Sí, también existe la violencia obstétrica en las pérdidas gestacionales y perinatales.
De hecho, quienes me siguen me han escuchado contar hasta la saciedad que son peores los traumas que las mujeres traen de su paso por el hospital, que el duelo por la pérdida de sus hijos.
Y más difíciles de sanar.
Más duros.
El duelo se transita y la tristeza acaba transformándose en amor.
Pero el dolor profundo y lacerante que se produce tras ser ninguneada, infantilizada, pisoteada en tus derechos, cortada, sometida a prácticas peligrosas y poca eficacia demostrada… cuesta mucho más curar.
Y más cuando es un dolor ninguneado por la propia sociedad, que cierra los ojos y vuelve la cabeza.
Prueba de ello es que la violencia obstétrica aún no está catalogada como tal.
Para muchos no es más que una “invención” de cuatro locas.
Pero no estamos locas, sabemos lo que queremos.
Hoy te traigo la historia de una mujer.
Además de perder a su hijo, tuvo que soportar en el hospital, un trato infantilizante y vejatorio de manos de aquéllas personas que tendrían que haberle ayudado a sanar.
En un momento de vulneración extrema tanto emocional como física.
Estas cosas no deberían pasar, y sin embargo, pasan.
Recordamos que no es necesario intervenir médicamente en un caso de pérdida.
El cuerpo tiene la capacidad en la mayoría de los casos de dar a luz al bebé muerto (da igual el tamaño que tenga), así como los restos endometriales y placentarios, y volver a ponerse en marcha en el tiempo necesario.
La violencia obstétrica también es violencia de género.
Eva (nombre ficticio) nos cuenta su historia:
Yo sufrí violencia Obstétrica.
Un maldito día el corazón de mi pequeño bichete dejó de latir.
Llegué con hemorragia al hospital. Me atiende una ginecóloga, está de mala leche porque llegué a las 6 de la mañana y creo que la desperté.
Yo con contraciones muy dolorosas, me dice que me tumbe y me abra de piernas. Introduce eco vaginal sin pensar en mi dolor. Yo quiero retorcerme del daño que me está haciendo. Me quejo, me dice que tampoco es para tanto. Lloro, aviso de que voy a vomitar, me ignora. Vomito, se enfada porque he vomitado. Llama a lA auxiliar para limpiar. mi hemorragia se intensifica. Cae sangre al suelo. La auxiliar se enfada por tener que limpiar mi vómito y mi sangre.
Me siento dolorida, sola y triste porque he perdido a mi bebé.
La ginecóloga introduce en mi vagina pastillas de Oxitocina sintética sin explicarme nada, sólo me dice que esas pastillas ayudan al expulsivo del feto.
Suben las contracciones al máximo, pide ingresarme, no me ayudan a bajar del potro. Me siento en una silla de ruedas mientras observo como la auxiliar le vende lotería a la gine y se rien a carcajadas sin pensar que yo estaba alli llorando mi pérdida.
Llego a la habitación y el dolor es tan intenso que me da por caminar en círculo. Pasa enfermera y me gruñe porque quiere que me tumbe en la cama y me esté quietecita. Me niego y me dice que como no me acueste me ata.
Estoy en la cama pero sujetando mis rodillas porque no aguanto el dolor. A la hora me ponen suero intravenosa.
Pasa una auxiliar joven y me pregunta si el nolotil no me ha calmado el dolor, le digo que no me han puesto nada y sale corriendo.
A la hora y media me ponen nolotil en vena.
Tras varias horas ingresada me vuelven a Ginecología, me ponenotras dos pastillas de oxitocina sintética y me mandan a casa con un sobre cerrado que le tengo que dar a mi médico de cabecera sin más explicaciones.
Hoy en día no me volvería a pasar, no iba a consentir que se me tratará así.
No pido que lloren conmigo pero si pido respeto.
#NOalaviolenciaObstetrica
Situaciones como la de Eva ocurren todos los días en los hospitales.
Es importante visibilizar la violencia.
¿Te gustaría contarnos tu historia en comentarios?
No sólo las mujeres muertas cuentan. También las violencias diarias, ignoradas, invisibilizadas e ignoradas deben ser erradicadas.
Estamos en ello.
