En los más de 10 años que llevo trabajando con madres, he visto más trastornos emocionales causados por el trato deficiente recibido, que por la propia pérdida.
Los malos tratos hacia las madres vulnerables que ingresan para dar a luz a sus hijos están desgraciadamente a la orden del día.
Y esto aumenta cuando se trata de mujeres que acuden al hospital a dar a luz a su hijo muerto.
Infantilización, prácticas obsoletas (y contraindicadas por la OMS y otros organismos oficiales), contestaciones violentas, sarcasmo, esperas en los mismos paritorios en los que esperan las familias felices…
Denotan una falta total de empatía de los profesionales hacia las usuarias y sus familias.
Es verdad que empezamos a encontrar hospitales y profesionales comprometidos y respetuosos, pero no suele ser lo habitual.
Tantas veces hemos aconsejado a una madre poner al menos una queja en atención al paciente.
Tantas veces hemos visto caer nuestro consejo en saco roto.
Porque las madres y los padres no están en su mejor momento emocional para enfrentarse a un sistema omnipotente.
Sin embargo, hay excepciones.
Hoy os traigo la carta que una mamá entregó como queja en atención al paciente en el hospital en el que la atendieron.
Ella ha querido permanecer en el anonimato pero sí quiere que se sepa que los hechos ocurrieron en el Hospital General de Elx/Elche.
Ha querido compartirla para que sirva como guía a otras madres para que realicen la suya.
Porque igual que damos las gracias cuando alguien realiza un buen trabajo, también hay que hacerlo ver cuando el trabajo es deficiente, malo u ofensivo.
Porque quien calla, otorga.
Mónica Álvarez
Directora del Programa Stillbirth Support
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EXPOSA/EXPONE:
El pasado martes 2 de agosto fui a urgencias maternales con diagnóstico de aborto retenido sin latido cardíaco embrionario por parte de médico privado.
Allí se corrobora y empiezo el proceso protocolario en estos casos.
Me administran una dosis de cytotec y me voy a casa para volver el día 4 para ver si está todo expulsado o necesito otra dosis.
Sufrí muchos efectos secundarios: fiebre (38,3), temblores, dolores muy fuertes, pero no expulsé nada.
Voy el día 4 a la hora que me habían citado en urgencias maternales, a las 10:30. Con ecografía se ve que, efectivamente, no había expulsado nada.
El médico me informa de si quiero seguir con el protocolo, o sea, ese día otra dosis de cytotec y volver el martes 9 de agosto para hacer legrado en caso de no haber expulsión, o si quiero rechazar ese tratamiento, debido al sufrimiento y ansiedad que tengo ante esta situación, me puedo quedar ingresada y al día siguiente por la mañana realizarme el legrado. Decido quedarme ingresada ya que no había ninguna garantía de que con esa segunda dosis se expulsara todo y con bastante probabilidad el martes 9 se me acabara haciendo un legrado.
El tratamiento hasta el momento de la operación era la administración por vía vaginal de cytotec (2 pastillas) cada 4 horas. Desde las 11 de la mañana hasta las 19.20 horas estuve en la sala de observación de urgencias maternales esperando a que me dieran cama en planta. No me administraron las dosis cada cuatro horas ya que el médico estaba en quirófano y no se encargó nadie de administrármelas hasta que el médico acabó a las 18:00 horas.
Me llevan a una habitación en la planta 3, nº316B, esta planta no es de ginecología, es de medicina digestiva. La planta que me corresponde está cerrada. Viene una enfermera y me trae la dosis de cytotec, pero no me las administra nadie, le pregunto al enfermero sobre si alguien me las tiene que administrar y me dice que me las ponga yo, lo veo muy extraño.
A las doce de la noche empiezo el ayuno total (ni beber agua) ya que a la mañana siguiente me realizarán el legrado.
Al día siguiente, viernes 5 de agosto, a las 9:30 me llevan a urgencias maternales para realizarme una ecografía y una exploración antes del legrado.
Las dos ginecólogas se sorprenden cuando les digo que me he tenido que poner yo las pastillas y sus maneras de decirlo no son nada amables, me dicen que las pastillas me las tienen que poner no que me las había de haber puesto yo. Les digo que a mi habitación no ha venido nadie a administrármelas ni a informarme de nada y les pregunto que tenía que hacer yo en esa situación, no me responden, pero me dicen que el cuello del útero no está dilatado que así no se puede hacer el legrado, me administran dosis de cytotec y no me explican para cuando podría ser el legrado, no me llevan a mi habitación y me dejan en la sala de observación de urgencias maternales sin más información de que tengo que esperar a que dilate, sin ninguna estimación de tiempo.
