Ella ha transitado su duelo.
Y me gusta pensar que ese simple abrazo que le di una mañana cualquiera haya sido su primer paso en ese camino.
La vi en el mercado, esa Mujer que había asistido a mis círculos maternales presenciales con su hermosa barriga, un día cualquiera, caminaba con la cabeza gacha y ya no tenia su barriga de 38 semanas pero en brazos no tenía su bebé recién nacida sino la hermana mayor, una niña de 2 años.
La vi caminando en el mercado y no le vi la cara pero algo en su porte, en su forma de andar me llamó la atención, la seguí entre la gente y su cara me lo dijo todo, su cara no era la misma, su sonrisa había desaparecido para dar lugar a una mueca de desesperación y miedo.
Me di prisa, la seguí y le puse la mano en el hombro, se dio la vuelta demasiado rápido y con la cabeza bien alta y mirándome a los ojos me dijo:
-No quiero hablar de nada-
-No vengo a preguntarte nada- le dije, apretándole el hombro y fue un sólo instante, nos fundimos en un abrazo y por fin pudo desahogar todo el torrente de lagrimas que no había dejar salir delante de quién la juzgaba, le preguntaba, la escrutaba.
Un abrazo, un simple abrazo que le dio el permiso de desahogarse, de darse permiso de ser ella misma, de dejar la mascara, de no fingir…
Un simple abrazo que fue mejor de mil palabras, frases, consejos, salidos de la boca de quién sólo busca llenar un silencio que es necesario, que no tiene que ser roto.
Un simple abrazo que le ha dado la fuerza de seguir, para su hija mayor, para si misma.
Un simple abrazo que le ha dado la esperanza de un futuro, de un camino, de una salida del agujero.
Ahora, 2 años después, tiene en los brazos su precioso bebé arco-iris, que llena su vida, que mezcla sus risas con las risas de la hermana mayor, sin embargo su sonrisa nunca volverá a ser la misma, ella ha vivido una oscuridad demasiado grande para que su sonrisa se quede sin tachas.
Sin embargo, ha transitado su duelo, ha caminado su camino, no es la misma, en todos los sentidos, en todos los aspectos de su vida.
Y me gusta pensar que ese simple abrazo que le di una mañana cualquiera haya sido su primer paso en ese camino.
Lily Yuste
Coach de maternidad
Docente en el Programa Asesoras Stillbirth Support
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