Un abrazo de luz:
Mónica
Karla dice
Tenia 16 cuando quedé embarazada de mi primer bebé, tenia 29 semanas de embarazo cuando comencé con hemorragia así que me llevaron al hospital para ver esto, todo el tiempo que estuve en este hospital las enfermeras me hacían la vida imposible pasaban y me empezaban a decir que si porque tan chica que si no tenia nada mejor que hacer, vamos, comentarios que creo los piensas pero no los dices, me sentía como cucaracha, llegó un momento en que el parto era inevitable, me vinieron los dolores del parto y recuerdo que empece a gritar, entiendo que no estaba preparad física ni emocionalmente para este evento, yo pedía por ayuda porque me dolía mucho y entro una enfermera a callarme porque incomodaba a las demás pacientes, después de un rato me llevaron a sala de expulsión para tener a mi hijo que ya estaba muerto, no lo vi, me quede sola en una sala obscura para recuperación porque terminaron sedandome totalmente, cuando desperté me sentí tan vacía, ya nadie me decía nada…
18 años después vino mi segundo embarazo, se complico en la semana 29 porque tuve pancreatitis, sacaron a mi bebé de urgencias y la llevaron a una UCIN, mi bebé vivió 90 días, lo mas triste es que un medico sea tan cruel que a pesar del momento que pasas tenga la sangre fría de decirnos que los papás de bebes de UCIN eramos unos traumados porque no entendíamos que nuestros hijos se iban a morir, no solo es el dolor que tienes en el cuerpo por la herida de la cesárea, ni siquiera estaban seguros pero me metieron después de 15 días del parto a hacerme un raspado de la matriz porque podían haber quedado rastros de la placenta, me quitaron la vesícula a la tercera semana con la operación invasiva, pasaba 12 horas en la sala de UCIN para poder visitar a mi bebé y en la que no podíamos ni recostarnos salvo que estuvieras recién parida y aun así te contaban los días y cuando cumplí mis 40 días ya no podía hacerlo por lo que se me infecto la herida de la vesícula, a pesar de todo lo físico a estos pseudomedicos no les interesa lastimarte psicologicamente.
Son dos historias diferentes de mis dos embarazos y aunque tengan 18 años de diferencia es una tristeza ser testigo del nulo crecimiento empatico que hay en torno a este tema.
Monica dice
Hola Karla! Muchísimas gracias por compartir tu historia. Esto es algo que no debería pasarle a nadie, en ningún momento de su vida. Seguimos trabajando poniendo granitos de arena.
Un abrazo grande. Mónica
Mahewa dice
Estaba embarazada de mi hijo, todo iba perfecto, hasta que en la semana 23, mientras dormía, desperté porque note que me salió de pronto una cantidad importante de agua por la vagina. Había roto bolsa. Desperté a mi marido y nos fuimos rápido al hospital. “Estás de parto, te dejamos ingresada. Es una pena que no estés en la semana 24 porque es en esa semana a partir de la cual intentamos sacar a los bebés adelante en incubadora.” Mi bebé vivía dentro de mi, en el momento en que naciera me tenía q despedir de él pq no iban a ayudarle. Tras 13 horas de contracciones, decidí ponerme la epidural tras la insistencia de la matrona. La anestesista me mandó colocarme al borde de la calma de malas maneras. “Ahora no se te ocurra moverte.” Comenzó a pincharme justo al comienzo de una contracción. Le dije q esperara, y me riñó como a una niña y ella no era mayor q yo en edad. Me pinchó mal, lo repitió 3 veces y aún así me la puso mal. Arrastré dolores en la zona durante mucho tiempo.
Cambio de matrona. Las anteriores habían sido muy agradables, me trataron con mucho amor y llamaban a mi bebé por su nombre o decían bebé. La nueva.. me trató como a una niña, me puso oxitocina a chorro y tuve q parir con ella.
Tuve entre mis brazos a mi hijo hasta q su pequeño corazón dejó de latir. Se lo llevaron. La placena no había salido así q veía como cuchicheaban delante mío sobre q procedimiento seguir. Comencé a sentirme mareada y se lo dije. Me desmayé debido a una bajada de tensión, efecto secundario de la epidural. Recuerdo a la anestesista borde, cómo ahora,con el susto, comenzó a llamarme cariño. Ahora ya no valía, pensaba yo. Me llevaron a quirófano y me anestesiaron, yo pensé q me había quedado dormida. Ya no volví a ver a mi hijo.
Ya en planta, mi marido roto de dolor salió a preguntar a donde habían llevado el cuerpo de nuestro hijo y una enfermera le dijo q en esos casos los llevaban a quemar con los restos quirúrgicos. Sólo recuerdo su cara al entrar en la habitación, roto y deshecho por dentro.
Solo conservo de mi hijo la cartilla de embarazo ( a pesar q al darme el alta la enfermera casi no me la devuelve pq me dijo q ya eso no me hacía falta, pero la recriminé q eso era mío y de mi hijo) y el recuerdo de aquel ratito q estuvo entre mis brazos.
Monica dice
Hola Mahewa. Me quedo horrorizada por tu experiencia, por lo que te hicieron pasar. Como si la pérdida de un hijo no fuera suficiente. Además te infantilizan, te maltratan… Yo no sé si esto sería denunciable. La ignorancia, la desidia, el cumplir con los mínimos de tu trabajo, debería ser denunciable.
Gracias por compartir, por visibilizar el maltrato que viviste. Es importante que estas cosas se sepan, porque todavía hay quienes minimizan y le quitan importancia diciendo que son “experiencias puntuales”. Como si eso no fuera suficientemente grave…
Muchísimas gracias por compartir. Mi más sentido pésame por tu pérdida, te acompaño en tu dolor.
Un abrazo muy fuerte: Mónica