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03/10/2011 By Monica Deja un comentario

Invitación a la 1ª Diada de l’Associació Petits amb Llum

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¡Hola amigos/as!

Hace 8 meses que nuestra primera hija, la petita Cora, se marchó. Se fue antes de lo previsto. Viajó hacia las estrellas sin despedirse, sin poder ni si quiera decirle hola.
Como nosotros, cientos de familias, cada año, ven rotas sus ilusiones quedándose con las manos vacias y el corazón roto.
Son muchos los bebés que mueren antes, durante o al poquito de nacer. Pero por un motivo u otro, estos bebés caen en el olvido. No cuentan. No existen.

Durante nuestro duelo hemos tenido la ocasión de poder contar con la ayuda de Petits Amb Llum. Un asociación de papás y mamás maravillosos que viven sin su bebé, pero que lo aman profundamente a pesar de la distancia, como nosotros.
Ellos han sido un elemento clave en nuestro caminito sin nuestra nena, y sabemos que si ellos, estos meses hubieran sido aún más dolorosos.

El dia 15 de octubre es el Dia Mundial de la Muerte Perinatal.
Coincidiendo con el Dia Mundial, desde la asociación, hemos preparado un acto para homenajear a nuestros niños y niñas y a la vez, dar a conocer la gran labor que hace Petits amb Llum con las familias que ven truncados sus sueños.

Pese al triste motivo del acto, queremos tranformar el dolor en esperanza y las lágrimas en ilusión, y hacer una celebración donde abunden las risas, la vitalidad y el entusiasmo por la vida.

Es por ello que te invito a:

1ª Diada de l’Associació Petits amb Llum.

Encontrarás actividades para grandes y pequeños, manualidades decorativas, artesania, bizcochos y pasteles, exposición fotográfica, música en directo y… ¡¡¡¡mucho más!!!!

PROGRAMA:

17:00 h INICIO DE LA FIESTA!
Presentación a cargo de Marta Muñoz, presidenta de la asociación

TALLERES PARA PEQUEÑOS Y GRANDES:

“Dibújame una máscara”
“Nuestra plantita”
“Mira qué cuadro he hecho”
“Decoramos nuestro porta velas”
“Escribe tu mensaje”
“Exprésate a través del arte”

18:30 h DANZA DE LUZ con Rosa Zaragoza,
encenderemos una vela en memoria de los pequeños.

19:00 h MÚSICA a cargo de Nessumdorma y despegue de globos.
.
19:30 h DANZA con Rosa Zaragoza y cierre de la Diada

Dia: Sábado 15 de Octubre de 2011.
Hora: de 17 a 20h.
Lugar: Casal d’Entitats Mas Guinardó.
Plaça de la Riera nº2, Barcelona
Metro L4 – Guinardó/Hospital de Sant Pau.
www.petitsambllum.org

Agraceremos muchisimo que difundas esta información, a todos tus contactos en general, y sobretodo a aquellas familias que sepas que han pasado por esta experiencia.Que la hagas llegar vía meil o el boca a boca de toda la vida, pero queremos que se nos ioga, que se nos conozca, que se nos escuche.
Queremos que nuestros Petits amb Llum, tengan més Llum que mai.

Muchas gracias.
Un beso dulce,

Noelia.

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Publicado en: Aborto espontáneo, El arte en el duelo, En la calle, En otros blogs, General, Muerte perinatal, Red de mujeres, Rituales, Saliendo del armario Etiquetado como: duelo gestacional y perinatal, Hablan los padres, Rituales

30/09/2011 By Monica 2 comentarios

Desde el blog de SINA: “Pecho lleno, brazos vacíos: manejo de la lactogénesis II en la pérdida perinatal”

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Comunicación libre presentada por Àngels Claramunt y Susana Cenalmor en el VIII Congreso Fedalma (Castelldefels, julio 2011).

Artista: Marijn Smissaert

Las pérdidas perinatales son un tema tabú en la sociedad actual que comienza a destaparse: un tema que durante años ha sido escondido y con él, calladas las voces de millones de mujeres que han pasado por tal situación.

Cuando hablamos de subida de la leche nos viene a la cabeza una imagen de una mujer sosteniendo en brazos a su bebé con horas de vida, una imagen tranquila, sosegada, una imagen de amor.

Esta imagen dista bastante de la que nos podemos encontrar cuando esa mujer no tiene ningún recién nacido al que sostener.

La pérdida perinatal sigue siendo en el siglo XXI, un tema tabú. Cuando una mujer pierde a su hijo la sociedad la silencia. No se habla de bebés, se guarda el ajuar preparado y se venda el pecho, un pecho lleno, de amor que desgarra, de dolor… y de leche.

La subida de leche tras una muerte perinatal es un hecho posible a partir del segundo trimestre de embarazo.

Dado el número de pérdidas que suceden (en el año 2009, el INE registró una tasa de 4,55 casos por cada mil nacidos vivos de pérdidas perinatales sumando un total de 2621 casos y 49889 casos de embarazo con resultado abortivo registrados), podemos afirmar, por tanto, que esta vivencia afecta a un número importante de mujeres.

Tras varios años de trabajo en acompañamientos a madres que han perdido a sus bebés hemos podido observar la clara falta de información o información errónea que reciben las mujeres acerca del manejo de la lactogénesis II cuando han perdido a su hijo.

Hemos realizado una encuesta-seguimiento de 20 (25?) casos en los que las madres nos relatan su experiencia con el fin de valorar el impacto psicosocial que ha representado para ellas.

Hemos observado que no existe ningún tipo de protocolo ni estudio que valore el impacto que puede suponer este manejo para futuras lactancias o lactancias establecidas de otros hijos. Con tales encuestas, hemos registrado cuatro casos de subida de leche en pérdidas de menos de 20 semanas de gestación: una en la semana 13, dos en la semana 14 y una en la semana 18.

Artista: Marijn Smissaert

Pretendemos abrir una línea de trabajo basada en la revisión de protocolos actuales y/o creación de nuevas guías de actuación con el objetivo de que se tenga en cuenta las necesidades y el correcto acompañamiento de las mujeres con los pechos llenos y los brazos vacíos.

Por lo general, la lactogénesis II se inhibe en estos casos de manera farmacológica sin informar previamente a las madres en la mayoría de las ocasiones.

En los casos que hemos estudiado, sólo en uno se le preguntó por la posible existencia de otros hijos mayores lactando, con la posible pérdida de lactancia de ese hijo mayor.

En sólo tres casos las madres fueron informadas de la medicación que se les ofrecía y en dos se pidíó su consentimiento. Tras estudiar las encuestas realizadas, se relata cómo a la gran mayoría no se les informó, o bien les impusieron el fármaco por prescripción médica o bien no se trató ese punto: no se les dio medicación ni se les informó de lo que podía ocurrir en caso de subida de leche, encontrándose las mujeres en sus casas, solas, con una ingurgitación mamaria, padeciendo dolor físico y sin ningún tipo de apoyo.

manejo de la lactogénesis en la pérdida perinatalProponemos que la mujer tome esta decisión de manera consciente, que se le haga partícipe de su tratamiento.

Proponemos que se informe de otras posibilidades como la inhibición fisiológica de la lactancia o bien la donación en bancos de leche. Siempre en función de lo que la madre desee.

Y que, en la medida de lo posible, no pase sola por esta situación, porque si en una situación normal el apoyo, la red social, los grupos de apoyo son muy importantes, es fundamental en casi de pérdida no pasarlo sola y en silencio, sin que nadie repare en esta dolorosa vivencia.

Nos hemos encontrado casos en los que se relata la sensación de puerperio robado y el hecho de “cortar la leche” de manera brusca ha supuesto un duelo añadido.

Hemos acompañado a madres a las que se les ha ordenado el vendado de pechos y no se les ha hablado de la posibilidad de control del dolor por medio de analgesia. Con todo ello, nuestra propuesta en este campo es:

  • Que hay necesidad de normalizar un tema tabú en la sociedad, ofreciendo información clara y concisa.
  • Formación básica a profesionales y asesoras en duelos perinatales.

Invitamos a una reflexión sobre las prácticas protocolarias habituales o falta de protocolo en estos casos.

