Apego y duelo perinatal
Si huimos del dolor huimos también del bienestar y si huimos de la muerte huimos también de la vida.
(Elizabeth Kubler-Ross)
Para empezar esta reflexión me gustaría hablar de Bowlby, psicólogo psicoanalista cuyo legado se resume en el concepto de “base segura”. En el clásico experimento de psicología infantil, el niño se siente seguro como para explorar un ambiente desconocido sólo si la madre está en su proximidad y sólo con gradualidad, tras haberse cerciorado de que la madre está disponible en caso de peligro, se arriesga a explorar el entorno solo, alejándose más y más de ella.
Hablamos de teoría del apego en el duelo porque se ha teorizado que la forma de elaborar el duelo está relacionada de manera directa con la calidad de los vínculos tempranos experimentados por la persona. . Las personas tendemos a repetir esquemas de apego que nos transmitieron nuestros padres: a este propósito, Bowlby describe varios patrones de apego inseguro, además de las características del apego seguro. Es una evidencia que las personas que tuvieron apego seguro en la infancia transitan mejor los vínculos relacionales afectivos y, por supuesto, las separaciones.
El duelo es pérdida y separación… y el desarrollo infantil es también un proceso de separación muy gradual de la figura de apego. Separación nunca definitiva, pero sí por estadios que pasan por la autonomía física y, más tarde, emocional. Los psicólogos que trabajamos en esta línea no nos cansamos de afirmar que todo empieza con el vínculo primal con la figura materna (“madre” entendida como “cuidador principal”, independientemente del sexo y de la condición legal). Bowlby describió el impacto de la vinculación sobre el desarrollo infantil y en la vida adulta y yo creo que de ahí tenemos que empezar por abordar el tema del acompañamiento en el duelo perinatal.
Creo que es muy complicado llevar a cabo la tarea de acompañamiento a personas sin haber trabajado y sanado los propios vínculos de apego. Por esta razón, en todas las formaciones serias en psicoterapia se trabaja el tema de los vínculos primarios y de las relaciones con los padres o con las figuras de apego centrales.
Sin vínculo no hay terapia… En el acompañamiento, el factor más efectivo es la posibilidad de que terapeuta y paciente se vinculen, estableciendo una relación de confianza y reciprocidad. Me atrevería a decir que sin capacidad de “amar” no se da vínculo con el paciente. Amar entendida como actitud hacia el otro, que implica interés, aceptación y compromiso personal.
El tema del apego es tan central porque si es importante para el paciente sanar sus relaciones primarias, en primer lugar lo es para el terapeuta, cuyo papel se puede definir de la “buena madre” (otro concepto caudal expresado por el psicoanalista Bruno Bettelheim): no es perfecto, no es infalible, pero está al lado, disponible, en actitud presente y acompañante.
El duelo es un golpe extremo a la capacidad de amar. Si escuchamos a las madres en duelo perinatal, es común que expresen la vivencia de “haber perdido la inocencia”, de no poder confiar ya en su cuerpo y en sus posibilidades. Por otra parte, transitar el duelo no es olvidar sino aprender a convivir con la pérdida, recuperando la capacidad de confiar y pudiendo “volver a amar y cuidar del otro”.
No olvidemos que la madre en duelo perinatal ya desarrolló el apego a su criatura. Esto a veces puede ser negado, pero es una realidad que el vínculo madre-hijo se crea desde el primer momento de conciencia del embarazo y que en el acompañamiento a la madre embarazada toma una importancia primordial el trabajo sobre sueños, fantasías, imagen del niño soñado y fantaseado, etc.
El duelo complicado, que se enquista, que no deja la posibilidad de plantearse otro futuro, así puede ser abordado en el marco de la teoría del apego: trabajo con las figuras parentales, trabajo sobre la parentalidad perdida de los padres en duelo y, por supuesto, reflexión del terapeuta sobre su propia capacidad de “maternar” a la madre en duelo.
Yo, terapeuta, o persona acompañante (psicólogo, doula, comadrona, trabajador social, etc.) no puedo eximirme de respetar el apego de la madre hacia su bebé perdido y hacia mí, que represento una posibilidad de reparación y sanación. Puedo ser la “base segura” que sólo se da por el vínculo… Y puedo serlo en la medida en la cual la escucho de manera incondicional, nombro la realidad, me abro a su dolor, resueno con ella desde la seguridad de haber recibido yo mi “base segura” de trabajo personal con vínculos, separaciones y pérdidas.
Bibliografía
BETTELHEIM, B. (1988). A good enough parent. New York: Vintage.
BOWLBY, J. (1999). Attachment and loss. New York: Basic Books.
DAVIDSON, D. (2001). Reflections on Doing Research Grounded in My Experience of Perinatal Loss: From Auto/biography to Autoethnography. Sociological Research Online, 16 (1), 6.
MISSONNIER, S. (2003). La consultation thérapeutique périnatale. Un psychologue à la maternité. France: Érès.
PASTOR MONTERO, S. M., et al. (2011). Experiences with perinatal loss from the health professionals’ perspective. Revista Latino-Americana De Enfermagem, 19(6), 1405-1412.
WARLAND,, J., O’LEARY, J., Y McCUTCHEON, H. (2011). Born after infant loss: The experiences of subsequent children. Midwifery, 27(5), 628-633.
Acerca de mí: Chiara Leoni
Soy psicóloga y mediadora familiar. Me estoy formando en terapia Gestalt en la Escuela del Taller de Gestalt (Barcelona). Trabajo desde hace muchos años con infancia y familias en situación de riesgo social; en los últimos años me he especializado en psicología de la mujer y perinatal. Me he formado en salud mental perinatal con la doctora Ibone Olza y en asesoramiento del duelo gestacional y perinatal con la psicóloga Mònica Álvarez; he trabajado también los temas del trauma psicológico y del arteterapia con la psicóloga Marta Sajnovick Di Leo. Mi ámbito de consulta individual es sobre temas de embarazo, parto, puerperio y crianza.