Esto que quiero escribir ahora, lleva mucho tiempo dando vueltas en mi cabeza. Dicen que cuando una es abogada, lo es para siempre. Supongo que tienen parte de razón en todo eso.
Yo personalmente, he estado muchos años trabajando dentro del campo de los Derechos Humanos. Trabaje en la Comisión Española de Ayuda al Refugiado como letrada, hasta que me quede embarazada de mí bebé estrella y posteriormente de mí bebé arcoíris, que fue en ese momento cuando ya pudieron despedirme como llevaban intentando desde que comuniqué mi primer embarazo.
Pero bueno ese es otro tema. El hecho es que cuando trabajas en Derechos Humanos te das cuenta que la violencia contra el ser humano es continua, que realmente el hombre es lobo del hombre.
Y que esa violencia no es gratuita.
No es la violencia pura que vemos en las series de dibujos animados de niños.
No existen los malos, porque si, y los buenos y ya está.
Las personas que ejercen la violencia y que violan los Derechos Humanos, tienen una justificación mental muy bien elaborada, que avala el por qué hacen eso:
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Unos son salvadores de la patria, suele ser la excusa favorita de los violadores de Derechos Humanos, o sea, hacemos esto para salvar al país de tal o cual colectivo.
Pongamos como ejemplo a los nazis, a las limpiezas políticas, como la Unión Soviética estalinista o el Chile de Pinochet.
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Como ejemplos más recientes podemos hacer mención de los genocidios en Ruanda y otras zonas del mundo.
Desgraciadamente tenemos muchos ejemplos.
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Uno de mis favoritos y que además se menciona poco, es la conquista del oeste americano.
En el libro “Critica de las Ideologías” (totalmente recomendable) de Rafael del Águila se dice que “los colonos se veían a sí mismos como portadores de civilización, razonables ciudadanos libres, aplicándose de esta manera criterios que se niegan a los demás”. Esta consideración de superioridad, condición de humanidad, es lo que hacía que expulsaran a las tribus indias hacia el oeste.
A fin de cuentas la explicación mental para efectuar el genocidio indio, partía de la idea de la condición de “menos humanos”.
Esto cargaba de razón a los colonos en este caso para hacer todo tipo de atrocidades.
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De la misma manera, el fenómeno de la esclavitud, tenía una base teórica, sustentada en la inferioridad de los esclavizados.
Los esclavizados se consideraba que estaban en una especie de estadio intermedio entre el humano y el animal.
Eso justificaba su esclavización por supuesto, los abusos y sobre todo el poder de la muerte arbitraria. Porque al no ser humanos, no entraban los mecanismos de protección legales que si existen para las personas.
Y he aquí a donde quería llegar.
Leyendo y leyendo me he dado cuenta que los Derechos de protección que toda persona tiene por el simple hecho de estar viva, solo empiezan a computar, en el mejor de los casos cuando esa persona ha nacido, y estoy hablando que es así en las Declaraciones Universales de los Derechos del Niño por ejemplo.
Por lo tanto si estamos hablando de vida uterina no hay casi ninguna disposición legal protectora al respecto.
Es decir, los Derechos Humanos no son aplicables al bebé que vive dentro del útero.
Muerte Gestacional y Perinatal y Derechos Humanos NO van de la mano.
Y ¿por qué? se preguntaran ustedes.
Pues bien, por el mismo mecanismo por el cual se justificaba la esclavitud, la conquista del oeste, el nazismo, el pinochetismo et…, porque a los bebés uterinos se les niega la condición de humanos y por tanto al no tener esa protección, se les pueden hacer todo tipo de atrocidades.
Por ejemplo:
- Violencia obstétrica.
- Que a los bebés con menos de 24 semanas de gestación, se les deje morir en algunos casos encima de una mesa, para “acabar cuanto antes”. Muchas voces se alzan a favor de una muerte digna por medio del método canguro de estos bebés inviables.
- El que no te dejen ponerles un nombre.
- El que siga existiendo ese Legajo de Criaturas Abortivas.
- El tratamiento de los restos mortales.
- La falta de información respecto a los tratamientos expectantes.
- El tratamiento hospitalario y social ante las madres y padres que han perdido a su hijo.
- Etcétera.
Vemos pues que para todas estas barbaridades, hay una razón poderosa y una justificación ideológica, que además está apoyada legalmente.
Al igual que se hacía con la esclavitud y con otras violaciones de Derechos Humanos.
Ha llegado el momento pues de que alcemos la voz y que luchemos por la exigencia de la consideración de humanos hacia nuestros hijos.
Tal y como sucedió en otros cambios, primero tendrá que venir el cambio legal y después el cambio social y mental de una sociedad que justifica la muerte y el maltrato de bebés humanos, solo y por el simple hecho de no haber traspasado lo que esta sociedad llama el umbral del nacimiento.
Esto tiene que cambiar, no podemos tolerar por más tiempo que se trate peor que a animales a bebés humanos, los cuales su único delito ha sido morir antes de ver la luz del día. Tenemos que cambiarlo entre todos.
Es una cuestión de ética, de Derechos Humanos y de civilización a fin de cuentas.
Rocío Cuellar
Madre de Isabel y Paloma
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