Proponemos abrir posibilidades de actuación relacionadas con la facultad de dotar a las madres para que puedan escoger el tipo de manejo frente al inicio de la lactogénesis II: inhibición farmacológica o fisiológica de la lactancia, así como diferentes posibilidades de uso de la leche extraída (donación, uso para otros hijos…).

Alertamos de la necesidad de dar información (consentimiento informado), dejar elegir y dar apoyo emocional a la mujer durante este proceso.

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ENCUESTAS PLBV

De las 21 mujeres entrevistadas, 13 han vivido una pérdida perinatal mientras que las 8 restantes han pasado por más de una.

Las entrevistadas pertenecen al foro “Superando un aborto” (SUA) dedicado a pérdidas gestacionales-perinatales y a la asociación “Petits amb llum” (PL) donde tratan la muerte al final del embarazo, parto/posparto.

Las encuestadas de SUA referencian pérdidas especialmente entre las semanas iniciales de gestación hasta la 28 y hay tres casos de muerte perinatal.

Las encuestadas de PL se concentran las pérdidas a partor de la semana 31 en adelante, hay dos casos de pérdida anterior de menso tiempo (semana 12 y 28). En 12 casos responden SI, a que hubiera subida de leche tras la pérdida. En 8 NO.

Sobre si estuvieron informadas, 5 responden que sí, el resto NO. Quién les informó: resulta curioso constatar que la inmensa mayoría de casos de muertes gestacionales alrededor del final del embarazo , los informantes fueron el
personal sanitario: médicos, enfermeras, comadronas… (PL). En cambio, en muertes en tiempo gestacional anterior, contestan que NO LES INFORMÓ nadie.

Algunas mamás explican que no recuerdan bien lo que les dijeron estos días porque estaban en shock. ESPECIALMENTE RELEVANTE, el caso de una mamá que explica que estaba amamantando a su hija de 5 años y que preguntó si algún medicamento podía afectar a la pequeña y le aseguraron que no. Más tarde, en el informe, leyó que le habían administrado “Cabergolina” por deseo expreso del paciente.

En un caso, donde en el hospital se “olvidaron” de hablarle de la subida de la leche, fue la madre quien puso en alerta a la hija, la informó y buscaron a un ginecólogo de guardia después del alta. Éste les recetó pastillas para cortar la leche, ya había empezado la subida.

En 19 casos el manejo de la subida de la leche se hizo de manera farmacológica, por prescripción médica, en dos de estos casos, fueron las mamás quienes lo solicitaron. El resto se les dijo que “debían tomar la pastilla” por protocolo. En un par de encuestas se comenta que también se extrajo leche y se utilizó el vendado de pechos, compresión.

Ante la pregunta de si se les informó de la posibilidad de manejar la subida de otro modo, la respuesta unánime es NO.

Ante la pregunta de si se pidió el consentimiento informado para tomar las pastillas, 18 dicen que NO, tres que Sí. Entre las que no, dos comentan que fueron ellas quienes las pidieron, y bastantes remarcan que las pastillas les fueron administradas con frases imperativas, como que era un deber, una obligación (“debes tomarlas”)…

El verbo DEBES sale en varias encuestas, y lo escriben entre comillas, frase literal. En la pregunta de si se les preguntó si había un hermano mamando, la respuesta masiva es NO; muchas deducen que el personal sabía que era el primer hijo, pero luego se observa que cuando hay hijos tampoco se pregunta. Y en el único caso encontrado donde sí se amantaba y la madre dio el alerta se le administró el fármaco igualmente sin información ni consentimiento.

En la pregunta de si se le informó de la posibilidad de necesidad de extracción de leche aún habiendo realizado la inhibición farmacológica, 18 dicen que NO y 3 que sí. Bastantes madres comentan que les sucedió, que aún tomando la pastilla para cortarla, la leche subió, “la leche salía sola”.

En la pregunta de si consideran que la inhibición farmacológica fue efectiva, 14 dicen que sí, 7 que no. Entre las que dicen que fue efectiva, una comenta que hubiera preferido un modo más natural de inhibición de la leche. Y en cuatro casos les quedó la duda de si la no subida fue por la pastilla o sin tomarla no hubiera habido subida, igualmente.

Sobre la cuestión de si percibieron dolor durante el proceso, 10 comentan que sí y 11 que no. Entre las que dicen que sí, un dolor muy fuerte, horroroso, como si sus pechos fueran a explotar, hasta unas pocas molestias, hinchazón… Todas remarcan que lo insoportable era el dolor emocional, el dolor psíquico, que este dolor pasaba a segundo plano, “me dolía el alma más que el pecho”.

Sorprende que en la siguiente pregunta, ante 9 mujeres que sufrieron dolor en el pecho de distintas intensidades sólo dos tomaron analgesia y otra hizo un vendaje compresivo que la alivió, el resto no realizaron ningún tipo de manejo del dolor.

Dos mujeres tenían un hijo mayor lactando en el período en el que sucedieron las pérdidas. Una de ellas relata que pese a que inicialmente la lactancia alivió la ingurgitación poco después, el dolor emocional al ver mamar al hijo mayor era muy intenso y no soportó continuar con la lactancia. La otra mujer relata que notó incremento en la cantidad de leche pero que se normalizó pasadas unas semanas.

Cinco de las 21 mujeres han tenido descendencia después de la pérdida (son pérdidas recientes, la inmensa mayoría, del último año). Tres de las restantes están embarazadas. Ante la pregunta de si han lactado tras la pérdida, constatamos que las cinco que han sido madres de nuevo, han amamantado a sus hijos, y una que sigue amamantando al mayor, al de antes de la pérdida.

Sobre si ha cambiado en algo esta vivencia su percepción de la lactancia, 8 dicen que sí y 12 que no.

Sobre el cambio de percepción:

  • Algunas comentan que les hubiera gustado que les informaran, que les hubieran explicado más opciones, que tenían sentimientos ambiguos, querían cortar la leche y no querían.
  • Una mamá explica que se tomó la pastilla, le subió igual, le recomendaron otra dosis, y no quiso tomársela. Le hería “cortar” la leche, pero le dolía el alma que hubiera la leche ahí sin su bebé.
  • Algunas comentan que ahora tienen la duda de si tienen leche o no, ya que no tuvieron / notaron la subida.
  • Otras explican que les sorprendió (especialmente en SUA) que estando de pocas semanas, su cuerpo estuviera tan preparado para amamantar, ni habían pensado en esa posibilidad, ni ellas ni quienes les atendieron, una pérdida en la semana13, dos en la 14,en la 15, en la 22 y otra en la 24.
  • A una le pareció muy triste tomar las pastillas para cortar.
  • Una madre tenía la percepción de que su cuerpo “fallaba” puesto que nunca había llegado a ver esa leche ya que la inhibición fue dada en el momento correcto pero sin información: en el momento de realizar la encuesta nos relataba como tenía dudas sobre su capacidad de amamantar a un futuro bebé.
  • Algunas comentan que ahora dan un valor especial a la lactancia, que la valoran más. Porque les ha ayudado a sanar la herida y a vincularse con el nuevo bebé, porque les ha ayudado a crear una unión especial con el nuevo hijo. (*)

(*) Esto es especialmente relevante si tenemos en cuenta que una de las características del duelo perinatal es la dificultad de vincularse con el nuevo bebé, por lealtad al que se fue; por sentir que el nuevo vínculo traiciona al hermano muerto. Con los comentarios del último punto, podemos observar un camino sano de unión y vínculo con el nuevo bebé, a través de la LM, que vemos como un valor añadido fundamental, especialmente importante en estos casos.

Entre las que dicen que no, muchas comentan que lo deseaban, (dar el pecho) y que lo desean de igual modo.

De los puntos que consideramos más interesantes de esta encuesta, porque actualmente no se plantea, es lo que dicen las madres respecto a la pregunta:

¿Qué te parecería dar opción a la madre de donar esta leche?

