En los últimos años se viene hablando bastante en España sobre la violencia obstétrica, sobretodo en relación al embarazo y al parto. Desde distintas asociaciones se ha luchado por el llamado parto humanizado o respetuoso y denunciado la llamada violencia obstétrica con respecto al mismo.
¿Y qué hay que decir sobre esta misma violencia en el aborto voluntario?
¿Se vulneran los derechos fundamentales de la mujer que decide interrumpir voluntariamente su embarazo?
¿Sufre la mujer violencia por parte de los profesionales de la salud, las instituciones y la sociedad?
Siguiendo a Juan Gervás en su artículo sobre la violencia obstétrica, vamos a ir viendo los distintos modos de la misma y qué podemos añadir sobre la IVE:
Violencia obstétrica biológica, física y farmacológica:
- Es violencia obstétrica física cuando la mujer tiene que interrumpir su embarazo en condiciones higiénicas precarias jugándose la vida con ello. Esto se da sobretodo en los países donde la IVE es clandestina e ilegal.
- También podemos hablar de violencia física cuando hay un manejo insuficiente o no manejo del dolor (tanto en IVES clínicas donde algunas mujeres me comentaron que oían a otras mujeres gritar “como si fueran al matadero”, como en IVES farmacológicas en casa donde a la mujer se le dijo que tendría “un dolor parecido a la menstruación” y terminó pasando por un verdadero calvario de contracciones, sola, sin saber si lo que estaba viviendo era normal o no).
Violencia obstétrica psicológica:
- Es violencia obstétrica psicológica el silencio que se impone a la mujer que ha tenido que tomar esta difícil decisión.
- O por el contrario, que se lleve directamente las consecuencias del aborto al llamado trauma post-aborto, llevando al terreno de lo patológico lo que debiera ser un proceso de duelo difícil, pero no una enfermedad.
- Es violencia obstétrica psicológica llamar a la mujer que decide tomar esta decisión “asesina” cuando no sabemos cuándo empieza la llamada vida humana y eso entra dentro de las creencias de cada quien (como vimos en el artículo dedicado a la dimensión ética del aborto)
Violencia obstétrica social:
- Es violencia obstétrica social cuando la sociedad que lucha por los derechos de la mujer a abortar no es capaz luego de darle la mano para que ésta afronte su dolor. Quedando en muchos casos estigmatizada.
- Es violencia obstétrica social cuando una mujer teme pronunciarse sobre el tema por miedo a las reacciones que pueda encontrar.
- Es violencia obstétrica social el tipo de frases: “No sé por qué lloras, si tú misma lo elegiste”, cuando se tolera socialmente el dolor que pueden provocar otras decisiones también muy complejas de tomar (por ejemplo, un divorcio)
Violencia obstétrica institucional:
- Es violencia obstétrica institucional el desamparo al que se somete la mujer que decide tomar este camino, en el sentido de falta de información antes, durante y después del proceso de la IVE.
- Es violencia obstétrica institucional no incluir el aborto voluntario entre las prestaciones públicas y/o autorizadas y, en caso de su prestación pública, el ofrecer exclusivamente la atención por el ginecólogo y no por el médico de cabecera y en el propio domicilio.
- Es también violencia obstétrica institucional los comentarios fuera de lugar por parte de profesionales de la salud, que algunas mujeres que me contactaron tuvieron que soportar.
Violencia obstétrica mixta:
- Desgraciadamente, nunca se da una violencia sola, sino que en general se da una combinación de todas las anteriores, siendo una gran carga emocional, física y espiritual la que tiene que soportar la mujer en solitario
Violencia obstétrica simbólica:
- Esta se da cuando la misma mujer defiende la violencia que se le está aplicando. En el caso de la IVE es grave, pues las mujeres que interrumpen su embarazo, a menudo en circunstancias muy difíciles (no me cansaré nunca de remarcar este punto) creen que ellas mismas se merecen todas las violencias antes mencionadas.
- La mujer llega a creer que ella se merece todos los abusos por los que está pasando.
- A mi modo de ver, esta es la más grave de todas las violencias ya que la mujer que las sufre, al sentir que se lo merece, no va a luchar para poder cambiar las cosas, perpetuándose esta violencia generación tras generación.
- Porque terminan siendo las mismas mujeres quienes aplican la violencia a otras.
En definitiva, dentro de toda la complejidad que implica el proceso de la IVE, vemos que además, en él, la mujer será sujeto de violencia en múltiples ámbitos, con el agravante, en muchos casos, de haber interiorizado esta violencia “como normal”.
En ese sentido, queda mucho por hacer.
Eva Puig
Experta en duelo gestacional y perinatal por la Escuela Stillbirth Support
Filosofa, investigadora y acompañante en duelos por aborto voluntario
Fundadora y Directora general en Proyecto Kora
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