Perder un bebé durante la gestación o en el periodo perinatal está reconocido como uno de los mayores estresantes que existe.
Quien ha pasado por ello sabe de las interminables horas pasadas en casa dedicadas a rememorar lo que sucedió, qué se pudo hacer mal, en qué momento ya no había marcha atrás.
Posiblemente tengas mucho sueño o no puedas dormir en absoluto. Tal vez tengas hambre a todas horas o tu estómago esté cerrado impidiendo que entre ni una cucharada más de comida.
Tus músculos están tensos y cuando no tienes ganas de llorar sientes un enfado profundo con tu cónyuge, contigo misma, con el mundo… que sin embargo no puedes exteriorizar.
El médico te dice que te relajes, que te serenes, que si no tendrá que recetarte pastillas y tú no quieres.
Tus amigas te invitan a salir a dar una vuelta, a tomar algo, para que te relajes y te quites tensión.
Todos coinciden en que estás muy tensa y que deberías ver algún documental sobre África, con esos animales corriendo, que relajan tanto.
Posiblemente las palabras que más escuchas últimamente es “¡Tienes que relajarte!”. Como si eso fuera tan sencillo.
Y lo es, es sencillo relajarse, pero siguiendo un método y una instrucción adecuada. Dormir, ver televisión, pasear, estar con los amigos, son actividades que por sí mismas pueden ser muy agradables pero en sí, realizarlas, no implican lograr una relajación.
La relajación es un estado físico-mental-espiritual que se logra siguiendo diferentes instrucciones.
Es una habilidad natural que todo el mundo puede aprender.
Lo cierto es que cada uno tendrá mayor o menor predisposición a poder relajarse, le costará más o menos, pero todo el mundo necesitará seguir un entrenamiento y aprender determinadas técnicas para lograrlo.
El verbo “relajar” viene del latín relaxare cuyo significado es “aflojar”. Así veremos en muchos libros que relajar es por definición “aflojar”, “soltar” tensión nerviosa.
A lo largo de la vida vamos cargando en nuestra mochila personal un montón de piedras innecesarias que sin embargo llevamos en nuestro caminar como un peso importante que nos dificulta y nos impide disfrutar del paisaje a causa del tremendo esfuerzo extra que tenemos que hacer para llevarla a la espalda. Vemos cada día como mucha gente pasa a nuestro lado por la calle cargando con esa mochila imaginaria, con la espalda encorvada sin embargo por un peso real en sus vidas. Sin embargo, podríamos caminar así toda la vida. No hace falta más que un suceso desencadenante que añada otro pedrusco más al montón para que nos desmoronemos y nos demos cuenta de repente de la estupidez que supone cargar con tanto peso inútil y que seamos conscientes de que así no podemos seguir. Ya no.
Tal vez para ti ha llegado el momento de quitarte de encima esa mochila y aprovechar la energía extra que te cuesta llevarla para caminar hacia una vida plena, hacia las cosas que de verdad te motivan y te gustan. Yo puedo ayudarte y enseñarte a ir quitando piedra a piedra todo ese montón extra de preocupaciones que hacen que vayas por la vida mirando al suelo. Verás que cuando comiences a tener menos peso y puedas mirar al frente y a los lados descubrirás un camino bello por recorrer y te encantará pararte a oler las flores y a admirar el paisaje. Tu espalda te lo agradecerá y tu alma también. Y tu familia, y tu cónyuge, y tus pacientes, y las personas que te siguen en el camino.
El ser humano es sistémico, está formado por diferentes sistemas que tendremos en cuenta: físico, mental, emocional, espiritual (y otros a los que haremos mención en su momento).
Hay técnicas que potencian la relajación muscular, otras la mental, otras la emocional y otras la espiritual. Cada persona podrá descubrir la suya, o aquélla que le vaya mejor en según en qué ocasiones.
En cualquier caso, cada sistema se interrelaciona con los demás y se biorretroalimenta: Si utilizas una técnica mental y consigues una relajación, ten por seguro que ésta se difundirá por todo tu ser logrando relajarte también a nivel corporal, emocional y espiritual.
¿Qué podemos lograr con la relajación?
Físicamente podemos lograr un cuerpo relajado, con un buen tono muscular, sin contracturas. Obtendremos un corazón tranquilo lejos de taquicardias y sobresaltos, un aparato digestivo que cumpla con su función desde la boca hasta el recto, sin espasmos, sin sensación de “estómago lleno”, sin nauseas, sin diarreas o sin gases. Tendremos una piel limpia sin erupciones, sin escamaciones, el pelo y las uñas se verán también fortalecidos. El útero recuperará una tonicidad sana y nos olvidaremos de las reglas dolorosas, de las dificultades para concebir mes tras mes. Está comprobado que un útero relajado es un órgano mucho más propenso a concebir y a gestar. Disfrutaremos de un nivel bajo de estrés y un sistema inmunitario que nos cuidará y evitará múltiples enfermedades.
Mentalmente, nos olvidaremos de los pensamientos recurrentes, de la mente embotada, de olvidarnos cosas por ahí, de no poder recordar instrucciones ni siquiera las más sencillas. La creatividad aumentará, ideas nuevas encontrarán caminos inexplicables para surgir y ser expresadas. Tendremos mayor claridad mental, ideas más lúcidas, rapidez de pensamiento y mayor ingenio.