Agrupamos tres tipos de respuestas:

POSITIVAMENTE

  • Me hubiera ayudado a sentirme útil, en un momento que sentía que no servía para nada.
  • GENIAL, sobretodo si el bebé nace vivo y la mamá se ha estimulado mucho para producir leche. Fue mi caso, me quedó el stock. Tuve que abrir el congelador y tirar la leche a la basura, fue especialmente duro, me hubiera encantado poder donarla.
  • Me parecería estupendo, ayudaría a la madre a sentir que no está todo perdido. Esa leche puede ayudar a otros niños. Es un gesto muy grande dar esa leche. Yo daría la sobrante, no me estimularía… sólo para inhibir la leche naturalmente, gradualmente…
  • Con mi pérdida de 15 semanas ¡me subió la leche! Para mí, fue una lección de la naturaleza. No me gustó que me “obligaran” a cortar con fármacos, quería una forma natural. Creo que me hubiera gustado donarla.

RELATIVO

  • No lo había pensado, pero sería una opción que contemplaría (varias respuestas similares)
  • Opción válida, pero yo emocionalmente no habría podido. Sería para beneficiar a otros niños.
  • Si una madre se viera con fuerzas sería maravilloso. Yo no hubiera tenido ni fuerzas, ni ganas ni ánimos.

NEGATIVAMENTE

  • Demasiado duro, no quería sacarla. Prefiero cortarla, pero si no funciona y sube igual, quizás la donaría. Cuando fallece el tuyo, los demás te dan igual,sinceramente…
  • Y UNA INDICACIÓN CLAVE PARA PROFESIONALES; ACOMPAÑANTES, ASESORAS LACTANCIA: “Quizás hubiera accedido con un buen acompañamiento, un discurso trabajado y con mucho cariño, haciéndome ver la utilidad real de esa acción”.

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Y UNOS COMENTARIOS FINALES PARA REFLEXIONAR:

Me parece muy bien, incluso lo pensé, pero me dio vergüenza proponerlo al personal médico. Cuando me vino la idea, ya me habían dado la Cabergolina (sin consentimiento informado, por protocolo).

Es ambiguo. Cortar me alivió al momento… Pero a la larga, quedó un vacío. Mi cuerpo buscó lo que los medicamentos le habían cortado de repente y la leche subió igualmente al cabo de varios días. No me explicaron los efectos de la inhibición farmacológica ni posibles alternativas. Después del cansancio del parto de mi bebé muerto dije SÍ a todo.

Cuando pierdes un hijo la sociedad tapa lo que no quiere ver…

Y si en confianza comentas que necesitas sacarte leche con la misma confianza se te responde que ¿hasta cuándo continuar con ese sufrimiento que te estás creando? Ese no era precisamente mi sufrimiento, sino la vía de escape a mi dolor. Recuerdo levantarme de madrugada, con dolor de pecho, levantarme a extraer leche y llorar… Esas lágrimas
que brotaban por mi cara y por mi pecho, ese pecho lleno y mis brazos vacíos.

Pasó un tiempo y poco a poco y sin quererlo, necesité extraer menos veces, menos cantidad… Poco a poco como todo, me fui destetanto. Los momentos en los que me cuidaba el pecho, mimaba con esmero la cicatriz de mi cesárea… Eran esos pocos momentos comunes que tenían las mamás “de verdad” y yo… No hubiese sido justo quitármelos también, necesitaba palpar mi puerperio robado.

Traté de donar la leche por vía hospitalaria pero al ser inviable, hice donaciones personales… Me sentí útil por primera vez en bastante tiempo, mi cuerpo, que tanto me había fallado servía para algo.

Es de resaltar que hay pocos comentarios negativos y los que hay, dejan abierta una posibilidad, más o menos remota, a la donación. De hecho, durante muchos siglos, las mamás de bebés muertos amamantaban a otros bebés para evitar mastitis, obstrucciones… Era una solución práctica y común.

Hemos entrevistado a dos abuelas a quienes les sucedió. Ambas han dicho lo mismo: fue muy duro tener un bebé al pecho cuando el tuyo acababa de morir… Pero ambas tuvieron más hijos, y guardan en la actualidad una relación muy especial con esos bebés (ahora adultos) que amamantaron, valoran muy positivamente el hecho de haberlo hecho, remarcando sentirse satisfechas de la buena acción y hablando de estas personas como hermanos de leche de sus hijos.

Susana Cenalmor

M. Àngels Claramunt

Fuente: http://asociacionsina.org/2011/08/01/pecho-lleno-brazos-vacios-manejo-de-la-lactogenesis-ii-en-la-perdida-perinatal-por-angels-claramunt-y-susana-cenalmor/

 

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23/08/2011 By Monica 2 comentarios

Pequeña gran sabiduría

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Hace poco una niña de 3 años le decía esto a una de sus amigas: “las mamás tienen bebés dentro, y algunos crecen y otros no”.

Leído parece tierno, inocente, y posiblemente arranca una sonrisa a quien imagina a una pequeña de 3 años, con su lengua de trapo, expresando cosas que parecen más propias de los adultos.
Pero si repasamos lo que dice la pequeña, vemos que expresa una confianza profunda y firme en la capacidad de dar vida del género femenino. La sabiduría de conocer el hecho de que las mujeres somos, en potencia, madres. De que en nuestro interior la vida puede darse, que de hecho se da, está dentro de nosotras esperando a que una chispa la despierte, a que se desencadene la reacción que haga que gestemos una nueva vida en nuestro interior. En ocasiones esa “chispa” llega y en otras no es así o algo ocurre.

 

 

Capacidad de dar vida

Esta esperanza, esta confianza, este conocimiento de la naturaleza femenina, es algo que todas las mujeres hemos tenido seguramente en algún momento de nuestras vidas pero que, cada una por diferentes motivos, tal vez hemos ido perdiendo. Porque puede darse o no el momento en el que una madre sostenga en brazos a su bebé, pero el inicio de todo lo que puede llegar a ocurrir está dentro de ella. Tanto si sucederá como si no, el origen de la vida está en esa mujer de algún modo incluso desde antes de su nacimiento. El resto, serán circunstancias que se irán cruzando en la existencia de esta mujer.

 

 

Complicar lo sencillo

Esto, que a priori parece tan sencillo de entender, los adultos tendemos a complicarlo cuando las cosas no ocurren como nos gustaría. Solemos llegar a conclusiones que son más bien enrevesados caminos que nos conducen a la culpa, el sentimiento de no estar capacitadas física o emocionalmente para ser madres o la autocompasión entre otros muchos. Y todo ello en ocasiones hace que nos quedemos inmóviles, que no podamos avanzar, reflexionar con calma o pensar con claridad… que no escuchemos nuestras emociones y no podamos buscar ayuda si la necesitamos.
Este proceso  ocurre a menudo cuando una mujer pierde uno o más bebés en cualquier etapa de su embarazo o cuando una mujer no consigue un embarazo que desea y que busca incansablemente a través de todas las opciones que están a su alcance.

Rendirse

Con frecuencia una mujer que tiene dificultades de fertilidad o pasa por una o varias pérdidas de embarazos o bebés ya nacidos puede llegar a una de esas conclusiones. Puede llegar con aparente facilidad a creer que no es válida para tener hijos, que no está hecha para ser madre porque no consigue quedarse embarazada o gestar un bebé sano que criar con todo ese amor que tiene para él.

Cuando una mujer llega a ese punto parece que se ha rendido. Que se ha entregado al hecho de no llegar a ser madre nunca. De no tener capacidad para ello. Pero no siempre es únicamente por las dificultades de su camino. A veces se ha rendido no sólo por esas dificultades que ha vivido y que le han marcado, sino por la falta de apoyos externos que la ayuden a seguir su camino hacia la maternidad.
Porque la maternidad no tiene un único camino. Tiene tantos como bebés nacen cada día, tantos como mujeres deciden convertirse en madres en cada uno de los puntos de nuestro planeta. Tantos como pechos llenos de amor maternal hay en nuestro mundo. Y cada mujer tiene el suyo.
Pero no siempre es fácil. No siempre es decidirlo, quedarse embarazada, dar a luz y llevarse a casa a su bebé sano y fuerte para ser siempre felices juntos. Esto no es realista. Porque, como cada cosa que nos ocurre en la vida, la maternidad tiene sus altos y sus bajos. Sus luces y sus sombras. Aunque sea un proceso inundado del más profundo amor, de ese tipo amor que no espera nada y entrega sin pretenderlo siquiera. De ese amor que se desborda sin más y es generoso en su más profunda esencia.

