Creo firmemente en un espacio en el que las mujeres tendremos libertad para concebir, gestar, parir y criar a nuestros hijos con libertad, amor y respeto.
Creo también en un tiempo en el que las mujeres que pierdan a sus hijos en el vientre, o en el momento cercano al parto, tengan la libertad, el amor y el respeto para vivir sus duelos con todo lo que esto representa:
Con sus cuerpos, pariendo y llorando lágrimas de sangre y de leche.
Con sus mentes, dándose el permiso para dejar salir todos sus pensamientos y observarlos mientras regresan al infinito.
Con sus corazones, puestos en la vida que gestaban, parando el tiempo necesario para reunir sus trozos y regresar victoriosas tras lamer sus heridas.
Con la hormona oxitocina fuerte y liberadora corriendo por sus venas, haciéndolas sentir diosas creadoras de mundos y universos estelares del tamaño de un embrión.
Creo en la tribu de la cicatriz, repleta de esas mujeres que aprendieron a correr más rápido que sus propias lobas, apoyándose unas a otras, con escucha, con abrazos, con leche, con todo lo que una mujer herida en su alma necesita para regresar viva de la batalla y del dolor de la pérdida.
Te espero en la 1ª Jornada de la Escuela Stillbirth Support: Creando Redes.