Viene una médica a las 14:00 horas me hacen exploración, no me dice nada, me tienen que administrar otra dosis a esa hora pero no lo hacen y como tienen una urgencia no me administran las pastillas hasta las 15:00 horas, la otra médica me explica que he dilatado algo pero muy poco.
He de seguir esperando en la sala de observación, donde sólo puede estar conmigo un acompañante y donde entran y salen otras pacientes, a pocos metros de Partos, dónde no paro de escuchar mujeres dar a luz y los llantos de sus hijos/as. En mi situación escuchar todo eso durante tanto tiempo es algo terrible, amoral e indecente, de una gran repercusión psicológica.
Ya son las 18:00 horas del viernes 5 de agosto, me hacen otra exploración y otra ecografía, esta vez hay otra médica más.
No me dicen nada, soy yo la que tengo que preguntar. Dicen que está prácticamente igual que a les 15:00 horas, que me cuesta mucho dilatar y que hay que seguir esperando.
Cansada de la situación y desinformación les digo que ya llevo 18 horas sin comer ni beber nada y que no me informan, no me dicen una estimación, les pregunto que en los casos cómo el mío qué se suele hacer, y tampoco me contestan.
Me responden de muy malas maneras cuando les digo que no me informan, dicen que eso no es verdad que todo “ha sido perfecto”, me quieren hacer responsable de la situación porque me había puesto yo las pastillas porque en una exploración una estaba casi entera, pero justo antes, al ir a orinar otra pastilla la tenía fuera y había sido administrada por las médicas. Salgo de la consulta muy nerviosa y muy mal, no puedo aguantar sin información y en esa habitación al lado de Partos más tiempo.
A las 18:45 le digo a una médica que quiero el alta médica voluntaria. A los 10 minutos vienen las tres médicas esta vez hablando de muy buenas maneras, me dicen que si estoy en esa habitación es para tenerme más controlada. No entiendo nada, allí se acercaban cada cuatro horas…
Les digo que estar al lado de Partos es una tortura psicológica para mí pero dicen que no se puede hacer nada. Me dicen que me espere un poco más, que a las siete toca otra dosis y a ver si hay resultados. Siguen sin explicarme en casos como el mío qué es lo que se suele hacer. Una me dice que no paro de moverme (¿?) cómo motivo para que no me hagan efecto, tengo testigos que pocas veces salí de la cama.
Mientras espero, una matrona se sorprende de verme todavía allí y me comenta que el sitio para pasar la dilatación es en tu habitación, en planta, no allí.
A las 20:00 horas me hacen otra exploración y dicen que voy a entrar a quirófano que ya está mejor la dilatación. En seguida me preparan, me ponen oxitocina en vía y otra cosa, que ahora no recuerdo, y me suben a quirófano.
Me sorprende mucho que tan sólo una hora después de decir que quiero el alta voluntaria esté todo perfecto y en condiciones para entrar a quirófano…
Para que me realizaran un legrado estuve un total de 48 horas ingresada, 30 horas sin beber y 33 horas sin comer. No pienso que esto sea normal.
SOL·LICITA/SOLICITA
1) Que ninguna mujer en mi situación (aborto o legrado) tenga que pasar por lo que yo he pasado, estando en una sala al lado de los partos horas y horas.
2) Que si los médicos no pueden administrar el cytotec porque tienen alguna urgencia, que se encargue una matrona o enfermera o alguien competente en ese aspecto, para que las pacientes no tengamos que esperar más, y nuestro (triste) proceso no se alargue innecesariamente.
3) Que ninguna mujer sufra la desinformación y el mal trato que he sufrido yo por parte de las ginecólogas que estaban en urgencias el viernes 5 de agosto. Respecto a la desinformación está contemplado en la ley que tengo mis derechos como paciente en la Ley 41/2002, capítulo II, artículo 4.1 dice: “los pacientes tienen derecho a conocer, con motivo de cualquier actuación en el ámbito de su salud, toda la información disponible sobre la misma […]”.
4) Un expediente a estas ginecólogas, no ya, por su trato hacia mí, sino para recordarles que la espléndida labor del personal sanitario, no puede en ningún caso verse ensombrecida por la deshumanización que en algunos casos, quizá demasiados, hacen gala quienes se sumergen en el ejercicio de la medicina olvidando con el tiempo, o simplemente sin tener en cuenta, que su labor es cuidar y sanar a personas con los mismos sentimientos y dolencias que pueden tener ellas mismas.
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