Falta de apoyo

Entonces, si la maternidad es el acto de amor por excelencia, ¿por qué la sociedad no la apoya?¿Sabemos apoyar algo tan intenso y que rompe todas las reglas sociales existentes porque sólo sigue las “no reglas” del amor? Es muy posible que no. Que no es que no queramos, sino que no sabemos. Tal vez no lo entendemos, simplemente. Pero un buen punto de partida es respetarlo.
Escuchar a la mujer que vive con dificultades su búsqueda de ese bebé, no tratar de entenderla siquiera, sino sólo escucharla. Estar atentos a lo que nos quiere transmitir. Ese es el primer paso para respetarla y comprenderla. Y, si la respetamos, si no tratamos de modificar su camino o decidir por ella, ya estamos ayudándola. Ya la estamos valorando como mujer, como madre que tomará en ese momento y en todos los demás que viva sus propias decisiones. Ya le estamos dando el poder sobre su propia vida y sobre su maternidad.
En lugar de eso, solemos tender a iniciar el camino de la escucha que adoctrina, de la falsa escucha que dirige a la otra persona hacia lo que nosotros pensamos, creemos, hacia nuestros miedos… diciendo cosas como: “no pasa nada, ya lo conseguirás”, “mujer, si tú estás muy bien sin niños”, “¿qué necesidad tienes tú de complicarte así la vida con tratamientos y pruebas?”, “¿no será mejor que adoptes, que es más fácil?”, “uy, vaya lío esto de la adopción! ¿Has pensado bien si te compensa?”. Y, a través de frases así, menospreciamos la vivencia que esa mujer está percibiendo con dolor, cuestionamos su decisión de ser madre, le informamos de que se está “complicando la vida sin necesidad”, minusvaloramos el proceso emocional y psicológico que implica una adopción o convertimos el deseo de ser madre en algo que precisa de compensación de algún modo…
Desconocemos el motivo por el que una mujer desea ser madre. Pero… ¿podremos al menos respetarlo algún día?¿Conseguiremos entenderlo?
Quizás escuchando a los niños, a estos pequeños que parecen no saber nada, aprendamos mucho. Muchísimo.

 

 Beatriz Fernández
Doula en todas las etapas de la maternidad, especializada en duelo.Fuente: http://www.netmoms.es/magazin/maternidad/infertilidad/pequena-gran-sabiduria/

 

 

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07/07/2011 By Monica 1 comentario

Apoyo social en las pérdidas prenatales

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¿Nada que “no existió” se puede añorar?¿Nada que “no fue” se puede amar siempre?¿Algo que realmente no hemos visto nos puede enamorar profundamente? La fría lógica nos dice que no podemos amar a alguien a quien no conocemos, a quien no hemos visto, tocado, abrazado, sentido…

Vivimos en una sociedad en la que sólo existe lo que se puede ver o tocar. El resto no es demostrable o no es válido para nosotros. En una sociedad en la que sentir por lo que “no está” se nos dice que es una pérdida de tiempo, en la que hemos de seguir hacia delante sin mirar lo que fue o lo que pudo ser, sin derecho a nuestras emociones. Pero sin derecho no sólo a expresarlas, sino tampoco a que existan dentro de nosotros. Culpabilizándonos por tenerlas…

 

En esta situación, en esta sociedad en la que todo duelo por la pérdida de un ser querido tiene fecha de caducidad, ¿cómo encajamos la pérdida de un bebé que quizás ni una ecografía nos ha mostrado y del que la única prueba de vida que hemos tenido son las marcas de un test de embarazo y las sensaciones y emociones de una mujer que ha sentido esa vida en su interior?

 

¿Y qué ocurre cuando esa vida no continúa?¿Qué ocurre cuando ese bebé no llega a los brazos y el pecho de su madre?¿Cómo actúa la sociedad ante esta pérdida?¿Qué apoyo recibe esa madre?¿Ha sido realmente madre en algún momento?

 

Para comenzar, esta mujer ha tenido dentro una vida, un feto o un cigoto que era el inicio del camino a la vida de un bebé que, por algún motivo, no ha llegado. Pero ha existido sin lugar a dudas. Así que sí, esa mujer ha sido madre.  Ha creado su relación con su bebé incluso a veces sin darse cuenta, de modo instintivo. Le ha cuidado, alimentado y amado quizás sin saberlo durante unas semanas preciosas en la vida de ambos, incluso aunque hayan sido pocas. Quizás ha hecho su proyecto mental para su bebé, tomar decisiones para él, hacer planes, imaginar a ese precioso ser que llegaría.

Entonces, si una madre ha perdido a su bebé, ¿cómo apoya nuestra sociedad a esta mujer?

 

Lo primero es entender que, debido al modo en que nuestra sociedad entiende las relaciones y las emociones, esa mujer no suele ser considerada madre. Se le considera normalmente como una enferma a quien los médicos han curado o deben curar de la enfermedad que supone el bebé que no ha llegado a ser. Y esa consideración es la que recibirá la mujer en la mayor parte de los casos tanto por parte de la sociedad general como por parte del sistema sanitario. Así que, por esta forma de ver esa pérdida como una enfermedad y por lo frecuente que es por desgracia el perder un  embarazo, el apoyo es el mismo que se le da a una persona que se opera de anginas, por ejemplo. Y a esas personas no se les da apoyo, sino cuidados físicos durante el ingreso hospitalario y poco más…

 

Pero, ¿qué pasa cuando ya ha pasado la parte física de la pérdida? Cuando el aborto ya es un hecho consumado; cuando esa mujer recibe el alta o se le confirma que ya “está todo bien” (¿lo está de verdad?) En ese momento ¿qué trato recibe?¿Tiene apoyo social?¿Por qué habría de tenerlo si esto ha sido algo así como curar una enfermedad y ya todo ha pasado?¿Debe estar bien?¿Debe estar ya preparada para intentarlo de nuevo?

 

Todo esto es lo que hay que plantearse, lo que hemos de preguntarnos respecto a las pérdidas tanto de embarazos tempranos como avanzados y en pérdidas tempranas de bebés. Porque no nos podemos permitir una sociedad en la que la bandera sea el “no ha pasado nada”, el “vuelve a intentarlo”, el “ya tendrás otros hijos”… Porque sí, quizás esa mujer tenga otros hijos, pero serán otros y no el que ya ha tenido dentro. Así que ese pequeño que ha estado dentro de ella, que ha vivido dentro de su mamá hay que darle el espacio que merece. No esconderlo, no eliminarlo de la memoria y mirar para otro lado, sino reconocer que ha estado con nosotros de algún modo, que habíamos pensado en él, quizás le habíamos imaginado, seguramente le habíamos hablado y no puede desaparecer en un abrir y cerrar de ojos. No podemos negarle la existencia y tampoco debemos permitir que la sociedad se la niegue.

 

Eso no significa vivir en el dolor permanente, sino reconocer esa relación, ese amor que se había iniciado hacia nuestro bebé. Convertirlo en un tipo de amor distinto, que no espere un encuentro físico, una caricia o una mirada de cariño y complicidad. Y hacer que la sociedad entienda que ha existido.

 

Beatriz Fernández

Co-Directora de Ser Doulas
http://serdoulas.blogspot.com/

 

 

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04/07/2011 By Monica Deja un comentario

Hospitalización durante la pérdida de nuestro bebé. Aspectos emocionales.

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Por Nuria Otero y Beatriz Fernández.

Ponencia presentada dentro del marco de las Jornadas: Las distintas caras de la Vivencia Maternal.

Todos conocemos el ciclo vital de los seres vivos: nacen, crecen se reproducen y mueren. Todos conocemos más o menos cómo se inicia un embarazo, cual es su desarrollo y cómo se puede dar el momento del parto. A todas nos han contado que nos quedamos embarazadas y, nueve meses más tarde, nos llevamos de premio un precioso bebé a nuestra casa. Pero en muchas ocasiones este ciclo vital no se cumple o lo hace con dificultades, incluso es posible que ese “premio” no llegue y hemos de afrontar esa ruptura.

Como ya sabemos, una de las causas de hospitalización en el embarazo es la amenaza de aborto. Muchas veces todo queda en un susto, reposo y control posterior durante un tiempo o durante todo el embarazo. Pero, tristemente, otros finales no son felices.
Más mujeres de las que imaginamos han tenido que pasar por la pérdida de un bebé tanto en las primeras semanas de embarazo como, con menos frecuencia, en etapas más avanzadas de su gestación.

