Escucho cada día mujeres que tras sus pérdidas cuentan cómo les fue y cómo transcurrieron sus legrados.
Mujeres que explican que el legrado se hace con una especie de cuchilla con la que se raspa el útero para “limpiar”.
Mujeres que cuentan cómo después del legrado tuvieron que hacerles otro porque todavía quedaban restos.
Mujeres que repiten pérdida y repiten legrado confiando en los médicos que son los que mejor saben lo que hay que hacer.
Y porque todas confiamos en el juramento hipocrático que realizan al terminar sus carreras según el cual no realizarán prácticas que dañen a los pacientes.
Sin embargo muy pocas mujeres saben que los legrados son muy perjudiciales para el endometrio.
Que éste puede quedar dañado, con cicatrices y adherencias que comprometen seriamente el futuro reproductor de una mujer.
Porque el siguiente óvulo que fecundes tal vez no encontrará una zona de calidad para implantarse.
Porque tal vez se enreden entre las adherencias que son como hilos de tejido que pueden dejar pegadas una pared contra otra de tu útero.
Muchos médicos no saben que esto es tan perjudicial. En muchos hospitales comienzan a realizar técnicas menos invasivas como son el aspirado en lugar del raspado.
En otros comienzan a dejar que la mujer realice su propio proceso de renovación pero son unos pocos los que respetan de verdad sus tiempos.
Lo más moderno es dar prostaglandinas que provoquen el parto y mandar a casa a una mujer emocionalmente destrozada, sin darle información sobre el calvario de dolor físico que va a pasar y el riesgo de pérdida de sangra que puede producir esta práctica.
Nuestros cuerpos están preparados para parir a nuestros hijos, tengan la edad gestacional que tengan y estén vivos o muertos.
Habrá casos en los que haga falta ayuda quirúrgica, pero serán los menos. El resto sólo necesita apoyo emocional, cariño, y tiempo. Y tal vez apoyo logístico con la casa, con los niños si los hubiera, para poder sumergirse en su planeta parto y realizar junto con su hijo el mejor ritual de despedida que existe: parirlo/parirte a una nueva vida.
Tú que me lees, si eres doula, podrías hacer una labor maravillosa en este campo.
Todo esto que te cuento está perfectamente documentado en el capítulo 8 del libro Las voces olvidadas. En él puedes encontrar toda la evidencia científica que respalda mis palabras.
Ojalá llegue un tiempo en el que las mujeres puedan despedirse de sus pequeños conscientes y poderosas.
Mónica Álvarez
Maria dice
Un feto que ha muerto dentro de la madre es complicado que quira nacer por si mismo, normalmente no se expulsa y si pasan muchos dias la madre puede contraer una septicemia, de ahi la postaglandinas, que por cierto, no es muy moderno que digamos ya que llevan muchos años aplicandolas y siempre es mejor eso que recurrir a la cesarea.
Monica dice
No estoy de acuerdo. En el libro Las voces olvidadas, capítulo 8 encuentras las referencias a toda la evidencia científica en torno a este tema. Hay que distinguir en qué semana se produce la muerte del bebé y la razón. En los casos de anencefalia sí que será necesario provocar el parto porque por la enfermedad del bebé éste no podrá desarrollarse naturalmente.
Hay que ver cada caso en concreto, la dificultad, el peligro para la madre y respecto a ello decidir… Igual que en un parto normal no se aplica cesárea desde un primer momento porque sí.
Gracias por el comentario! Mónica Álvarez