El duelo gestacional y perinatal es la hermana fea de la maternidad, la que todos repudian y nadie quiere…
La concepción tiene un lado oscuro, una parte que se evita, que no se nombra, que parece no tener cabida en la sociedad…
La maternidad tiene una hermana fea, a la que nadie se quiere acercar, a la que solo algunas personas miran de frente a los ojos…
La gravidez y el duelo, la vida y la muerte, emociones contrarias y encontradas que cuesta asimilar, gestionar y trabajar de forma individual.
Mas aún, cuando falta información y formación de los profesionales que en numerosas ocasiones no abordan el duelo gestacional y perinatal desde el respeto y la empatia que la madre y la familia necesita en ese momento tan duro y delicado.
El duelo gestacional y perinatal, la hermana fea de la maternidad, eso que creen que es una enfermedad contagiosa y por ello hay madres que sienten el rechazo e incluso el desprecio de otras mujeres, de otras embarazadas, de otras madres, de otras personas ajenas a lo que solo tu has vivido en carnes propias…
Algo a veces muy sorprendente que viene de personas cercanas, o incluso, de profesionales que creemos que serán empáticos con el dolor de otra mujer.
Quien se supone que nos debe brindar apoyo emocional y donde encontramos frialdad, rechazo, infantilización, que no se validan los sentimientos…
Pero en realidad, a pesar de ser una etapa dolorosa, oscura, en la que el camino no es fácil y en la que a veces cuesta avanzar y ver la luz al final del túnel también tiene su parte positiva.
Como todo en la vida depende de como lo veamos, lo afrontemos y lo elaboremos.
El duelo es un proceso transformador, empoderante, es descubrir una nueva persona, una nueva mujer y una nueva madre en nuestro interior a medida que se va sanando el dolor y se va transformando en amor. Algo que en un primer momento puede parecer impensable y sin embargo es algo que llega y te colma de paz y tranquilidad.
A medida que se va elaborando el duelo, vamos viendo esa transformación interna que nos cambia a muchos niveles y que es difícil explicar con palabras.
En realidad, muchas veces necesitamos mirar hacia atrás para realmente ser conscientes del camino recorrido o mas bien mirar atrás y ver que la herida se va curando poco a poco.
Necesitamos saber y entender que lo que sentimos por nuestros hijos a pesar de no tenerlos con nosotras es algo que nos acompañará siempre, porque forman parte de nuestra vida aunque no estén socialmente reconocidos.
Esta experiencia deja una cicatriz en nuestro cuerpo, en nuestra alma, que en algunos momentos molesta, duele, nos remueve y necesitamos exteriorizar esos sentimientos a veces tan incomprendidos…
El duelo gestacional y perinatal es la hermana fea de la maternidad, la que todos repudian y nadie quiere sentir cerca…
Pero sin duda, es la experiencia o la mayor crisis vital que podamos sentir en nuestra vida y que tiene mayor peso porque se produce en un momento vulnerable para la mujer embarazada o la mujer puérpera, algo que nos puede coger por sorpresa y que nos hace descubrir el amor incondicional hacia nuestros pequeños por fugaz que fuera su existencia.
¿Estás dispuesta a romper el velo?
Julia Bernal
Docente del Programa Asesoras Stillbirth Support
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