La noticia de la pérdida de un bebé genera en la mujer y en su pareja no solo tristeza, sino múltiples sentimientos que a veces no sabemos gestionar y van desde la culpabilidad:
– Nos decimos a menudo: “Si no hubiera cogido ese peso…”; “Si no hubiera dudado si tener al bebé o no…”; “Si hubiera cuidado mejor de mi mujer…”
Podemos pasar también por la negación a que esto sea real, que nos hace desconfiar de la tecnología que lo ha diagnosticado y de los profesionales que la manejaban por mucho que nos aseguren que el diagnóstico es correcto.

Y, al aceptarlo, podemos perder la confianza en nuestra capacidad física para ser madres, lo que puede marcar nuestras siguiente maternidades o incluso hacer que nos replanteemos la decisión de ser madres.
Todo esto nos puede ocurrir. Y realmente ni nos estamos planteando el demoledor efecto emocional de abortos repetidos.

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Así podemos pasar por estados de:
– Culpabilidad.
– Dolor.
– Incomprensión.
– Baja autoestima.
Estas son algunas de las emociones que podemos experimentar y que en el hospital, ese lugar donde tenemos por toda ocupación dar vueltas a nuestras ideas y sentimientos, donde quien se suele dirigir a nosotras está acostumbrado seguramente a casos como el nuestro a diario, pueden hundirnos mientras, por otro lado, recibimos de modo rápido y rutinario informaciones y tratamientos que muchas veces no entendemos.

Nuestro proceso interior hace que necesitemos otros tiempos, otros ritmos para asimilar esas informaciones y tomar decisiones plenamente conscientes. Pero el sistema sanitario suele carecer de ese tiempo. El personal actúa del modo que marcan los protocolos y estos protocolos no suelen atender a las emociones de esa mujer y/o su familia.
Para el sistema se trata de ir preparando a las mujeres que van a pasar por un legrado de un modo eficiente, como si se tratara de una cadena de montaje que, por operatividad, es el sistema más efectivo y aconsejable. Pero humanamente destroza a la mujer, le hace sentir que es una “cosa” que se ha roto y han de arreglar. Y no se puede pedir a la mujer que entienda el por qué de ese modo de actuar del sistema. Bastante tiene con sobrellevarlo junto a su marea de emociones.

La atención a esas emociones es la que precisamente marca la diferencia. La que no elimina el dolor, pero ayuda a encauzarlo.
Nos ayuda a entender nuestra falta de culpa, a verbalizar lo que pensamos y sentimos para que podamos trabajar con ello; a ser más conscientes del procedimiento médico; a confiar en que nuestro cuerpo puede darnos el regalo de la vida.

¿Si en un accidente en el que perdemos a alguien querido podemos necesitar apoyo psicológico y/o emocional, en la pérdida de nuestro bebé realmente no es necesario? No, no es necesario: es fundamental.

Para el sistema sanitario, siguiendo el lenguaje médico y legal que han de utilizar, es un feto, un embarazo incipiente, una gestante primípara, un hematoma placentario…
Pero para nosotras es nuestro bebé, nuestra ilusión y esperanza de ser madres, nuestro primer y emocionante embarazo, el riesgo de que nuestro bebé no llegue a estar en nuestros brazos…

Evidentemente, el punto de vista hospitalario es absolutamente distinto al punto de vista emocional. Y lo es tanto en el embarazo, como en una pérdida y, por supuesto, en el parto.

Fuente: http://serdoulasinfo.blogspot.com/2011/01/hospitalizacion-durante-la-perdida-de.html

 

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20/06/2011 By Monica 2 comentarios

Lactancia y Duelo. Congreso de Fedalma. Casteldefels 2011

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Los días 1 y 2 de julio se celebra en Castelldefels el cCongreso de Lactancia materna organizado anualmente por la Federación española de grupos de apoyo.

 

Susana Cenalmor y M.Àngels Claramunty presentarán la comunicación libre:

Pecho lleno, brazos vacíos: manejo de la lactogénesis II en la pérdida perinatal

Las pérdidas perinatales son  un tema tabú en la sociedad actual que comienza a destaparse: Un tema que durante años ha sido escondido y con él, calladas las voces de millones de mujeres que han pasado por tal situación. Cuando una mujer pierde a su hijo la sociedad  la silencia. No se habla de bebés, se guarda el ajuar preparado y se venda el pecho, un pecho lleno, de amor que desgarra, de dolor… y de leche.

La subida de leche tras una muerte perinatal  es un hecho posible  a partir del  segundo trimestre de embarazo. A veces incluso antes. Dado el número de pérdidas que suceden (en el año 2009, el INE registró una tasa de 4,55 casos por cada mil nacidos vivos de pérdidas perinatales sumando un  total de 2621 casos  y 49889 casos de embarazo con resultado abortivo registrados), podemos afirmar, por tanto, que esta vivencia  afecta a un número importante de mujeres

Tras  varios años de trabajo en acompañamientos  a madres que han perdido  a sus bebés  hemos podido observar la clara falta de información o información errónea que reciben las mujeres acerca del manejo de la lactogénesis II cuando han perdido a su hijo. Hemos realizado una encuesta-seguimiento de 20 casos en los que  las madres nos relatan su experiencia con el fin  de valorar el impacto psicosocial que ha representado  para ellas.

Hemos observado  que no  existe ningún tipo  de protocolo  ni estudio que valore el impacto que puede suponer  este manejo. Pretendemos abrir  una línea de trabajo basada en la revisión de protocolos actuales  y /o creación de nuevas guías de actuación  con el objetivo de que se tenga en cuenta las necesidades y el correcto acompañamiento de las mujeres con los pechos llenos y los brazos vacíos.

Por lo general la  lactogénesis II  se inhibe en estos casos de manera farmacológica sin informar previamente a las madres en la mayoría de las ocasiones. Tras estudiar las encuestas realizadas se relata como a la  gran mayoría no se les informó, o bien les impusieron el fármaco por prescripción médica o bien no se trató ese punto: no se les dio medicación ni se les informó de lo que podía ocurrir en caso de subida de leche.

Observamos una necesidad de normalizar un tema tabú en la sociedad, ofreciendo información clara, formación básica a profesionales y asesoras en duelos perinatales.

Invitamos a una reflexión sobre las prácticas protocolarias habituales o falta de protocolo en estos casos

 

Proponemos  abrir posibilidades de actuación relacionadas con la facultad de dotar a las madres para que puedan escoger el tipo de manejo frente al inicio de la lactogénesis II: inhibición farmacológica o fisiológica de la lactancia, así como diferentes posibilidades de uso de la leche extraída (donación, uso para otros hijos…)

 

Alertamos de la necesidad de dar información (consentimiento informado), dejar elegir y dar apoyo emocional a la mujer durante este proceso.

M. Àngels Claramunt y Susana Cenalmor

 

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12/06/2011 By Monica Deja un comentario

Entrevista a Beatriz, doula, en Espejo Público

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07/06/2011 By Monica Deja un comentario

Bebés y más: “El entorno niega el dolor del aborto”. Entrevista a la psicóloga Mónica Álvarez (I)

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Copio aquí la entrevista publicada en Bebés y más. Cada vez el Duelo Gestacional y Perinatal es noticia en más espacios físicos y virtuales.

 

 

Hoy, queriendo ampliar el tema ya tratado de las necesidades psicológicas de una mujer que sufre un aborto, vamos a entrevistar a Mónica Alvarez, psicóloga especializada en Terapia de Pareja y Familia. Es, además, junto a M. Àngels Claramunt, creadora del foro Superando un aborto, donde comenzó pretendiendo dar apoyo y escucha a las madres y sus familias, pero que llegaría también a compartir personalmente cuando perdió un embarazo muy deseado.

Actualmente es madre de dos niñas y profesionalmente atiende consultas online tratando de conciliar su profesión con la crianza de sus hijas y podemos leerla en dos páginas fundamentales para entender las implicaciones emocionales del aborto, Duelo gestacional y perinatal y Psicoterapia perinatal.

