El árbol de la vida es…
… el que una familia planta en su jardín para recordar a su hij@…
… el que una pareja plantó en ese bosque querido…
… el que cada 1 de noviembre esa mamá va a visitar…
… el que sentiste crecer cada año en tu corazón.
Todas las famílias que querían honrar a sus pequeños de agua, aquellos que llegaron pero se fueron demasiado pronto, aquellos que no tuvieron tiempo de pisar la hierba fresca, de escuchar los pájaros que se acercaban a su casa, de trepar a los árboles.
Una pareja, después de una pérdida, decidió plantar un árbol en su jardín como ritual para despedir a su hija, para recordarla siempre. Querían que la gente que visitara su casa supieran que ese árbol llevaba en nombre de Nadia, que representaba el amor que sentían hacia ella, su primogénita, y que sentían tanto no tenerla corriendo por su jardín que necesitaban un símbolo que les uniera físicamente a ella.
Mientras me contaban el ritual, vi que en él estaban presentes los cuatro elementos:
La Tierra en la que plantaron el árbol, y que olieron y removieron con sus propias manos representa el aspecto más material, físico, mensurable, tangible, lento, perseverante y fuerte de un duelo. Igual que puede significar el cuerpo de nuestr@ hij@ y la materialización de su paso por nuestra vida, también simboliza la fecundidad, la unión con la gran madre, con el principio universal.
También regaron el árbol con Agua. Este elemento está, al contrario que la tierra, relacionado con el mundo de los sentimientos y las emociones, el instinto, las corazonadas, el inconsciente, lo psíquico, el pensamiento. Representa así los aspectos más emocionales de la pérdida, las lágrimas. El Agua cambia de forma para adoptar aquella del recipiente que lo contiene, es maleable, y fluye. Tiene características femeninas, ya que es húmedo y da vida, es receptivo y fresco. Beber agua como parte del ritual, como hicieron los padres de Nadia tras regar amorosamente su jardín, significa por lo tanto la unión con la naturaleza fluida y cambiante, el aceptar el cauce del río del tiempo, el tránsito del duelo hacia el desapego.
El Aire también estuvo presente en el ritual, y lo está siempre, en todos y cada uno de los rituales, es el aire que respiramos, y que parece faltar cuando perdemos a un ser querido. Gracias a este elemento, las hojas del sauce se mueven con una hermosa melodía los días de mas viento, recordando para siempre a Nadia. Este elemento, el más ligero de todos, se relaciona con el pensamiento, el recuerdo, la creatividad, la mente. Une a los padres con su hija a través del lenguaje de la naturaleza, es inagotable y limpio, invita a quien lo desee a conocer su historia. También el incienso de palo santo ayudó a limpiar las ideas y pensamientos negativos de los asistentes al ritual.
Finalmente el Fuego, quedó también representado en este ritual de duelo, en este caso los padres de Nadia se decidieron por rodear el árbol con velas blancas. Estas luces sagradas representan la conexión con lo Divino, la espiritualidad y sacralidad de un acto de recuerdo, y acompañan a la familia en el altar que montan,a los pies del árbol, cada año para el cumpleaños de su hija, su hermana, su nieta….
Ahora, en la familia ya hay dos hijos más.
Dos niños que participan de esa celebración; encienden cada uno una vela mientras la familia está en silencio delante del sauce. Tras el ritual, los pequeños a veces preguntan, los mayores escuchan y responden, comparten recuerdos y sentimientos sobre la hermana mayor.
Cuando creamos un ritual de duelo, es clave tener en cuenta los diferentes elementos alrededor de un símbolo con el que construir el ritual, algo que nos una y simbolice a la persona amada, la relación, el hogar…
Un buen inicio en el caso de un duelo por muerte gestacional podria ser ¿Qué elemento nos conecta más con nuestro hijo?
¿Te gustaría compartírnoslo en comentarios?
¿Cómo crearías / creaste el ritual por tu hijo?
Mireia Usart
Psicóloga, Moon mother
Docente del Programa Asesoras Stillbirth Support
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