemos avanzar con confianza.
Eva López Boluda
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