En nuestra entrevista a la psicóloga Mónica Álvarez vamos a profundizar en los aspectos psicológicos del aborto y sobre el momento de pedir ayuda a un especialista, tema del que hablamos con la psicóloga Paz Ferrer y que ahora completamos con una segunda opinión para dar a nuestros lectores una visión lo más completa posible.

¿Qué impacto tiene el aborto en la mujer?

Para una madre perder un hijo mientras lo está gestando puede ser una experiencia devastadora que ponga su casa mental-emocional-social… patas arriba. Como todas las crisis vitales, es un momento en la vida para cuestionar muchas cosas que se creían inamovibles, es un oportunidad de crecimiento emocional y espiritual que deja una huella indeleble en la persona, tanto si se aprovecha, como si no.

 

En nuestra sociedad se nos educa para la vida, no pensamos que la otra cara de la moneda de la vida es la muerte y que no es algo que siempre toca a los demás. Cuando una mujer se queda embarazada lo último que piensa es que lo va a perder, en la mayoría de los casos. Aunque tenga casos cerca y los tenga en cuenta, el descubrir que le está pasando a ella puede ser un shock inmenso incluso en los primeros estadíos del embarazo. Esto se agrava porque además hay poco espacio para llorar, despedirse, honrar a un bebé que sólo tuvo vida dentro del útero.

¿Es igual la vivencia para todas las mujeres?

Cada mujer es un mundo y cada una lo puede vivir de manera diferente. Hay otras variables que influyen también en la manera de procesarlo (si se han vivido o no duelos previos, cómo ha sido su historia vincular con la propia madre, el apoyo que reciba sobre todo de su pareja…), pero de cualquier manera, lo que solemos decir a las mamás que entran en el foro Superando un aborto en busca de información, apoyo, consuelo es que, casi cualquier cosa que se le pase a una por la cabeza, que no se preocupe, que seguro que es normal para esa persona.

¿Depende la reacción emocional del tiempo del embarazo?

No. No se puede comparar el dolor. Al foro vienen mujeres que han perdido a sus bebés en cualquier mes de la gestación y todas traen su dolor, su angustia, su pena a cuestas. No se puede comparar el dolor de quien perdió un bebé en el 7º mes con quien lo perdió en la semana 7ª de gestación. Nadie tiene el derecho de atribuirse el título de “mi dolor es más fuerte” porque no tenemos ningún aparato que lo pueda medir.

El dolor es muy subjetivo y hasta el bebé que se fue pesando unos pocos gramos se lleva consigo toneladas de ilusiones rotas.

 

¿Es diferente el duelo en una perdida perinatal?

El duelo como concepto, las fases psicoemocionales que se atraviesan son las mismas para todas las personas en todo tipo de pérdidas. Desde perder un ser querido, un trabajo, una mascota, un brazo que te han amputado, el reloj que te regalaron en la comunión… todos son pérdidas y conllevarán su propio duelo, más o menos intenso según la característica de la pérdida. Aunque el duelo como tal es universal luego cada uno lo hace propio, a su manera.

En nuestra sociedad se cree que el primer trimestre es el “peligroso”, es el la etapa de la gestación en la que más pérdidas se producen. Una vez pasado éste muchas mujeres se olvidan de que la vida y la muerte muchas veces van de la mano y que aunque estadísticamente el número de pérdidas que se producen en el segundo y tercer trimestre es menor, también ocurre. Será en un porcentaje muy pequeño, pero al que le toca, le toca el 100%. El shock, la sorpresa, son mayores.

La mayoría de las mujeres que se quedan embarazadas no piensan en que lo podrían perder, siempre es una sorpresa. Pero haber sentido al bebé en el vientre, haber pasado los nueve meses de embarazo, y perderlo, hace que el bebé sea más real. Como en esas pesadillas en las que ya estabas casi a punto de conseguir tu deseo y se escapa cuando lo tienes justo al alcance de la mano.

¿Deberían ofrecer ayuda psicológica a todas las mujeres que pierden un embarazo?

Sería muy interesante ofrecérsela sí, aunque en nuestra sociedad no hay cultura de tratarse a nivel emocional, ni en estos casos ni en ningún otro.

¿Se hace bien la atención emocional al aborto en general en los hospitales?

En los hospitales se ocupan de la parte física de la pérdida. Luego hay que tener suerte y topar con personal con un mínimo de sensibilidad.

Para las pérdidas a partir de la semana 28 comienza a haber protocolos en algún hospital para acompañar a los padres de manera más humana. Pero en general el trato por parte de los profesionales de la medicina es bastante aséptico y en muchos casos con una falta total de tacto.

Es verdad que, por ejemplo, el oficio de una enfermera es curar la herida física, pero también hay un trato emocional que hay que ayudar a sanar, o al menos no interferir ni hacer que se dañe más aún. El problema es que para tratar con un ser doliente hay que estar familiarizado con el propio dolor, con la propia historia de duelos y esto es algo que se evita siquiera aceptar que existe.

Hay muy poca formación en general en inteligencia emocional en los trabajadores de hospital, al menos en el área de obstetricia y ginecología.

 

¿Están preparadas las mujeres para esto?

Nunca se está preparado para una pérdida. Sabemos que la muerte existe, pero siempre es algo que “les pasa a otros”. Aunque ya hayamos pasado por ello y estemos sobre aviso, una nunca está preparada para perder un hijo.

Ni las mujeres están preparadas, ni, como he dicho, en muchos casos, los profesionales que las tratan en el hospital. En Superando un aborto muchas mujeres vienen con una carga traumática considerable a consecuencia del trato recibido en el hospital.

¿Sería necesario preparar a las gestantes para esta posibilidad o no hay preparación posible?

El problema es que esta sociedad nuestra hace una negación total sobre la muerte y en concreto en este sobre la pérdida de un bebé en el seno. Habría que darle la vuelta a toda la manera que se tiene de vivir y tratarlo, algo que al fin y al cabo es tan normal como la vida misma. Las personas aprendemos por imitación, la mujeres aprendemos a callar y a ocultar si eso es lo que les hemos visto hacer a nuestras madres, tías, abuelas, vecinas…

Lo ideal sería introducirlo en las clases de preparación al parto, pero desconozco qué tipo de acogida tendría. Además las clases se suelen hacer en el tercer trimestre, con lo que las pérdidas anteriores no se tratarían. A lo mejor la matrona en la primera visita del embarazo podría hablar de ello, como una posibilidad más, informar qué hacer en caso de, para que no pille sin información de ningún tipo.

De todas formas, sigo pensando que el entendimiento del aborto es un problema de esta sociedad. En el momento en que se pueda hablar con normalidad de la pérdida fisiológica como otra fase del desarrollo psicosexual de la mujer y recuperemos el derecho a parir a nuestros hijos estén vivos o muertos…; cuando esté normalizado el perder un bebé y poder llorarle, cogerse una baja, estar K.O. porque eso es lo que nos pide el cuerpo sin que se nos pongan trabas ni exigencias de estar bien o de volver “a la vida normal”. Entonces sabremos que la pérdida es un golpe muy duro, pero que la vida sigue. Ahora para muchas mujeres el aborto es un gran pozo negro del que no saben ni si llegarán a salir.

¿Cuándo es indispensable la atención psicológica?

El duelo comprende una serie de etapas, según Elisabeth Kübler Ross hablaríamos de shock, negación, negociación, tristeza, ira, aceptación.

Cada persona las vive de una manera diferente. A veces se solapan etapas o se cambia el orden, lo que es seguro es que se va transitando de una a otra. Al cabo de un año se puede haber hecho todo el camino, aunque hay personas que necesiten más tiempo. Si hay una fijación en alguna de las etapas que bloquea el avanzar ahí habría que ver qué es lo que está sucediendo y cómo “desatascarlo”.

Nuestra sociedad está fijada en la negación de la muerte en el vientre materno, con lo que muchas personas se quedarán fijadas ahí también al no tener modelos de referencia en los que apoyarse para avanzar. No lo veo, luego no existe, aquí no ha pasado nada.

En otros duelos el doliente tiene la oportunidad de llorar, cogerse una baja si lo necesita… Tiene derecho a deprimirse durante un tiempo. Aquí no. Muchas mujeres a las que les han detectado una malformación se van a hacerse un IVE y al día siguiente a trabajar. Y aquí no ha pasado nada.

¿En qué síntomas nos podemos fijar para detectar la necesidad de ayuda psicológica?