Emocionalmente, aprenderemos a salir del mar tempestuoso para navegar en aguas calmas y amables. Nuestras emociones no serán montañas picudas, tan pronto arriba del todo en la euforia de una alegría artificial, tan pronto abajo en la más profunda de las tristezas. Aprenderemos a reconocer nuestras emociones, a hacerlas nuestras compañeras de viaje y no dueñas tiranas que nos poseen y nos obligan a recorrer sus caminos (que no tienen por qué ser necesariamente los nuestros).
Espiritualmente, dejaremos atrás la apatía, la falta de energía vital. Descubriremos un potencial que ni sabíamos que teníamos y tendremos claro nuestro propósito en la vida, aquel que nos da la fuerza necesaria para levantarnos después de cada caída.
Esto parece que sería apropiado para aquellas personas que pasaron por alguna pérdida, pero yo me pregunto, ¿quién cuida al cuidador?
Para vosotros profesionales que trabajáis con madres y padres cuyas heridas están aún en carne viva, quién os cuida a vosotros cuando llegáis a vuestra casa y os lleváis (es inevitable) en vuestra mente tantas historias, caras, lágrimas, sonrisas, abrazos que no llegaron a darse.
Es fácil decir eso de “hay que desconectar cuando se llega a casa”, pero ¿es fácil realmente poder hacerlo?
Para vosotros este entrenamiento puede ser la diferencia que marque vuestra talla como profesionales. ¿Cómo ayudaréis a vuestros clientes si vosotros mismos estáis hundidos en las garras de la desesperanza?
Es tan importante estar a bien con uno mismo, tan importante tener cuerpo-mente-espíritu centrado y relajado. ¿Pero qué hacer cuando el estrés te puede un día tras otro y las horas escasas entre el día de hoy y el siguiente no son suficientes para salir de ese estado?
Es imprescindible hacer algo nuevo y diferente para salir de este estado. Algo que no te tomará más que unos minutos cada día, porque si bien al principio necesitarás más tiempo para alcanzar ese estado de calma y placidez, cuando más entrenes tu cuerpo y tu psique, más profundo y pleno será y más rápido lograrás acceder a él.
Yo te animo a probar este curso. El primer mes costará solamente 1€, el resto 12€ y el tiempo que quieras dedicarle.
Eso sí, quiero advertir que no vendo milagros. Yo te puedo entrenar, enseñarte, pero el trabajo importante lo has de hacer tú, esto es así siempre. No vengo a venderte pastillas mágicas.
Como en cualquier entrenamiento, el trabajo importante lo pone el alumno. Con constancia, dedicación personal y mi ayuda lograrás el objetivo que te propongas.
El 11 de abril tendremos una videoconferencia gratuita en la que hablaremos sobre este curso y otras cosas que queremos hacer en la comunidad. Solventaré dudas, podréis consultarme situaciones específicas a través del chat que se abrirá… Anunciaremos más adelante la hora concreta en que se realizará.
También podéis suscribiros al boletín gratuito para optar a recibir información en vuestro correo electrónico. Con esta suscripción recibiréis como regalo un pequeño ejercicio de relajación, verdadero “bocado” de lo que va a ser este curso. En el boletín de este miércoles propondré una pequeña prueba y regalaré cuatro entradas para la comunidad. Los agraciados entrarán gratis el mes de abril, el mes de mayo pagarán 1€ y ya en junio pagarán la cuota completa. También disfrutarán de la preferencia de poder acceder a la comunidad el lunes 9 en lugar del lunes 11 en que será oficialmente abierta al público. ¡Suscríbete ya y no te pierdas esta oportunidad!
Decía un viejo sabio que nadie se emborracha “hablando” del vino. Os animo a entrar, tomar una copa, degustarlo, probarlo en el paladar, tragarlo lentamente mientras sentís cómo desciende por vuestro esófago.
Si lees esto y más adelante te interesa saber más de este curso voy a abrir una página estática en la que pondré esta información y más cosas. Podréis apuntaros a la comunidad (y al curso) desde ahí. Podréis acceder a esta página en los enlaces de más arriba del blog debajo de las fotos de la cabecera.
Podéis encontrarnos también en Facebook y en Twetter en los enlaces al final del artículo. Si tienes cuenta en alguna de estas dos redes sociales te invito a buscarnos y a seguirnos/compartir el contenido con tus amistades.
Por hoy nada más!
Un saludo:
Mónica Alvarez
susana dice
las palabras son el verbo que nos comunica, el aprendizaje es un bien social….y por ello hoy tambien nos acompañamos.
Gracias por vuestro verbo, “duelo” a mi me apoya a sentir Libertad, a tomar consciencia de la educacion y costumbres que elaboramos y poder direccionarlo hacia el AMOR…..verbo de la comprensión y aceptación.
gracias por vuestra presencia.
cariños.
Monica dice
Muchas gracias Susana por tus palabras. Porque lo importante es que el verbo se haga carne en nosotros, y no quede en meras palabras que se lleva el viento.
Un abrazo muy fuerte desde aquí: Mónica