Un síntoma claro es la negación, que alguien te diga que no lo necesita y tú la ves que está hecha polvo, triste, tal vez descuidada, con síntomas físicos (diferentes enfermedades que pueden manifestar a nivel físico el desequilibrio energético interior), que deja de salir, de relacionarse, que adelgaza o engorda muchos kilos en poco tiempo.Todos estos síntomas pueden darse en una persona o darse uno sólo.

Hay que ser conscientes del nivel de bienestar que se ha perdido desde la pérdida, el tiempo transcurrido (tres meses después sería normal, dos años después, no), los apoyos que se tienen.

A veces se necesita terapia no ya por el tema del duelo, sino para neutralizar la influencia nefasta que pueden ejercer amigos y familiares mal informados y no digamos los servicios médicos.

El entorno niega el dolor del aborto

¿Cómo convencer a una mujer que niega necesitar ayuda?


No se puede convencer a nadie que no quiera hacer terapia a hacerla. La terapia ha de ser voluntaria. Lo importante es que la mujer sepa que puede acceder a este recurso y que lo haga cuando sienta que lo necesita.

 

Hay otro problema y es que la mayoría de las personas cada vez tienen más conocimientos de psicología, y eso es bueno, significa que hay interés, que la información corre libre. Pero hay un problema, que se pretenda ayudar a quien lo que necesita es un profesional. O que la persona necesitada de terapia se autoconvenza que lo suyo se arregla hablando con las amigas. Hay cosas que se pueden solucionar, sí, pero hay problemáticas, como los traumas, que precisan ayuda profesional, pues puede hacerse más daño que otra cosa si se intenta hurgar sin tener los conocimientos adecuados.

¿Qué hace mal el entorno en estos casos?

 

Como decía anteriormente, el entorno mayoritariamente lo que hace es negar el dolor del aborto. Hay casos en los que la familia reacciona estupendamente y apoya y ayuda a los padres, pero lo normal suele ser lo contrario.

 

La pérdida se ha vivido siempre como un tabú, con lo que la pareja que lo sufre se suele ver sola a la hora de elaborar su duelo. Las típicas frases que se dicen cuando no se sabe qué decir de “mujer legrada mujer embarazada”, “tienes más hijos”, “ahora tienes que ser fuerte por tus otros hijos”, “total eres ya mayor”, “total, con la guerra que dan los niños”, etc. hacen más daño que otra cosa. Si no sabes qué decir, es mejor permanecer callado, de verdad que se agradece no tener que escuchar tonterías.

¿Es normal necesitar ayuda? ¿Nos hace eso más débiles?

Al contrario, pedir ayuda nos hace más fuertes. O somos más fuertes cuando pedimos ayuda. Otro tabú y otro mito: está mal visto ser vulnerable. Nos han vendido la película de la Superwoman y nos lo hemos creído tanto que ya no sabemos quitarnos la capa.

 

 

¿Cuáles son las fases normales de un proceso de duelo?

Hay varias maneras de “contar” las fases según la escuela psicológica o el autor que lo haga. A mí me gusta la que enunció Elisabeth Kübler Ross: Shock, negación, negociación, ira, tristeza, aceptación.

¿El tiempo para superar un aborto es variable?

Se suele dar un año para transitar todas las fases del duelo, aunque puede haber personas que les cueste algo más o algo menos. Suponen toda una escuela de crecimiento, es como la imagen de la serpiente que cambia de piel. El duelo también nos cambia y nos convierte en personas distintas, más fuertes, más seguras. Y para eso hace falta tiempo, cada uno sabrá cuánto necesita.

 

Con esto terminamos la primera parte de esta profunda y enriquecedora entrevista a la psicóloga Mónica Álvarez, especialista en duelo gestacional y perinatal, que nos ha enseñado mucho sobre las emociones del aborto y la manera de vivir este duelo indispensable. Habrá una segunda entrega en la que seguiremos descubriendo más cosas sobre lo que una psicóloga y terapeuta especialista en duelo puede enseñarnos.

En Bebés y más | Abortos naturales: aspectos psicológicos, Abortos naturales: causas y tipos de aborto, La depresión por la pérdida de un embarazo puede durar varios años, Pérdidas de sangre en el primer trimestre de embarazo, Abortos naturales: causas y tipos de aborto, Abortos naturales: ¿se pueden prevenir?

Fuente: http://www.bebesymas.com/embarazo/el-entorno-niega-el-dolor-del-aborto-entrevista-a-la-psicologa-monica-alvarez-i

También se hizo eco de este artículo: http://mimosytta.wordpress.com/2011/06/07/entrevista-a-monica-alvarez-en-bebes-y-mas/

 

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02/06/2011 By Monica 6 comentarios

Del blog de Kai: Contacto piel a piel

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Paloma es una mamá muy especial que tuvo el pasado otoño un bebito también muy especial llamado Kai. Queremos enlazar a su blog con este relato. Otro día os hablaremos más de ellos. De momento es nuestra manera de unirnos a la celebración del Día Mundial de los Derechos del Nacimiento, el 7 de junio de 2011.

Contacto piel a piel (5-2-11)

Recuerdo como si fuera ayer, que después de parir a mi hijo primogénito me sentí poderosa, ese poder, esa sabiduría ancestral me han acompañado desde entonces. “Me sentí una con todas las mujeres que han parido alguna vez. Me sentí poderosa y conectada con algo de mi interior que no sabía que estaba ahí. Ocupé mi puesto entre el linaje de las mujeres madres”. Suelo estar conectada con mi cuerpo y siempre me he sentido profundamente conectada con mis hijos, cuando estaban creciendo dentro de mi. En este último embarazo esta conexión ha sido vital y me atrevo a decir que providencial. Yo no sabía entonces lo que acaban de confirmarnos tres  meses después de su concepción (que tenía una trisonomía incompatible con la vida). En todo momento me negué a hacerme amniocentesis, cariotipos, por lo que a parte de la información de las ecografías, no sabíamos exactamente el problema que pudiese tener nuestro bebé. Por eso los médicos nos ofrecían (aparte del aborto), la posibilidad de intervenciones intrauterinas, de provocar el parto, de operar al bebé nada más nacer etc…Y yo después de instantes de duda, siempre decía a todo que NO, porque yo no veía futuro. Cuando el parto era inminente volvieron a preguntarnos que hacer con el niño cuando naciese y  tras una mirada a mi marido yo bien segura y con lágrimas en los ojos, dije que lo único que deseaba era que mi hijo permaneciese en contacto piel a piel conmigo.
Nuestro bebé vivió aproximadamente quince minutos, pero esos minutos permaneció encima de mi pecho y con su manita agarrado al dedo de mi marido. Hoy hace tres meses de aquella bienvenida y de aquella despedida y me siento profundamente feliz e inmensamente agradecida. ¡¡¡Gracias Señor porque me diste en esos momentos “sabiduría” para no escuchar a aquellos “expertos” que me decían que en  una situación así, el contacto piel a piel era algo secundario!!!!.
…..Es lo único que se llevó nuestro hijo de recuerdo…. de su corto paso por esta vida….el olor, el calor, el amor, de su mamá y su papá.

Nota: La cita de diferente color aparece en el libro “Cuerpo de mujer, sabiduría de mujer”

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30/05/2011 By Monica 5 comentarios

COMPARTIENDO LA PÉRDIDA DE UN BEBÉ ENTRE EMBARAZADAS

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Por Gabriella Bianco.

Confieso que no amo los imprevistos, aunque cuando llegan me brindan excelentes oportunidades de aprendizaje. En esta ocasión en particular, el imprevisto fue un gran regalo que la vida nos trajo a mi y a las mujeres y hombres con quienes compartí unas horas el pasado sábado por la mañana, en un pueblo del interior de Mallorca.
Estaba invitada a dar una charla acerca de las consecuencias psicológicas de la maternidad empezada por un parto que no fue lo que hubiéramos esperado o deseado. Se trata de un tema que me resulta muy familiar, una charla que he repetido varias veces. El público que suele llegar está compuesto en su mayoría por mujeres que han sido madres por cesárea o por partos muy intervenidos y que acarrean diversas lesiones y/o consecuencias importantes en sus vivencias como madres y mujeres, así como en su salud bio-psico-social.

Esta vez fui a un pueblo…y venía avisada de que en un pueblo el público suele ser más “imprevisible” y/o eterogéneo.
Con un número reducido de asistentes preferí empezar por una ronda para presentarnos y explorar las expectativas que cada un@ tenía a la hora de acudir, la motivación con la cual cada un@ lllegó a decidir pasar una estupenda y soleada mañana de sábado en la Bibilioteca Municipal (!).

Escuchando l@s asistentes me di cuenta que estaban planteando dudas y necesidades muy distintas entre ell@s. Decidimos entonces conjuntamente seguir escuchando-nos, tratando de resolver dudas y dar información “sobre la marcha”, reservando para el final un espacio más reducido dedicado a las consecuencias de un parto/nacimiento muy intervenido y las consiguientes implicaciones para la salud perinatal.

Entre l@s assitentes había mujeres embarazadas que esperaban con ilusión y cierto miedo a su primer bebé.

También asisitían mujeres que habían sido madres por cesáreas no respetadas y partos muy intervenidos, que habían dejado secuelas en sus cuerpos y en sus almas.
Asistía también una comadrona sensible e implicada con su trabajo y las mujeres, quien planteaba la dificultad de acompañar un puerperio o posparto caracterizados por la insatisfacción y dolor de la madre, recalcando la necesidad de adquirir nuevas herramientas de acompañamiento para ponerlas al servicio de las usuarias desde su lugar como profesional.
La última en hablar fue una mujer con una mirada atenta y tierna, quien se había sentado a mi derecha en la ronda que habíamos formado al sentarnos en círculo. Empezó tímidamente diciendo que el título de la charla le llamó la atención…porque su parto no había sido lo que hubiera deseado, especialmente porque consciente de parir a un bebé a término que ya no vivía. Habiendo pasado unos meses desde su parto y la pérdida de su bebé, llegó a la charla buscando información acerca de cuando y como poderse enfrentar a una nueva maternidad, ya que confesó sentir cierto temor e inseguridad cara a un futuro embarazo.
Estaba hablando de su experiencia de parto una mujer para la cual el parto había significado desprenderse para siempre de su amado bebé. De forma muy espontánea surgió que empezara a compartir su experiencia de transición de mujer a mujer-madre (es decir su experiencia de parto) con las otras mujeres, y muy especialmente con quienes tendrían sus partos dentro de pocas semanas y acababan de confesarnos sus temores y dudas.
Con valentía y emoción esta mujer nos contó como llegó al hospital con un bebé cuyo corazón había dejado de latir en la semana 39 de gestación, suplicando por una cesárea para “que me lo saquen y todo se acabe rápido“. Ahí la recibió una ginecóloga que la escuchó para luego informarla acerca de las ventajas de un parto vaginal para preservar una futura vida reproductiva saludable, y la invitó a meditar una decisión con tranquilidad. Nos contó como había sido acompañada en todo momento con serenidad, respeto y amabilidad.
Explicó lo fácil que había sido para ella parir a su bebé, como puede ser de placentero el parto y de soportable el dolor. Nos transmitió con emoción toda la intensidad de su parto, de como habló con su pequeño mientras le invitaba a salir al mundo y separarse de su cuerpo diciéndole “Ayúdame cariño, esto es algo muy importante y lo último que haremos juntos mamá y tu“, de como la matrona que la estaba acompañando se emocionaba con ella, de como le dijo “tu bebé es precioso!” en cuanto le recibió y antes de pedirle permiso para apoyarlo en cima de su pecho y dejarles solos (padre, madre y bebé) durante un tiempo. Y nos transmitía con cada palabra, con cada gesto de como este trato humano y cálido había contribuido a hacer que se sintiera Madre en este momento, protagonista de este irrepetible circustancia junto a su pareja y a su bebé.
Esta madre estaba visiblemente emocionada y agradecida por poder compartir su bella experiencia de parto sin esconder ni evitar la inmensa tristeza y dolor por haber perdido lo más querido de sus amores, dando ánimos a las madre embarazadas “…parir es maravilloso, ya veréis, os dejará con mucha fuerza, es intenso y es una bendición…y más cuando tu bebé se queda contigo y le puedes seguir abrazando y amamantando…“. Sus palabras, su tono de voz, su dulce sonrisa, sus ojos brillantes de lágrimas nos llegaron como un inmenso regalo al alma, como un abrazo cálido y empoderante, como sabiduría profunda y generosa.
La Matrona veló por esta madre, padre y este bebé durante todo el tiempo del parto, supo brindar buena información a la mujer/pareja, recogimiento a la familia, dejándoles tiempo para tomar las decisiones importantes, hablándoles dulcemente de lo lindo que era su bebé y ofreciendo a la madre contacto piel con piel, fotos, una cajita de recuerdos (paño en el que envolvieron al bebé al nacer, brazalete con su nombre, hormas de pies y manos…), etc. La mujer no se sintió en ningún momento juzgada ni abandonada, sino acompañada y sostenida, cuidada y contenida.Cuanto me hubiera gustado que otras muchas mujeres que aprecio y quiero, madres de bebés que se han ido demasiado pronto, hubieran podido vivir el momento de parir a sus bebés sin vida con el mismo trato amoroso, digno, humano y altamente profesional que recibió esta madre al separarse y despedirse para siempre de su hijo!
Una madre que se encuentra en la situación de parir un bebé sin vida tiene naturalmente el mismo derecho al mejor y más respetuosos de los acomapñamientos! Ya es extremadamente grande el dolor por la pérdida como para gestionar más dolor por un trato anónimo o que puede incluso dejar secuelas que perjudiquen no solamente el inevitable proceso de duelo al que esta madre (padres) se enfrentará, sino también su futura vida sexual y reproductiva, además de su salud mental.

LA PÉRDIDA DE UN BEBÉ

Gracias a esta madre que apareció como si de un angelito se tratara en una ocasión como la de este pasado sábado, hoy sabemos que estas heridas añadidas se pueden evitar gracias a un acompañamiento profesional sensible y respetuoso. Nos hemos emocionado con ella, nos hemos sentido cerca y hemos admirado la profesionalidad y la humanidad de aquella matrona con la que hoy la mujer se siente profundamente agradecida, a la que nunca olvidará por haberla acompañado con Amor en el momento más feliz y -a la vez- más triste de su vida.

Gracias a la presencia de esta madre en este espacio destinado a una charla que se dejó atrás para priorizar las necesidades de l@s asistentes, pudimos abrir una reflexión acerca del nacimiento y de la muerte como abertura y cierre del mismo ciclo vital y partes de un todo, de la cercanía de nacimiento y muerte desde un punto de vista simbólico y arquetípico…

La matrona que acompañó a esta mujer en su parto asisitió el otoño pasado a uno de los cuatro seminarios de capacitación en “Atención al Duelo por Muerte Perinatal”, formación por la cual apostó la Associaciò Balear de Comares en 2010, organizando seminarios en todo el Arcipélago. Esta acción formativa dió la posibilidad a más de 90 profesionales sanitarios de profundizar sus conocimientos y ensayar nuevas herramientas de actuación y buenas prácticas acerca de un tema que ha sido tabú durante demasiado tiempo, tanto en las Universidades como en los paritorios de nuestro país. Estoy gratamente sorprendida de la rapidez, eficacia y sensibilidad con la cual alguna matrona ha podido realizar cambios muy considerables en la atención a la muerte perinatal en tan breve tiempo. Esto me confirma que el cambio es más de la formación, conocimientos y una buena dosis de evidencia científica. El cambio es un cambio de actitud y depende de la voluntad de explorar los propios sentimientos, conectar con la emoción, aprender a gestionarla y, desde ahí, poner en marcha una acción que marca el cambio.

Salí conmovida, feliz y confiada -más que nunca- que el cambio es imparable y se ha de seguir haciendo entre todas, que las mujeres -juntas- lo conseguiremos!
Gracias desde el profundo de mi corazón a esta maravillosa madre de un bebé-estrella para enseñarme que esto es posible, a su matrona por su saber estar, a l@s asistentes que compartieron esta gran lección conmigo este sabado y a su capacidad de acoger a la madre que nos habló con los brazos vacíos y a todas las mujeres que me permiten aprender de ellas cada día, desde las lágrimas y las sonrisas!
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